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La OCDE alerta de la corrupción como aceleradora de populismos y nacionalismos

La percepción ciudadana de una recuperación económica desigual alienta la desconfianza en las instituciones democráticas

Silvia Ayuso
La primera ministra noruega, Erna Solberg (izq.) y el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría (der.).
La primera ministra noruega, Erna Solberg (izq.) y el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría (der.).Thibault Camus (AP)

La crisis global y la lenta recuperación de los países, que no está siendo percibida como equitativa por buena parte de la población, han generado un caldo de cultivo que propicia el cuestionamiento de los propios fundamentos democráticos. Y las prácticas de corrupción tanto a nivel de Gobierno como en las empresas no hacen sino erosionar aún más las instituciones, alentando el populismo, el nacionalismo o el proteccionismo, advirtió este martes en París el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría.

“La integridad mundial no es un sueño distante, es una necesidad urgente. Porque nuestros ciudadanos están perdiendo la confianza (…) y este ambiente proporciona un campo fértil al populismo, el nacionalismo y el proteccionismo, todos los ‘ismos’ malos”, advirtió Gurría al comienzo del foro anual que celebra hasta este miércoles la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre el combate de la corrupción y por la integridad.

Gurría lanzó algunos datos preocupantes. Solo el 42% de los ciudadanos de los países de la OCDE, dijo, confía en sus Gobiernos nacionales. No es además un problema exclusivo de las instituciones. La confianza empresarial es algo mejor, “pero no mucho”: apenas la mitad de los encuestados para el barómetro de 2017 dijo confiar en las empresas.

El foro anticorrupción no busca necesariamente en sus dos días de sesiones en la sede de la OCDE en París respuestas innovadoras. Las recetas principales ya se conocen: transparencia e integridad.

“No se puede combatir el populismo o el nacionalismo con antipopulismo o antinacionalismo, necesitamos una respuesta que convenza, y la lucha por la integridad y contra la corrupción es una parte integral de ella”, afirmó el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans. El alto funcionario europeo recordó que estamos ante un problema endémico —“no hay un solo miembro de la UE que no tenga algún asunto relacionado con la integridad o la corrupción”— que, insistió, no se soluciona con medias medidas. “Igual que no puedes estar solo un poco embarazada, no puedes ser solo un poco íntegro”, recalcó.

Pese a que todos los países puedan haberse visto salpicados por algún que otro escándalo, los hay más y menos corruptos. Según el índice anual de Transparencia Internacional, entre los países percibidos como menos corruptos está Noruega, que ocupa el cuarto lugar detrás de Nueva Zelanda, Dinamarca y Finlandia (España está en el 42, bastante por detrás de Portugal, en el 29, o Polonia, en el 36, pero delante de Italia, en el 54). La primera ministra noruega, Erna Solberg, así como Katrín Jakobsdóttir, la jefa de Gobierno de Islandia, el país que llevó a banqueros a la cárcel por la crisis que a punto estuvo de hacer colapsar al pequeño país, también insistieron en “la integridad, la transparencia y la rendición de cuentas” como “claves indispensables” de la recuperación de la confianza ciudadana y el freno a males mayores.

Pero esta es una lucha, advirtió Solberg, que debe ser internacional y conjunta. “Cada país tiene la responsabilidad de luchar contra la corrupción, porque a nivel global solo podrá ser combatida con esfuerzos coordinados”.

No bastan además las leyes, también hay que asegurarse de que estas son cumplidas, advirtió por su parte la vicepresidenta argentina, Gabriela Michetti, la otra ponente invitada a la inauguración de la conferencia. “En nuestro país y en muchos de América Latina tenemos normas muy aceptables (contra la corrupción), pero no está garantizada la ejecución de esas normas, nos encontramos con que las leyes finalmente son pasadas por arriba” y así “es imposible generar un marco adecuado para la anticorrupción y la integridad”.

La lucha contra la corrupción no puede ser tampoco solo cosa de las instituciones, también se requiere una vigilancia ciudadana, motivo por el cual la OCDE destaca también en esta edición del foro la importancia del periodismo de investigación, como se ha demostrado en casos como los Panama Papers. La presidencia de Transparencia Internacional, Delia Matilde Ferreira Rubio, resumió en “cuatro íes” la fórmula anticorrupción: “Más información, más integridad, menos impunidad y menos indiferencia”.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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