La oposición venezolana cierra filas y estudia convocar una huelga general
Los principales dirigentes vuelven a reunirse tras meses de discrepancias. Mientras, sindicatos, académicos y profesionales independientes discuten la posibilidad de organizar un paro general
Dirigentes fundamentales de la oposición venezolana concretaron, por primera vez en mucho tiempo, una reunión de trabajo para intentar encontrar un una salida a la hermética situación política que vive Venezuela, en un momento en el cual la crisis económica continúa carcomiendo el tejido social del país y se profundiza la conflictividad social en las calles.
El encuentro ha servido de marco para el regreso al debate público de Henrique Capriles Radonski, ex candidato presidencial de la MUD, quién ha estado ocupado en este tiempo con el delicado estado de salud de su padre. Capriles es uno de los pocos líderes opositores que a estas alturas podría mantener una cierta capacidad de convocatoria en las calles.
Los dirigentes opositores gestaron esta reunión de trabajo presionados por la propia agitación social del país, cuyas dimensiones escalan peligrosamente, consecuencia a su vez de una situación económica que está fuera de control. Los desacuerdos opositores, y la inacción que la ruptura trae como consecuencia, ha sumido a la dirigencia de la oposición en una zona de oscuridad y descrédito. Acción Democrática, el segundo partido más antiguo de Venezuela, se divorció a principios de mes de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) por desencuentros internos
La plana mayor opositora había pasado meses disgregada por diferencias políticas y distanciamientos personales
Mientras estos sucede, sectores sindicales, académicos y profesionales, algunos de ellos presentes en el Frente Amplio, una organización opositora nacida con la intención de ser una alternativa a la MUD, evalúan seriamente la posibilidad de convocar una huelga general, en principio de un día de duración, que pueda servir como un primer paso para dinamizar políticamente la agenda reivindicativa.
La iniciativa de una huelga general, propuesta por el diputado Américo De Grazia, de la Causa Radical, puede encontrar respuesta en una sociedad desesperada, y ha ido tomando vuelo como alternativa con cierta velocidad en estos días. Nicmer Evans, dirigente chavista disidente, miembro del Frente Amplio, anunció que esta plataforma civil organizará una consulta interna esta semana para tomar la decisión final.
Pensionados, enfermeras, médicos, odontólogos, bioanalistas y maestros han organizado, por cuenta propia, airadas protestas, paralizaciones parciales y tomas de vías en varias ciudades del país en estos días. El sindicato de las enfermeras, en particular, ha advertido que está muy cerca de arribar a una “hora o” en su pulso con el gobierno de Nicolás Maduro. Los trabajadores de la Corporación Eléctrica Nacional, Corpoelec, cuyo sindicato ha sido tradicionalmente controlado por los chavistas, anunciaron esta semana que discuten organizar por cuenta propia un paro general indefinido, si el gobierno no responde de manera satisfactoria al problema del rezago de los sueldos.
Fue la primera vez en varios meses que, en una misma mesa, al mismo tiempo, los dirigentes opositores más importantes se sentaron a abordar los contenidos de la grave coyuntura venezolana. Durante este tiempo eso ha sucedido, pero de forma parcial y fragmentada. Además de Capriles, participaron Henri Ramos Allup, Secretario General de Acción Democrática; Henri Falcón, de Avanzada Progresista, único dirigente opositor que decidiera presentarse en los comicios del pasado mes de Mayo; Manuel Rosales, máximo líder de Un Nuevo Tiempo; Julio Borges, de Primero Justicia –en el exilio-, y Leopoldo López, de Voluntad Popular, que está cursando prisión domiciliaria. Los dos últimos dirigentes participaron por Skype. También estuvieron involucrados en concertar la cita Ramón Guillermo Aveledo, Vicente Díaz y Tomás Guanipa. Al margen de la cita permaneció María Corina Machado, de Vente Venezuela, líder del costado más intransigente de la disidencia democrática venezolana, quién en todo momento ha criticado los intentos por prestar el concurso opositor a las citas electorales que organiza el chavismo.
La plana mayor opositora había pasado varios meses disgregada, con diferencias políticas en el enfoque y distanciamientos personales producto de agendas de carácter mutuamente excluyente. La circunstancia colocó en una grave entredicho a la Mesa de la Unidad Democrática, la plataforma que agrupa a estos partidos, de la cual ya Acción Democrática, y Avanzada Progresista, el partido de Falcón, había anunciado, incluso, su separación.
Aunque la noticia del reencuentro opositor produjo cierto interés en los círculos informativos, ha sido recibida con una pétrea indiferencia por el grueso de la sociedad venezolana. Las fuentes informan que la reunión transcurrió en buenos términos, pero todas las voces coinciden en que habrá que sentarse a trabajar duro para aproximar posiciones, puntos de vista y objetivos. Aquel fue un “intercambio de posturas” en la cual la noticia más relevante fue la propia celebración de la reunión.
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