La devolución de migrantes de un barco privado italiano a Libia desata la polémica
Un barco italiano que trabaja para una petrolera socorrió a 108 inmigrantes y los devolvió a la capital libia
El Asso 28, un barco italiano que trabaja para una petrolera socorrió en la madrugada de este martes a 108 inmigrantes en el Mediterráneoy los devolvió a Trípoli, la capital libia. Esta decisión supone una devolución en caliente que viola las leyes internacionales y de la Comisión Europea que dictan que ningún barco europeo puede desembarcar a personas en Libia, puesto que sus puertos no son seguros.
La denuncia llegó a primera hora del martespor parte de la ONG española Open Arms, que actualmente se encuentra en el Mediterráneo, en la zona de búsqueda y rescate (SAR). “Asso Ventotto, barco de bandera italiana rescata 108 personas en aguas internacionales, ahora mismo está deportando a Libia, un país donde no se respetan los derechos humanos. Sin posibilidad de dar asilo o refugio. Esto es una flagrante devolución en caliente”, escribió en Twitter el fundador de la organización, Óscar Camps. El diputado italiano del partido de izquierdas Libres e igueales, Nicola Fratoianni, que se encuentra a bordo de una embarcación de la ONG corroboró la información y pidió que se esclarecieran lascircunstancias en las que se había producido el rescate y el traslado. También denunció “una violación patente de las normas internacionales de parte de un mercante italiano”.
El ministro de Interior Italiano, Matteo Salvini, ha explicado en su página en Facebook que las autoridades marítimas italianas no habían participado en el rescate, negando las informaciones de los medios que apuntaban que el barco italiano primero podría haber contactado con la guardia costera italiana, que le habría sugerido que se pusiera en contacto con sus homólogos libios. Y añadió: “La Guardia Costera libia en las últimas horas ha salvado y llevado a tierra a 611 inmigrantes. ¿Las ONG protestan y los traficantes pierden su negocio? Bien, nosotros seguiremos por este camino”.
Fuentes de comunicación de la Guarda Costera italiana confirmaron a este periódico que los guardacostas libios se ocuparon de coordinar el rescate y “la operación al completo”.
La sociedad armadora del buque con bandera italiana, la Augusta Offshore de Nápoles emitió un comunicado la tarde del martes en el que explicaba que las autoridades marítimas de Sabratha (Libia) ordenaron al capitán que se acercara a una barcaza en la que viajaban al menos 100 inmigrantes a la deriva, para ponerlos a salvo. Según la nota, una lancha patrullera libia les escoltó después hasta el puerto de Trípoli, donde los migrantes fueron trasladados a un bote de la guardia costera libia.
La Agencia de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) en Italia ha anunciado que está recopilando información para esclarecer cómo sucedieron exactamente los hechos, lo que ayudaría a depurar responsabilidades.
Las autoridades marítimas libias representan una zona gris para lagestión de la migración, ya que no existe una guardia costera oficial –sino un rudimentario centro de coordinación de rescates- ni un Gobierno efectivo en el país, considerado un Estado fallido en el que reina el caos político y la división territorial tras la caída del dictador Muamar Gadafi. La comunidad internacional considera a Libia como lugar “no seguro” y prohíbe que se devuelva allí a los inmigrantes rescatados en el mar.
A principios de mes, la Comisión Europea insistió en esto. “Nunca habrá repatriaciones a Libia desde los barcos europeos. Esto lo hemos excluido de forma explícita porque va contra nuestros valores y el derecho internacional”, dijo entonces la portavoz de inmigración del Ejecutivo comunitario, Natasha Bertaud. La Comisión también respaldó las conclusiones del Consejo Europeo en las que se pedía a los países miembros que no obstaculizaran las labores de los guardacostas libios.
Italia vivió un precedente similar, que desembocó en una condena del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en 2009. En aquel momento doscientas personas fueron rescatadas en aguas internacionales por tres naves de las autoridades italianas, que las trasladaron a Libia. Eran los años del tercer Gobierno Berlusconi y sus lazos de cooperación también en la cuestión migratoriacon la Libia de Gadafi. Tres años después, el Tribunal de Estrasburgo condenó a Italia por haber violado principios de derechos humanos al rechazar a migrantes y solicitantes de asilo africanos en altamar.
En la actualidad, en Libia los inmigrantes corren el riesgo de sufrir torturas, malos tratos y otros atentados contra los derechos humanos. En los últimos años se ha constatado la existencia de centros ilegales de detención de inmigrantes en el país africano, gestionados habitualmente por milicias armadas o por los propios traficantes de personas.
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