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Felipe González: “La oposición debe resistir unida. El régimen de Maduro se va a caer solo”

El expresidente español teme un acuerdo poselectoral entre el chavismo y Falcón en un intento de lavado de imagen: "La situación del país sería la misma"

Francesco Manetto
Felipe González, entre Juan Manuel Santos y Óscar Naranjo, el sábado durante la reunión de seguimiento de los acuerdos de paz.
Felipe González, entre Juan Manuel Santos y Óscar Naranjo, el sábado durante la reunión de seguimiento de los acuerdos de paz.NELSON CÁRDENAS (CASA DE NARIÑO)

El expresidente del Gobierno español Felipe González cree que "la destrucción" de Venezuela perpetrada por Nicolás Maduro llevará pronto a una caída del régimen. Esta semana ha viajado a Colombia para supervisar, junto con el exmandatario uruguayo José Mujica, el desarrollo de los acuerdos de paz con las FARC. Desde el país andino, que sufre una crisis migratoria sin precedentes como consecuencia de la deriva del chavismo–más de un millón de venezolanos han cruzado la frontera en los últimos meses-, analiza los movimientos del Gobierno y de la oposición ante las presidenciales convocadas para el 20 de mayo. En esas elecciones, que según la oposición se celebran sin garantías democráticas, solo hay una candidatura alternativa de peso, la del antiguo dirigente chavista Henri Falcón. González (Sevilla, 1942) teme que acabe pactando con Maduro en un intento de lavado de imagen.

Falcón, recuerda el expresidente, “incluso puso una condición que era inexcusable: la coparticipación de Naciones Unidas en el control de todo el proceso”. “Eso no se ha producido y ha suprimido esa condición, luego eso indica que algún pacto interno existe". "Lo que se sabe de embajadores de la Unión Europea es que él mismo explicó que habría un acuerdo poselectoral, y ese acuerdo poselectoral es cerrar el régimen de nuevo”.

Pregunta. ¿Y este plan sería un golpe para el Frente Amplio, la antigua Mesa de la Unidad Democrática (MUD)?

Respuesta. No lo creo.

P. La gran mayoría de la oposición quedaría apartada.

Nunca he hablado de Venezuela con Zapatero, y se lo he ofrecido varias veces

R. Claro. Pero yo creo que lo mejor que puede hacer la oposición democrática es no participar en esta farsa de ninguna manera. Eso es lo que creo que debería ocurrir. El otro día, además de hacer esa tribuna absolutamente cínica en EL PAÍS, [Maduro] aparecía en un acto de campaña electoral diciendo que en el supuesto de que triunfara una opción política que entregara, decía él, el patrimonio de Venezuela a los gringos y a las élites europeas él tomaría las armas. Por tanto, esa es la naturaleza de Maduro. Yo no juzgo la mala intención, juzgo sobre todo sus actos, sus comportamientos y resultados. Él ha destruido la democracia, la Constitución bolivariana, la ha destruido completamente en un golpe de Estado que empezó en el propio diciembre de 2015 cuando perdió la Asamblea Nacional y que culminó con la Asamblea Nacional llamada Constituyente. Pero no solo ha destruido la institucionalidad democrática, la suya, no la de otros, la propia Constitución bolivariana. Ha destruido la economía del país. Siempre buscó un culpable. Ahora parece que los culpables son los de Banesco. Y siempre hay una permanente persecución buscando un culpable. Ha depredado completamente el país. Era casi imposible imaginar que se pudiera hundir a PDVSA, pero también ha hundido a PDVSA.

"Colombia tiene más problemas con el drama de la frontera que con los acuerdos"

Pregunta. ¿Cómo juzga el desarrollo del proceso de paz en Colombia y sus obstáculos?

Respuesta. Se sigue evaluando internacionalmente estos acuerdos de paz como uno de los ejemplos de los que hay que sacar adelante. ¿Ahora se ha complicado la aplicación de los acuerdos? Sí, por varios factores, pero el fundamental es que se ha retrasado mucho la firma del acuerdo. El acuerdo debería haber estado maduro dos años antes. Porque hubiera habido un tiempo de implementación mucho más razonable antes de entrar en lo que siempre es una vorágine, que es una campaña electoral, y ahora estamos en la vorágine de una campaña electoral, de la que obviamente no quiero opinar.

