De Orlando a Londres en tres días: el vuelo de British Airways que acabó con la paciencia de sus pasajeros
La aeronave que despegó el jueves 1 de noviembre por la tarde llegó al aeropuerto inglés de Gatwick el domingo, tras un fallo técnico y varios retrasos, incluida una estancia de hotel durante la primera noche
Los pasajeros que el pasado jueves 1 de noviembre embarcaron en el vuelo de British Airways 2036 en el aeropuerto de Orlando no olvidarán jamás su experiencia con la compañía británica. Tres días empleó el piloto del avión en hacer un trayecto que apenas dura ocho horas, la distancia que separa la ciudad estadounidense y el aeropuerto de Gatwick, en Londres. La causa de este interminable trayecto, calificado por la propia aerolínea como "agotador y frustrante", fue una cadena de problemas, retrasos y estancias de hotel que acabaron con la paciencia de los 200 ocupantes del vuelo.
La odisea comenzó nada más acceder al avión en el aeropuerto de Orlando, en Florida. Este debía abandonar la terminal a las 19.25 (hora local) rumbo al continente europeo, pero un fallo técnico —relacionado con el sensor de calor instalado en los frenos, según los primeros indicios— retrasó su salida. Hasta cuatro horas se vieron obligados a esperar los pasajeros dentro del aparato, mientras los técnicos daban con el problema. La aerolínea, que no pudo subsanar la avería, los envió a un hotel cercano, donde pasaron la noche.
La mala experiencia continuó al día siguiente, el viernes 2. El autobús que debía llevarlos de vuelta al aeródromo de la ciudad, se retrasó en dos ocasiones, según declaró una pasajera a la BBC. Sarah Wilson había viajado junto a un familiar para pasar un par de semanas en el parque de atracciones que Disney tiene en Orlando. Los 200 pasajeros volvieron a pisar el complejo aeroportuario a las ocho de la tarde (hora local) y no partieron hacia Londres hasta la una de la madrugada del sábado.
Sin embargo, el problema técnico volvió a repetirse y obligó a desviar el vuelo a Nueva York. No había transcurrido ni una hora en el aire y, según indicó Wilson, "las turbulencias eran horribles; la gente estaba asustada, cansada y hambrienta". La coincidencia hizo que el pasado fin de semana se celebrara el maratón que recorre las calles de Manhattan, por lo que el personal de la aerolínea, según expresó la pasajera, "tenía serias dificultades para encontrar plazas hoteleras".
El nuevo (y extenso retraso) hizo que el vuelo —se decidió cambiar el aparato— despegara de nuevo en la noche del sábado y llegara a Londres la mañana del domingo. "Fue un viaje infernal, cuando se suponía que serían las vacaciones de nuestras vidas, para las que habíamos ahorrado durante años", lamentó Wilson.
Los pasajeros afectados decidieron crear un #hashtag, donde compartieron fotos y quejas durante los tres días. Como fue el caso de Rosie Slater Watts que, durante el sábado, tuiteó: "Lamentable servicio. No puedo creer que nuestros hijos se vean obligados a dormir en el suelo de una terminal de aeropuerto durante cinco horas y media mientras nos aseguran que cuidan de nosotros". Otro pasajero se quejó por el "trato indignante" y añadió: "Mi hijo ha tenido que pasar su segundo cumpleaños en el aeropuerto. Extenuado y enfadado".
#BA2036 deplorable service. Cannot believe our children had to sleep on the floor of an airport terminal for five and a half hours whilst you advise that you are looking after us. pic.twitter.com/sPXUFnmZgX
— Rosie slater watts (@SlaterRosie) November 3, 2018
British Airways, en cambio, aseguró que el vuelo tuvo que ser desviado a Nueva York como "medida de precaución". El percance se catalogó de "problema técnico menor", y en cuanto a la incomodidad añadida de la reserva de habitaciones, la compañía declaró: "Los clientes se hospedaron donde fue posible, ya que había habitaciones limitadas, pero nuestros equipos cuidaron a los clientes en nuestro salón de primera clase, donde había ropa de cama, comida y bebidas para garantizar que estuvieran cómodos durante su estancia".
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