David Davis, el hombre que encarna el fracaso de la estrategia de May en el Brexit
El papel del ministro británico, dimitido este domingo, fue más el de un elemento de contención del partido que el de avanzar en la negociación con Bruselas
La primera conversación que mantuvieron David Davis y Michel Barnier, jefe negociador de la UE en el Brexit, versó sobre la pesca en Finlandia. Poco después de activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que abría el pasado 29 de marzo de 2017 los dos años de negociación para la salida de Reino Unido de la UE, el flamante ministro del Brexit realizó una ronda de llamadas a sus contrapartes europeas. Pero protagonizó un embarazoso error. Le dijeron que el siguiente en la lista de llamadas era Michel Barnier, y Davis, mal asesorado, pensó que se trataba del ministro de Exteriores finlandés. El político francés no acertaba a comprender por qué los primeros minutos de conversación con la persona con quien habría de negociar el Brexit estuvieron dedicados al lucio, la perca, la lucioperca y el salmón. El episodio no hizo mucho por mitigar las dudas que albergaban los oficiales británicos sobre la idoneidad del recién nombrado ministro del Brexit para liderar el más importante proceso negociador al que se enfrentaba el país en su historia reciente.
La anécdota, recogida en el libro Fall out, fabuloso relato de un año de caos político en Reino Unido escrito por el jefe de política de The Sunday Times, Tim Shipman, ilustra cómo fue el paso de David Davis por el Ministerio que estrenó en julio de 2016. Caótico, poco preparado en los detalles de fondo de la negociación, más inclinado a los eslóganes que a la letra pequeña, Davis ha actuado más como un elemento de contención del sector duro en el Gobierno —hasta su dimisión este domingo— que como un verdadero negociador con Bruselas, labor que con el tiempo la primera ministra fue depositando discretamente en su principal oficial del Brexit, el más solvente y pragmático Olly Robbins.
El nombramiento de David Davis, que llevaba 19 años sin ostentar cargo alguno en el Gobierno, fue una sorpresa cuando Theresa May formó su Gabinete tras imponerse en la batalla por el liderazgo del partido, desatada por la dimisión de David Cameron después de la victoria del Brexit en el referéndum en junio de 2016. Al encargar la negociación con Bruselas a un conocido euroescéptico, May trataba de ganarse la confianza de los partidarios del divorcio con la UE, recelosos de una primera ministra que había votado por la permanencia. Como ha recordado este lunes el propio Davis en una entrevista en la BBC, Theresa May le dejó bien claro en su nombramiento que, a pesar de todo, sería ella quien llevaría personalmente el peso de las negociaciones.
Davis, que había hecho campaña por la salida de la UE, fue uno de los tres reconocidos eurófobos a los que May entregó un ministerio. También las carteras de Exteriores (Boris Johnson) y de Comercio Internacional (Liam Fox) recayeron en prominentes euroescépticos. Davis, Johnson y Fox pronto pasaron a ser conocidos en los círculos políticos como Los Tres Brexiteros.
De alguna manera, al colocarlos en los principales puestos relacionados con el Brexit, Theresa May buscaba hacer a los propios defensores del Brexit responsables de la suerte de las negociaciones ante el partido y el electorado. Un primer gesto que marcaría la manera en que la primera ministra ha llevado el proceso: su guía ha sido la política doméstica, más que el propio avance de las negociaciones. La dimisión de Davis encarna simbólicamente el fracaso de la estrategia.
El papel de Davis en las negociaciones, atascadas a solo nueve meses de que Reino Unido quede automáticamente fuera de la UE, ha sido criticado, más o menos veladamente, por oficiales a uno y otro lado del canal de La Mancha. Sus críticos, incluso dentro del propio Gobierno, se quejan en privado de que, en sus viajes a las capitales europeas, Barnier dedicaba más tiempo a exhibirse de compadreo con su equipo en los bares locales que a sentarse a negociar los términos de la negociación. El propio Barnier expresó su preocupación por el escaso compromiso de Davis, según las minutas de una reunión publicadas en septiembre de 2017. En lo que va de año, Davis apenas se ha reunido tres veces con Barnier, un total de cuatro horas.
Un científico molecular dedicado a la política
Criado solo por su madre en un hogar laborista de clase trabajadora, Davis estudió Ciencia Molecular en la Universidad de Warwick y Administración de Empresas en Harvard. Sus credenciales como negociador proceden de su experiencia laboral en el mundo de la empresa. Casado y padre de tres hijos, fue reservista en las SAS (Servicio Aéreo Especial), cuerpo de élite del Ejército británico, antes de ser elegido por primera vez para sentarse en la Cámara de los Comunes en 1987.
Milita en el Partido Conservador desde sus tiempos de estudiante y fue su presidente entre 2001 y 2002. Dos veces intentó sin éxito convertirse en líder del partido, la segunda contra David Cameron. Fue secretario de Estado para Europa con John Major, y en 2003 se convirtió en un feroz portavoz de Interior en la oposición hasta que, cinco años después, dimitió como diputado en protesta por el endurecimiento de los planes de detención de sospechosos por terrorismo. Su dimisión provocó entonces una elección parcial que volvió a ganar. Las consecuencias de su dimisión este domingo, dos años después de que May le diera su primera cartera ministerial, son mucho más impredecibles.
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