Y hay una serie de acontecimientos en la implementación que dentro de esa vorágine están creando inquietud y expectativas. Dicho esto, yo veo el período de los acuerdos de paz, es inevitable verlo si no se está en cualquier tipo de sectarismo ideológico, como una esperanza cumplida después de 40 años de intentos de llegar a un acuerdo. Además, el país sigue siendo macroeconómicamente muy equilibrado, ha crecido en un momento en el que en el cono sur se hunden las economías regionales, ha mejorado la infraestructura, ha mejorado la vivienda, ha reducido la pobreza etc. Eso es al margen del proceso de paz. Este período es un período muy positivo para Colombia y para su futuro. Creo que tiene más problemas hoy Colombia. Más que con la implementación de los acuerdos, con el drama de 2.500 kilómetros de frontera.

P. Y si ese pacto se lleva a cabo, ¿qué va a ocurrir?

R. La situación el 19 de mayo y el 21 de mayo será exactamente la misma respecto del país. Es decir, ¿qué va a cambiar después de una competición electoral completamente falseada, cuyos resultados son previsibles? Hagan la maniobra que hagan de imagen, de pactar el Gobierno con la supuesta oposición derrotada, que sería Falcón, o no, la situación del país sería la misma. La situación sería del 13.000% o 14.000% de inflación, un salario mínimo que sube cuatro veces en un año y que se devora a sí mismo inmediatamente. Es una catástrofe sin paliativos. No hay medicinas. La gente está recurriendo a medicinas para animales. No hay comida. Han hecho la cosa más inaceptable que puede hacer un régimen: con 15 millones de carnés de la patria, que, ligados a los CLAP, a las bolsas de comida que también ellos están depredando, pretenden que les garanticen el sometimiento de la población. Caracas es una ciudad de una violencia extrema, hay más muertes que en Damasco, han perdido la economía, el aparato productivo de Venezuela, el país más rico de América Latina y todavía Maduro busca culpables y no se mira al espejo, viendo que el mayor culpable de lo que pasa es él. Ahora hay una apariencia de mayor abastecimiento porque hay elecciones el 20 de mayo, pero el 21 de mayo la realidad será exactamente la misma.

P. ¿Y usted qué opina? ¿Qué acontecimientos prevé?

R. Se está fracturando el régimen por dentro. Lo digo con conocimiento de causa. Hay mucha gente del régimen que no quiere continuar con esta farsa, que no quiere continuar la responsabilidad de destruir a su propio país. Están soportando ellos mismos persecuciones y muchos están amenazados, muchos de los que han sido epígonos del régimen chavista. Por tanto, todos tratamos de imaginar qué va a pasar al día siguiente y no va a pasar absolutamente nada distinto del horror que está sufriendo Venezuela. Hay un problema geopolítico que no quieren ver. Venezuela no es una isla del Caribe. Y no me estoy refiriendo a ninguna más que en la que piensa. Por tanto, el aislamiento, como su propio nombre indica, no es posible. Venezuela es un país de fronteras y de fronteras con muchos países de América Latina. Por tanto, Venezuela es un drama infinito para los venezolanos, cuya responsabilidad es la de Maduro y su régimen y asombrosamente incluso los militares, que son corresponsables de esa destrucción de su propio país.

