Estados Unidos se mira ante el incómodo espejo de los linchamientos a negros
Se inaugura el primer memorial sobre la campaña de terror que ejecutó a más de 4.400 afroamericanos en los siglos XIX y XX
En instituciones y en la arena pública en Estados Unidos, se aborda el drama de la esclavitud de los negros, la segregación legal de los afroamericanos hasta 1964 o la disparidad actual en las cárceles y en las muertes policiales. Pero hay otras manchas del racismo, el gran pecado estadounidense, de las que se habla muy poco, que parecen olvidadas. Una de ellas es la campaña de linchamientos a negros en los siglos XIX y XX. Ahora la apertura del primer memorial sobre esa tragedia, que se inauguró este jueves en Montgomery (Alabama), coloca a EE UU ante un espejo incómodo.
El Museo Nacional para la Paz y la Justicia, un proyecto impulsado por la organización Equal Justice Initiative y que también analiza el “legado de la esclavitud y la desigualdad racial”, propicia una introspección nacional sobre una de las atrocidades racistas menos conocidas. Equal Justice Initiative publicó por primera vez en 2015 un detallado informe sobre linchamientos a afroamericanos en EE UU. Se estima que entre 1877 y 1950, entre los fines de la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, murieron más de 4.400 negros en “linchamientos raciales”, sobre todo en el sur del país. El objetivo de las ejecuciones era mantener el “control racial” de los blancos y aterrorizar a los negros. Seis millones de afroamericanos huyeron del sur por temor a ser ejecutados.
El museo cuenta algunos de los funestos motivos detrás de los linchamientos: Caleb Gadly fue ahorcado en Kentucky en 1894 por “andar detrás de la esposa de su empleador blanco” y Parks Banks fue ejecutado en 1922 por llevar una fotografía de una mujer blanca. El centro, inspirado en memoriales sobre el Holocausto y el Apartheid, cuenta con enormes monolitos con los nombres de los fallecidos y el lugar de la ejecución.
Los condados donde se llevaron a cabo linchamientos pueden pedir un duplicado de los monolitos. Pero, en un intento de propiciar cambios estructurales, los responsables del museo solo los entregarán si los condados demuestran que han tomado medidas para “abordar injusticias raciales y económicas”. “Creemos que afrontando públicamente la verdad sobre nuestra historia es el primer paso hacia la reconciliación y la recuperación”, sostienen los promotores del memorial.
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