Bolivia recibe el fallo de La Haya entre la desazón y la búsqueda de culpables
Evo Morales no descarta una reunión con Chile: "Si bien no hay una obligación de negociar, hay una invocación a seguir con el diálogo"
El rechazo de la Corte Internacional de La Haya a la demanda boliviana en contra de Chile para buscar una salida al mar fue recibido en Bolivia con una mezcla de sorpresa y desazón. Las reuniones que el Gobierno había organizado para celebrar un resultado favorable para el país se disolvieron en silencio, mientras crecían las recriminaciones contra los políticos del oficialismo y la oposición, todos ellos encargados de defender esta causa en los tribunales internacionales.
Tras conocerse el fallo, el presidente de Bolivia, Evo Morales, compareció ante la prensa en La Haya (Países Bajos) -adonde se había desplazado para conocer el veredicto- acompañado por el portavoz en el caso, el expresidente Carlos Mesa. Morales agradeció la unidad de los ciudadanos y se aferró a un pasaje del fallo, el único alineado con las expectativas bolivianas, que señala que la negativa de la Corte de obligar a Chile a negociar una salida boliviana al mar no implica que ambos países no puedan debatir esta cuestión por su propia voluntad en el futuro. "Si bien no hay una obligación de negociar, hay una invocación a seguir con el diálogo", dijo el presidente Morales, que llamó "informe" a la resolución judicial. El párrafo 176 de la sentencia señala que los "hallazgos de la Corte", es decir, su negativa a las solicitudes bolivianas, "no deben ser entendidos como si impidieran un intercambio, con un espíritu de buena vecindad, sobre la situación de enclaustramiento de Bolivia".
Pocos minutos después apareció en la televisión, visiblemente consternado, el vicepresidente Álvaro García Linera, quien señaló que, si bien "esta puerta se había cerrado", existían muchas otras vías establecidas por la Carta de la Naciones Unidas para resolver pacíficamente disputas entre países. García Liñera añadió que Bolivia seguiría luchando "permanentemente" por la causa nacional.
El número dos de Morales no quiso responder a los cuestionamientos sobre el "costo político" para el Ejecutivo boliviano de la derrota en la Corte a solo meses vista de las próximas elecciones. Sin embargo, la discusión sobre las responsabilidades del Gobierno y las personalidades que durante los últimos años se sumaron a la exaltación de la demanda ya se ha abierto y seguramente se tornará muy intensa en el ambiente de polarización política y campaña electoral en el que ya está inmerso el país sudamericano. "Estoy triste por el resultado de la Corte Internacional de Justicia de La Haya… El pueblo boliviano está frustrado. Necesitamos una explicación de por qué llegamos a este resultado", escribió en su cuenta de Twitter el opositor Samuel Doria Medina.
Los mensajes en las redes llegaron mucho más lejos. Algunos se refieren al contraste entre el optimismo que infundieron quienes impulsaron y protagonizaron la demanda y la contundencia del fallo. Otros, al oneroso costo económico del caso para el país, a las posibles consecuencias del fallo para las ya de por sí ríspidas relaciones bilaterales entre Bolivia y Chile y, principalmente, a lo que este significará para la autoestima nacional, golpeada muchas veces en el pasado por el éxito real y por la actitud, que la mayoría de los bolivianos consideran "arrogante", del rival histórico de Bolivia.
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