La oposición democrática no debe participar en esta farsa de las presidenciales

P. Y la región está afrontando una emergencia migratoria.

R. Siendo un drama infinito para los venezolanos, es el problema más grave que tiene la región. Cuántos problemas se deducen de eso para Colombia… En Colombia a mi juicio hay más de un millón de venezolanos desplazados. Salen a para encontrar un lugar donde pueda una mujer dar a luz, salen para encontrar comida, para cortarse el pelo y tener algo mínimo. Europa soporta una crisis de inmigración y de asilo: 500 millones de europeos con más de 40.000 dólares per cápita soportan una crisis migratoria a la que no saben darle solución de un millón de refugiados o de migrantes. Ese millón lo está soportando solo Colombia. Si uno se sitúa en la frontera tendría que ver el PIB por habitante, que tiene que ser de 2.300 o 2.200 dólares, no de 40.000. Es insoportable lo que está ocurriendo. Tiene que haber planes de emergencia de la comunidad internacional para darle acogida a esa fuga de venezolanos, que están inundando toda la región. Llegan hasta Panamá, Chile, Perú, Argentina, desde luego Brasil. Toda la región afectada por ese drama. Eso el día 21 se va a agravar.

P. ¿Qué salida puede haber?

R. No quiero hacer especulaciones de futuro. Lo que digo es que ningún Gobierno, ninguno entre los ejemplos que tenemos en el mundo ha resistido durante un año un proceso de hiperinflación tan grave como este. ¿Puede ser Venezuela una excepción? Lo dudo. No es sencillamente soportable. Algunos juzgan intenciones, yo no. Yo juzgo hechos. Además de haber despilfarrado y robado todo lo robable, además de destruir al país no le dan absolutamente ninguna esperanza.

 Se está fracturando el régimen por dentro. Hay muchos que no quieren seguir así

P. ¿Qué puede hacer entonces la oposición?

R. Resistir, reaglutinarse de nuevo, que esa plataforma incluya a todos los demócratas, a todas las fuerzas sociales, desde las sindicales hasta la iglesia, pasando por la universidad. En una sola plataforma de resistencia ante la opresión, la dictadura y la destrucción de su propio país. Lo que hicieron a principios del año 2017. Después aflojaron y se dividieron, y espero que recuperen la unidad. Se dividieron después de haber triunfado incluso en aquella consulta de julio de 2017. Después se deprimieron porque este impuso una Asamblea Nacional llamada Constituyente. Hay que resistir. Solo resistir, denunciar y resistir pacíficamente y pasivamente ante ese aparato de represión. El régimen a mi juicio se va a caer solo.

P. ¿Qué le parecen los intentos de diálogo, hasta ahora infructuosos, como los que promovió el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero?

R. Lo he dicho muchas veces, porque mi posición ha sido la misma desde el primer día que comenzó el diálogo. Nunca estoy en contra del diálogo. Hice un trabajo muy preciso que después publiqué como artículo era Diálogo, pacto, reconciliación. El diálogo para ganar tiempo, que es un tiempo que no tiene Venezuela, no es diálogo: es simplemente engaño. Y en eso hemos estado durante mucho tiempo. Una vez más, tengo que decir que yo no he hablado nunca con Zapatero de Venezuela, no porque yo no haya querido, se lo he ofrecido en varias ocasiones. ¿Hay alguna alternativa mejor? Sí. Que se vaya Maduro. Que no siga destruyendo a su propio país. Esa es la alternativa.

Nunca apoyaría una intervención en Venezuela.  Hay que coordinarse mucho más en las sanciones

P. ¿Qué puede hacer la llamada comunidad internacional?

R. Siempre tengo una precaución. Yo personalmente no apoyaría nunca una intervención en Venezuela. No la apoyaría. Tiene que quedar claro. Ahora, existen resortes de la llamada comunidad internacional, que es Europa, Norteamérica y los grandes países democráticos de América Latina. No estamos exigiendo que Rusia haga algo o que China haga algo. ¿Existe alguna posibilidad de hacer algo más? Sí. Hay que coordinarse mucho más firmemente en las sanciones. No a Venezuela sino a los depredadores de Venezuela. Que no es lo mismo. Yo no soy partidario del embargo de petróleo, que ya no tienen nada que embargar. Lo que creo es que hay que bloquear las cuentas de todos los que han robado. Y que en eso tienen que estar de acuerdo todos los líderes que creen en la democracia. Eso es suficiente, a mi juicio, para acompañar la resistencia del pueblo venezolano.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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