La policía europea une fuerzas en la lucha contra el terrorismo
La red de unidades especiales Atlas y Europol firman un acuerdo estratégico de cooperación
Un automóvil con dos encapuchados en su interior irrumpe a toda velocidad en la plaza de Churchill, en La Haya, situada frente al Tribunal para la Antigua Yugoslavia y el Palacio de Congresos. Seguidos de cerca por dos coches de policía camuflados, el conductor sospechoso frena y su cómplice abre la puerta e intenta huir. A los pocos metros cae al suelo, y se oye un estallido. Varios agentes se abalanzan sobre él, lo inmovilizan y esposan, para llevárselo luego en volandas. Su compañero ha sido sacado a rastras del vehículo, y sin más dilación, ambos son evacuados entre el ruido ensordecedor de las sirenas. La escena ha durado pocos minutos y de eso se trataba.
Era un simulacro de operación real, llevada a cabo por agentes de la red Atlas, las unidades especiales de policía de la UE para la lucha antiterrorista y contra el crimen organizado, que ha firmado este miércoles un acuerdo de cooperación con Europol, la Oficina Europea de Policía, para reforzar la cooperación transfronteriza de los efectivos. El ejercicio pretendía escenificar la unión y coordinación de fuerzas contra el terrorismo.
Atlas reúne a 38 unidades especiales de la UE, además de Suiza, Noruega e Islandia, y contará en Europol, radicada en La Haya, con una oficina de apoyo que le permita mantener un contacto estrecho con sus colegas. Muchas de las operaciones contra el terrorismo abarcan a varios países, pero la policía de un Estado no puede actuar, sin más, en el territorio de otro. “El acuerdo mejorará el intercambio de información, podremos coordinar el entrenamiento de las unidades de Atlas y desarrollar equipos especiales para ellas, además de aliviar su carga administrativa”, explica Catherine de Bolle, directora ejecutiva de Europol. “El incremento de la amenaza terrorista es real, lo mismo que el crimen organizado, y es preciso responder de forma coordinada”, añade para subrayar la importancia del acuerdo.
“Durante una crisis, las unidades especiales de intervención tienen que ayudarse”, abundó Herbert Kickl, ministro de Interior de Austria, que ostenta le presidencia de turno del Consejo Europeo, al firmar el acuerdo junto a De Bolle. Fue en la sede de Europol, y para mostrar las ventajas de la cooperación, se mostraron, en tiempo real, los ejercicios simultáneos de rescate de rehenes coordinados por equipos policiales de varios países, entre ellos, España, Francia, Alemania, Italia, Portugal, Letonia, Lituania, Estonia, Polonia e Islandia.
Los asaltos ficticios se habían preparado a bordo de un barco en el mar Báltico; un aeropuerto en desuso, en Teruel; el metro de Varsovia; la ciudad eslovaca de Komárno; entre Islandia e Irlanda del Norte; un tren de pasajeros en Alemania, y un autobús en Grecia. En todos los casos, se trataba de supuestos ataques terroristas, y el de Komárno era una recreación de los atentados perpetrados en París en 2015. Aquí, los agentes ascienden raudos por varias escaleras, revientan las ventanas, y penetran en un edificio desconocido para ellos. Una vez desplegados, irrumpen en la habitación donde los presuntos terroristas retienen a un nutrido grupo de personas. Los secuestradores son neutralizados, algunos mueren a tiros, y los civiles son liberados. Aunque se trata de una recreación y no hay sangre, los gritos de los rehenes -que no lo son- dan escalofríos.
En España, el equipo integrado en Atlas es el Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la policía nacional, y participaron en el simulacro de secuestro de un avión en Teruel. Durante el ejercicio, se probaron formas de abrir las puertas del aparato.
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