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Las sanciones a Irán agitan las aguas de Oriente Próximo

Teherán lanza advertencias militares en vías marítimas clave ante las inminentes medidas de EE UU

Juan Carlos Sanz

El rumbo de colisión tomado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al apartarse en mayo del acuerdo nuclear con Irán atraviesa aguas turbulentas. Tras el fin de semana, entrará en vigor la primera tanda de sanciones impuesta por el presidente norteamericano contra Teherán. En una escalada que amenaza con desestabilizar Oriente Próximo, el régimen iraní ha respondido en los últimos días con maniobras navales y ataques de sus aliados yemeníes en dos vías marítimas clave para el suministro global de crudo.

Un hombre lee un diario iraní con la imagen del presidente de EEUU, Donald Trump, el lunes en Teherán.
Un hombre lee un diario iraní con la imagen del presidente de EEUU, Donald Trump, el lunes en Teherán. ATTA KENARE (AFP)

Los iraníes acaparan comida y compran todo el oro disponible en los bazares en previsión de una nueva era de privaciones a partir del lunes, según constatan las agencias de noticias en Teherán. Una cadena de acciones punitivas impuestas por la Administración del demócrata Barack Obama ya empobreció al país desde 2012. La miseria se generalizó hasta que sus gobernantes aceptaron, hace tres años, un pacto con las grandes ponencias que levantaba las sanciones, desbloqueaba fondos incautados y ponía fin al aislamiento comercial a cambio de suspender el acelerado enriquecimiento de uranio para dotarse de armas atómicas.

Para el republicano radical Trump, influido por la política israelí de rechazo al entendimiento con Irán, el acuerdo nuclear no bastaba para disuadir a Teherán de sus investigaciones nucleares y en misiles balísticos, ni para poner fin a su intervencionismo en Oriente Próximo, escenificado en las guerras de Siria y Yemen. Por ello, la Casa Blanca aprobó el pasado 8 de mayo aplicar a Irán al cabo de 90 días “una presión financiera sin precedentes en la historia contra Irán”. Las medidas no han sido aún concretadas ni por el Departamento de Estado ni por el del Tesoro. Pero muchos inversores, en particular los del sector del petróleo, han salido ya en desbandada de Teherán tras cerrar sus negocios.

Las sanciones estadounidenses se proyectan, además, sobre una economía debilitada por la inflación y la devaluación de la moneda nacional, el rial, que ha perdido dos tercios de su valor desde el inicio del año. La crisis económica ha desatado una ola de malestar social que intenta ser aprovechado por EE UU e Israel para socavar el apoyo popular al régimen de los ayatolás cuatro décadas después del triunfo de la revolución islámica. Las exportaciones de crudo a causa de las medidas estadounidenses pueden recortarse hasta un 70%, de acuerdo con estimaciones de expertos citadas por France Presse, hasta el final de 2018. A comienzos de noviembre está previsto que entre en vigor una segunda tanda de sanciones comerciales aún más extrema.

Dos angostos estrechos

En este clima de creciente tensión, los Guardianes de la Revolución iraní iniciaron el jueves unas maniobras navales en el golfo Pérsico, según el Mando Central del Ejército de EE UU, que incluye la supervisión sobre Oriente Próximo. Más de un centenar de embarcaciones, en su mayoría lanchas de asalto y lanzamisiles, se han movilizado en un ejercicio, según las fuentes del Pentágono citadas por Reuters, destinado a mostrar la capacidad de bloqueo del estratégico estrecho de Ormuz, en la embocadura el golfo Pérsico, por donde transita un 30% del crudo transportado por vía marítima en el mundo.

Los buques de guerra de la V Flota estadounidense, con base en Bahréin y que patrullan por aguas del Golfo con la misión de garantizar la libertad de navegación, no han reportado incidentes con las naves de guerra iraníes. Las maniobras parecen responder a la presión que representa la inminente aplicación de las sanciones económicas, ya que este tipo de ejercicios navales en el estrecho de Ormuz se suelen llevar a cabo en otoño. En su zona más angosta dista unos 40 kilómetros entre ambas orillas, de los cuales solo unos siete son navegables para los grandes petroleros.

La semana pasada, Arabia Saudí suspendió el tránsito de mercantes a través del Estrecho de Bab el Mandeb, entre el mar Índico y el mar Rojo, después de que la rebelión huthi, aliada de Irán en el conflicto civil de Yemen, abriera fuego contra dos de sus petroleros. En su punto más reducido —cerca de Yibuti, en el Cuerno de África— mide 29 kilometros de orilla a orilla.

La vía del mar Rojo es clave para el tránsito hacia el canal de Suez y las redes de oleoductos de Egipto e Israel que enlazan con el Mediterráneo. El primer ministro Benjamín Netanyahu ha advertido de que el Estado hebreo se sumará con sus armas a una eventual coalición internacional si Irán bloquea Bab el Mandeb.

Teherán aleja de Israel a sus fuerzas en Siria para evitar enfrentamientos

A 85 kilómetros del Golán

El Ejército de Israel anunció este viernes el cierre del hospital de campaña en el que atendía en los Altos del Golán a rebeldes sirios heridos. El día anterior, el ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, reconocía que la reconquista por las fuerzas leales a Damasco de las provincias de Deraa y Quneitra, fronterizas con la meseta siria ocupada por Israel desde 1967, representa una ventaja. "La situación vuelve a un punto anterior a la guerra civil [que comenzó en 2011] y de nuevo hay un poder central al que poder dirigirse".

El Gobierno de Netanyahu daba por derrotado al régimen del presidente Bachar el Asad hace apenas tres años, y había alentado hasta ahora el asentamiento de grupos rebeldes al otro lado de la línea divisoria del Golán para impedir la presencia de fuerzas iraníes y chiíes, como la milicia libanesa de Hezbolá, aliadas del régimen.

Rusia —principal aliado de El Asad y que también mantiene una fluida relación con Israel— ha terciado para evitar que la región fronteriza se convierta en un polvorín. El Ejército de Moscú ha desplegado policías militares en el límite de la zona desmilitarizada fijada en el armisticio que puso fin a la guerra de Yom Kipur (1973), librada por Israel contra varios países árabes, entre ellos Siria.

La zona tapón surcada de verjas y alambradas estaba patrullada desde entonces por una misión de observadores de Naciones Unidas, pero los cascos azules tuvieron que replegarse del sector sirio en 2012 ante la generalización de los combates. El Gobierno ruso ha asegurado que desde el pasado jueves los observadores de la ONU y sus policías militares patrullan conjuntamente la zona desmilitarizada.

El Kremlin ha impuesto a sus aliados de la Guardia Revolucionaria iraní y de las milicias de Hezbolá que se alejen hasta 85 kilómetros de la frontera de los Altos del Golán, según informaciones recabadas en Moscú por la prensa hebrea. Israel ha expresado su formal disconformidad con la solución salomónica, ya que exigía la completa retirada de suelo sirio de Irán y sus milicias afiladas.

Pese al aparente revés sufrido en su pretensión de vetar la presencia militar iraní en el vecino país árabe, Netanyahu no ha cejado en su empeño de acorralar al régimen de Teherán, al que considera “enemigo existencial” de Israel.

El primer ministro ha ejercido toda su influencia ante el presidente Donald Trump para conseguir apartar a Estados Unidos del acuerdo nuclear internacional suscrito en 2015. Al mismo tiempo, ha enviado mensajes en vídeo a los iraníes a través de Facebook para animarles a forzar un cambio de régimen con sus protestas contra la crisis económica.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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