La ‘dolce vita’ de las grandes fortunas con Trump
La desregulación, la rebaja fiscal y la buena marcha de la Bolsa han hecho aún más rica a la clase privilegiada estadounidense
El condado de Basking Ridge está a 10 minutos en coche del club de golf de Bedminster. El rotor del Marine One retumba cada vez que el presidente Donald Trump llega a su lugar de retiro veraniego. Es una localidad de Nueva Jersey muy próspera, donde los electores no afrontan las dificultades de la mayoría de los estadounidenses. La renta media es más del doble de la nacional. Y, aun así, pese a lo excepcional de un microcosmos donde los coches de lujo son la norma, un paseo por la zona sirve para escrutar las diferencias entre tribus: donde los empresarios viven una dolce vita, los empleados echan cuentas con pocas alegrías.
Para Tom Maoli, dueño de los concesionarios Celebrity Motors, la mejora es evidente y asegura que es mérito del magnate: “Lo notarán cuando hagan la declaración de la renta”. Vende coches de lujo a medio camino en dirección a Morristown. De la misma opinión es Claudia Torrisi. Conduce un Porsche Cayanne. “La gente se centra en Trump como persona”, comenta esta conservadora que dirige una agencia inmobiliaria. “No quieren ver lo que pasa en la economía. Solo hay que fijarse en las carteras de inversión o los planes de pensiones”. “Se nota que la economía va muy bien”, valora.
No todos en su oficina lo ven igual. Valerie Delaney, una de las agentes, se considera de centro y señala que la perspectiva es bastante diferente si no tienes tanto dinero. “Solo hay que fijarse en lo que pasa en otras partes del país”, comenta. Considera por eso que las legislativas son cruciales, “el resultado determinará el curso de sus políticas”.
La desregulación, la rebaja de impuestos y la buena marcha de la Bolsa han llenado los bolsillos de las rentas altas. La teoría dice que si las empresas pagan menos impuestos, pueden destinar el ahorro a expandir sus negocios. Ese capital y unos empleados más productivos deberían a su vez permitir un incremento de los salarios. Pero las evidencias del planteamiento son débiles. Los resultados demuestran que ese beneficio extra lo dedican a recomprar acciones y elevar los dividendos a los accionistas.
“El incremento de la renta entre la clase media”, señala la economista Elise Gould, del Economic Policy Institute, “es mucho más lento que el de los ricos”. Recuerda que la mayoría de las familias logró recuperar por muy poco el terreno perdido tras la Gran Recesión, hace una década. Es más, indica que volvieron a emerger patrones que indican un incremento de la desigualdad.
Los dos distritos electorales que cubren la ruta 202 entre estas dos localidades son por eso puntos calientes para los conservadores. Y eso pese a que históricamente fueron republicanos con un margen de dos tercios. El congresista Leonard Lance, que se presenta a un sexto mandato, tiene el mismo problema que Jay Webber. Pueden perder por el descontento de las bases más moderadas.
Tom Malinowski y Mikie Sherrill, los aspirantes demócratas, cargan diciendo que las políticas de Washington ponen los intereses de las corporaciones por delante de las familias trabajadoras de clase media. En concreto se refieren a una serie de deducciones fiscales que se han eliminado o a la que se le pone un máximo para desgravar, mientras que se rebajaron los impuestos a los dueños de negocios.
Tipos de interés
Afecta especialmente a propietarios en comunidades acomodadas en el entorno de Bedminster, como Bill y su mujer Margaret. “Trump no es un verdadero republicano”, comentan, “sus políticas miran a sus amigos los ricos”. La rebaja de los impuestos, añade, “daña a todos porque no se puede pagar”. “No somos ricos ni pobres, estamos justo en el medio”, dicen.
Trump aprovechaba recientemente un mitin en Montana, otro de los Estados clave en las legislativas para los republicanos, para contrarrestar las críticas hacia su plan económico y anunciar que está trabajando en un nuevo recorte de impuestos. “Todos ganan”, asegura. “Desafortunadamente”, lamenta Isabel Sawhill, de Brookings Institution, “no es así de simple”.
El temor, insiste Sawhill, es que el nuevo marco fiscal no haga más que exacerbar la tendencia vista en el pasado, y anticipa que la clase media se quedará aún más rezagada. “La ayuda será temporal”, admite la autora de The Forgotten Americans. Pero a largo plazo, augura, los beneficios de la nueva legislación fiscal “se concentrarán enteramente en las rentas que están en lo más alto”.
Las grandes corporaciones ahorran mucho con la rebaja del 35% al 21% en el impuesto de sociedades. Eso permitió que los beneficios de las empresas en el segundo trimestre avanzaran a un ritmo anual de 1,96 billones de dólares, según proyecciones de la Reserva Federal. Si se mantiene, superará en un 15% el récord de 2014. También los dueños de empresas familiares como la de Trump.
La reforma fiscal, junto a la desregulación, funciona como un sustento de Wall Street ya que los inversores ven cómo los mayores retornos de las empresas engrosan sus bolsillos. Sin ella habría sufrido más la tensión que genera el alza de tipos de interés y el litigio comercial. El índice S&P 500 acaba de marcar la remontada más larga de su historia y se apreció un 20% desde la toma de posesión.
Douglas Simon, profesor de Ciencias Políticas, cree que la única manera de evitar que el plan económico de los republicanos prospere es que los demócratas se hagan con la Cámara de Representantes. “Suena hipócrita viniendo de alguien que criticó el bloqueo que hubo con Barack Obama”, reconoce, “pero es la única manera de poner freno a lo que está sucediendo. Se debe proteger a los vulnerables, no a los ricos”.
Desigualdad en el reparto de la bonanza
A 10 días de las legislativas, los republicanos no pueden contar con la fortaleza de la economía como un activo para asegurarse el control de las dos Cámaras del Congreso. El 10% más rico controla el 85% de las acciones, por lo que se beneficia más que el resto de la buena marcha de Wall Street. Para los estadounidenses más modestos, las ganancias se derivan de lo que rindan sus planes de pensiones y la inflación se come el alza de los salarios. Los grandes ejecutivos, sin embargo, están viendo cómo las pagas se disparan porque sus remuneraciones están vinculadas al rendimiento bursátil de sus compañías.
“Los anuncios de las empresas sugieren que los principales beneficiados de la reforma fiscal son los inversores en general y los ejecutivos en particular”, subraya un informe de TrimTabs Investment Research. Todo esto alimenta el argumento de que el beneficio de la rebaja de impuestos a las corporaciones no es tan claro para los empleados y la economía en general. Los republicanos tratan de contrarrestar las críticas diciendo que el 45% de las compañías tiene planes de invertir parte de los ahorros en expandir sus operaciones, contratar personal y subir los sueldos.