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Un voto clave en el aborto, matrimonio gay y financiación electoral

Kennedy era el miembro más longevo del Supremo, adonde llegó en 1988

Kennedy y Trump, en abril de 2017 en la Casa Blanca
Kennedy y Trump, en abril de 2017 en la Casa BlancaCarolyn Kaster (AP)

Con la retirada de Anthony Kennedy, se va el miembro más longevo del Tribunal Supremo estadounidense (30 años) pero sobre todo el más determinante en los últimos años. Kennedy ejercía de péndulo: según la temática, decantaba la mayoría hacia el lado conservador o progresista de entre los nueve miembros vitalicios de la Corte. Su voto, por ejemplo, fue clave en la legalización del matrimonio homosexual en 2015, el mantenimiento en 1992 del derecho al aborto, la autorización en 2008 a los presos de Guantánamo a recurrir en tribunales civiles su detención indefinida o el levantamiento en 2010 de casi todos los límites a la financiación privada de campañas electorales.

El californiano Kennedy, que en julio cumplirá 82 años, llegó al Supremo en 1988 de la mano del presidente republicano Ronald Reagan. Licenciado en Stanford, London School of Economics y Harvard, antes de su desembarco en la máxima autoridad judicial de EE UU había sido miembro de una corte federal de apelaciones, abogado privado y profesor de Derecho Constitucional.

No fue, sin embargo, la primera opción de Reagan, que lo nominó después de que el Senado rechazara a un candidato más conservador. Ese perfil más moderado ha dado resultados agridulces a los conservadores, que no perdonan, por ejemplo, a Kennedy su apoyo al aborto y al matrimonio igualitario. Pero, en la práctica, en la mayoría de ocasiones su voto se ha unido al de los miembros del Supremo más a la derecha.

Por ejemplo, en el último curso, ha votado en 14 ocasiones con los otros cuatro juristas designados por republicanos. De formas educadas, su doctrina jurídica gira alrededor de los amparos constitucionales a la libertad individual, como la de expresión. Ha adoptado posiciones derechistas en asuntos policiales y votó en contra de la constitucionalidad de la reforma sanitaria del expresidente demócrata Barack Obama.

Poco antes de conocerse su jubilación, con la que se especulaba desde hace tiempo, Kennedy se reunió este miércoles en la Casa Blanca con el presidente Donald Trump, que ahora tendrá por segunda vez la ocasión de nominar a un miembro del Supremo en apenas un año y medio de mandato. El republicano lo definió como un “gran jurista” y confió en poder encontrar a un sustituto “igual de excepcional”. El objetivo de los republicanos, que ostentan la mayoría en el Senado, es votar al nominado antes de las elecciones legislativas de noviembre dado que es posible que entonces los demócratas se hagan con el control de la Cámara Alta.

El panorama es el soñado para los conservadores. Por primera vez en 25 años, existe la posibilidad de designar a un juez que puede alterar drásticamente el equilibrio ideológico del Supremo, garantizando una sólida ventaja de cinco conservadores frente a cuatro progresistas. Esa mayoría puede ser determinante cuando el tribunal tenga que resolver asuntos sociales.

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