Nawaz Sharif, un rival más duro desde la cárcel
El ‘león de Punjab’ espera que su sacrificio al regresar a Pakistán evite el descalabro de su partido
Incluso sin ser candidato, Nawaz Sharif es una figura clave en las elecciones de este miércoles en Pakistán. Inhabilitado, condenado a 10 años por no poder justificar de dónde sacó el dinero para comprar cuatro pisos en Londres y encarcelado mientras se considera su apelación, el tres veces primer ministro sigue ejerciendo una importante influencia política a través de su familia. Aunque el año pasado tuvo que ceder la dirección de su partido, la Liga Musulmana de Pakistán (PML), a su hermano Shahbaz, no sólo retiene el control, sino que espera capitalizar su situación.
Un anuncio electoral del PML publicado el pasado lunes en varios periódicos nacionales mostraba a Sharif y a su hija Maryam (condenada como cooperadora necesaria) tras unas rejas. Justo encima aparecía su rival, Imran Khan, en pose sonriente. El mensaje para los seguidores del PML estaba claro. “Su imagen de mártir ha logrado movilizar a los votantes”, asegura el comentarista Talat Hussain. Las últimas encuestas parecen darle la razón: el PML ha recuperado posiciones en Punjab, la provincia decisiva. Incluso si no logra mantener la mayoría parlamentaria, la pelea va a estar muy ajustada.
Sharif, de 68 años, acusa a los militares de haber montado una conspiración para negarle un segundo mandato como venganza por haber tratado de limitar la influencia del Ejército. Su pataleta se ha visto reforzada por las denuncias de periodistas a los que se han censurado informaciones sobre el político o su partido, e incluso de un juez de la Audiencia de Islamabad.
El conocido como El león de Punjab llegó a la política y a PML en 1976, a raíz de que el Gobierno de Zulfiqar Ali Bhutto nacionalizara la acería de su familia. De ahí surgió la rivalidad con el Partido Popular (PPP) de Bhutto que se prolongaría luego en la hija de éste, Benazir. El PML se dividió en 1988 y Sharif encabeza desde entonces su principal rama, a la que suele añadirse la inicial de su nombre, PML-N. Fue elegido primer ministro en 1990, pero discrepancias con el presidente acortaron su primer mandato.
Dos años después de que volviera al poder en 1997, durante los cuales Pakistán hizo sus primeras pruebas nucleares en respuesta al programa atómico de India, el golpe de Estado del general Pervez Musharraf (a quien había cesado como jefe del Ejército) interrumpió su Gobierno. Condenado a cadena perpetua por corrupción y otras acusaciones, los militares le permitieron exiliarse en Arabia Saudí. Regresó en 2007, tras un pacto con los uniformados para participar en las elecciones del año siguiente que iban a poner fin al Gobierno militar. Perdió ante el partido de Bhutto, asesinada seis semanas antes de los comicios.
Sharif, considerado un conservador religioso, esperó en la oposición para en 2013 recoger el fruto de la frustración popular con el PPP y proceder al primer relevo democrático desde la partición en 1947. Pero tampoco esta vez iba a lograr acabar su mandato. La filtración de los llamados Papeles de Panamá en 2016 motivó su inhabilitación el año pasado y el inicio del juicio que le ha llevado a la cárcel. Aún no ha escrito el último capítulo.
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