“Siento a la juventud mexicana amargada, asustada, con miedo”
La economista y fundadora del CIDE reflexiona sobre la realidad mexicana y la coyuntura electoral
Hija de exiliados españoles, Trinidad Martínez Tarragó (Barcelona 1928) llegó a México con 11 años. En el Colegio Madrid, también republicano, aprendió a hablar “español con la c, porque yo antes solo hablaba catalán”. Estudió Economía en la UNAM –“éramos tres mujeres en clase” –, se doctoró en Escocia y volvió a México para fundar en los setenta uno de los centros de estudios más prestigiosos del país, el CIDE, y tomar café en casa del expresidente Luis Echeverría: “me decía que yo explicaba muy bien eso de la economía”. Retirada de la vida académica desde hace cuatro años, mantiene el contacto con las generaciones de las que ha sido maestra y conserva el olfato por la actualidad. “El proyecto de país que yo conocí se ha desmoronado. Hoy hablo con la juventud y la siento amargada, asustada, con miedo”.
Pregunta. ¿Cuáles son los principales problemas del México actual ?
Respuesta. Un conjunto de fenómenos que han deteriorado gravemente la vida social y económica del país: la corrupción generalizada, la impunidad, el narcotráfico y la ausencia de una política económica que garantice el crecimiento, el empleo y mejores niveles de bienestar para la población. México necesita poner en marcha un proyecto a nivel nacional de crecimiento y justicia que ataque la raíz de estos males.
P. ¿Y la pobreza?
R. Uno de los objetivos específicos de un proyecto nacional de desarrollo económico es acabar con los niveles de pobreza presentes en varias regiones del país. En menos de un siglo hemos pasado de alrededor de 20 a 120 millones de habitantes. No ha habido una política de desarrollo industrial y de apoyo al campo capaz de absorber ese crecimiento de la población.
P. Esa es la tesis de López Obrador
R. Después de haber escuchado los dos debates no considero que ningún candidato plantee las políticas adecuadas para reducir o eliminar las causas que afectan negativamente la vida del país: eliminar los bolsones de miseria, crear las fuentes de trabajo necesarias para dar empleo a la juventud. No veo diferencias entre los proyectos ideológicos de izquierda y de derecha.
P. Obrador, por ejemplo, ha confirmado que apoya el TLC
R. El libre comercio es en principio beneficioso para cualquier país en la medida que le permite importar o exportar según sus potencial y necesidades. Sin embargo puede resultar nocivo si la dependencia de las importaciones excede a su capacidad exportadora. En el caso del TLC las exigencias de Estados Unidos plantean problemas que afectan a la economía mexicana sobre todo en los que se refiere a la industria automotriz.
P. México lleva anclado en un crecimiento de 2,5% desde hace más de dos décadas. ¿Que fortalezas económicas tiene el país?
R. Antes había una estructura institucional que obedecía a un proyecto de desarrollo, pero la globalización y el neoliberalismo se han convertido desde los setenta en el proyecto político y económico que ha marcado la actitud de los gobiernos, dejando a las leyes del mercado y los recursos financieros decidan la suerte de las economías. Pese a ese estancamiento, el potencial es enorme. México tiene una población suficientemente preparada para emprender el proyecto que necesita el país.
P. Cómo se materializa ese proyecto
R. Necesitamos un proyecto basado en el desarrollo y aprovechamiento de las nuevas tecnologías. Mientras sigamos comprando lo que hacen los otros y nosotros aportar solo la mano de obra, esto no tiene destino. En México tenemos buenas universidades, buenos niveles de capacitación profesional, pero el sistema educativo está generando una cantidad de gente que no corresponde con la demanda de los sistemas productivos. Tenemos que adecuar los niveles educativos para asegurar el empleo de personal capacitado y dejar de ser proveedores de mano de obra barata. Este proyecto debería ir además acompañado de un programa de desarrollo industrial que derrame los beneficios del avance tecnológico a la mayor parte de la estructura productiva del país, evitando en la medida de lo posible lo que ha sucedido con la industria automotriz.
P. ¿Cómo analiza el problema de la violencia?
R. El cultivo y comercialización de las drogas tiene como mercado principal EE UU. Los grupos de delincuentes se enfrentan para asegurarse el dominio y en ese proceso se desata la violencia y la captación de la juventud, que en el campo enfrenta la pobreza y la falta de un futuro mejor. En este proceso surgen también las alianzas con autoridades locales, sin excluir el apoyo de alguno de los altos mandos del gobierno federal.
P. ¿Cómo ve a la juventud?
R. Hay un clima generalizado de inseguridad. Antes, había una atmosfera que evitaba los peligros que vivimos hoy producto del desencanto y la frustración. Hoy hablo con la juventud y la siento amargada, asustada, con miedo a no tener trabajo, a no conseguir una beca. El país ha empeorado, se ha roto el equilibrio entre lo que la población necesita y lo que el sistema ha sido capaz de dar
P. ¿México es más machista ahora o antes?
R. En la escuela de Economía éramos solo tres mujeres. Ahora estamos mejor que en los 50. Hemos ganado en libertad, igualdad, derechos sexuales y laborales, aunque con matices. El machismo existe y seguirá existiendo en la medida que los hombres dominan los puestos de poder. La lucha emprendida de las mujeres ha permitido su participación en todas las actividades pero con escasos resultados para romper el techo de cristal que las separa de los puestos de poder. Sus salarios son casi siempre inferiores a los de sus colegas. Además ha surgido un tipo de machismo asociado al éxito profesional de las mujeres, generando en los hombres un resentimiento que pocos han sido capaces de superar.
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