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Redadas en China contra estudiantes marxistas y activistas laborales

Un número pequeño pero creciente de universitarios se moviliza en defensa de los derechos de los trabajadores en nombre de los ideales comunistas

Macarena Vidal Liy
 Miembros del Partido Comunista de China celebran el aniversario del nacimiento de Karl Marx, el pasado mayo.
Miembros del Partido Comunista de China celebran el aniversario del nacimiento de Karl Marx, el pasado mayo.HOW HWEE YOUNG (EFE)

China ha detenido al menos a una docena de jóvenes activistas, varios de ellos universitarios de élite, que han participado en actos públicos para defender los derechos de los trabajadores. Los arrestos parecen formar parte de una campaña contra el activismo de estudiantes que se definen a sí mismos como marxistas y defienden la adhesión a los principios comunistas: un grupo aún pequeño, pero que ha ido creciendo a lo largo de los últimos años.

Al menos nueve activistas —cinco estudiantes de la Universidad de Pekín, y otros en Shanghái, Shenzhen y Cantón— fueron detenidos el viernes, según ha denunciado el Grupo de Solidaridad con los Trabajadores de Jasic. Otros tres jóvenes fueron arrestados el domingo en Wuhan, en el centro de China.

Jasic es una fabricante de maquinaria para soldar en Shenzhen (sureste de China) cuyos trabajadores intentan organizarse para reclamar mejores condiciones laborales, con el apoyo de los estudiantes. Ya este verano, cerca de cuarenta estudiantes, matriculados en la Universidad de Pekín y en otros de los centros más renombrados del país, fueron detenidos tras participar en actos de apoyo de los trabajadores de esa empresa. 30 obreros fueron arrestados en julio, tras semanas de protestas contra lo que describían como un “trato de esclavos”.

Más recientemente, los estudiantes han tratado de protestar contra las condiciones laborales en fábricas que suministran componentes a Apple y se han solidarizado con mineros que reclaman compensaciones por enfermedades laborales.

Según el Grupo de Solidaridad, uno de los estudiantes detenidos el viernes, Zhang Shengye, fue “secuestrado” cuando un grupo de hombres vestidos de negro irrumpió en terreno de la Universidad, empezó a golpear al joven y lo metió a rastras en un automóvil. Otros testigos afirman que también fueron agredidos. “Este es otro de los delitos que las universidades han cometido contra los estudiantes progresistas y la comunidad de izquierdas”, denuncia el grupo.

Zhang se había significado en los últimos meses por sus protestas para conseguir la libertad de Yue Xin, una estudiante líder del movimiento #MeToo en los campus chinos y que figura entre los detenidos este verano por apoyar a los trabajadores de Jasic; desde su arresto en agosto no se ha vuelto a tener noticias de ella. Los demás estudiantes de la redada del viernes fueron detenidos en sus domicilios, según el grupo.

El activismo de estos estudiantes izquierdistas en favor de los derechos de los trabajadores representa un problema para el Gobierno chino. Por un lado, sobre el papel el régimen sigue siendo comunista, y el presidente Xi Jinping ha defendido que Karl Marx fue “absolutamente correcto” en sus ideas. Los estudiantes universitarios chinos reciben clases obligatorias de marxismo como parte obligatoria del currículum.

Pero por otro, Pekín no está en absoluto dispuesta a permitir ninguna forma de activismo que se escape a su control.

“La redada de las autoridades contra los estudiantes muestran que pueden hacer lo que quieran para incluso silenciar a críticos que se declaran orgullosamente marxistas y que apoyan la lucha de los trabajadores”, afirma Patrick Poon, de Amnistía Internacional en Hong Kong. “Si el Gobierno chino no puede aceptar y tolerar las demandas de estos estudiantes, significa que no hay ningún tipo de crítica que estén dispuestos a aceptar”.

Ya el mes pasado, estudiantes de la Universidad de Nankín fueron detenidos cuando protestaban porque la institución no les dejara crear una asociación marxista. En la Universidad Popular de Pekín los estudiantes también han denunciado presiones tras su participación en las protestas de este verano. Como consecuencia, la universidad estadounidense de Cornell ha suspendido uno de sus programas de colaboración con ese centro de estudios.

“Parece que las autoridades están cada vez más desesperadas por poner fin de una vez a estas protestas”, apunta por correo electrónico Geoffrey Crothall, de la ONG China Labour Bulletin en Hong Kong. “Pero estas últimas detenciones y desapariciones solo pondrán las cosas peor a largo plazo porque las autoridades, hasta el momento, han dejado de poner remedio a los problemas que suscitaron las protestas: sueldos bajos, malas condiciones para los trabajadores en fábricas y el derecho de estar representado por un sindicato”.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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