Cuando la policía detiene a un asesino buscando a otros
Una carambola llevó a la detención la semana pasada en París del fugitivo más perseguido de Chile en una operación en la que se investigaban presuntos etarras fugados en México
En las investigaciones policiales hay carambolas, bromas del destino, que provocan sorprendentes desenlaces. Esta es una de esas historias en las que, persiguiendo a unos malos en un país, se encuentra a otros en otro, que proceden además de un tercero. El rocambolesco caso se resolvió el pasado 17 de febrero. Y supone el fin de 22 años de vida clandestina. En él hay cuatro países y cuatro servicios de inteligencia implicados: la Agencia de Inteligencia de México, la Comisaría General de Información de la Policía Nacional española (CGI), la Jefatura Nacional de Inteligencia Policial chilena (JENAINPOL) y la Subdirección Antiterrorista francesa (SDAT).
El resultado, inesperado en un principio, es la detención en París la semana pasada de uno de los terroristas más buscados de Chile. Ricardo Palma Salamanca, miembro destacado del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), donde le apodaban El Negro, llevaba más de 20 años viviendo en la clandestinidad tras una fuga de película de una cárcel de máxima seguridad de Santiago de Chile en 1996. Allí cumplía una condena de terrorismo por ser el autor material del asesinato —el 1 de abril de 1991— del senador pinochetista y principal ideólogo de la dictadura militar de Augusto Pinochet, Jaime Guzmán. La última vez que fue visto —antes de su reciente detención en París— se encaramaba a una cesta blindada que un helicóptero había descendido hasta el patio de la prisión. Fue la víspera del día de fin de año. Junto a él huyeron otros tres miembros del FPMR, la agrupación paramilitar que combatió la dictadura de Pinochet entre 1973 y 1990. No sería la última vez que escapara.
Tras la espectacular huida, tuvo tiempo de convertirse en otra persona, cambiar de identidad, empezar a usar el nombre Esteban Manuel Solís Tamayo, tener pasaporte mexicano y formar una familia. Sus hijos, conocedores o no de su oscuro pasado, nacieron en México y portan hoy los falsos apellidos suyos y de su esposa, Pilar Alejandra Quezada Moreno en su pasaporte mexicano, pero antes Silvia Paulina Brzovic Pérez.
Buscando fugitivos etarras
Todo comenzó cuando los servicios de Inteligencia mexicanos se pusieron en contacto hace unos meses con la Comisaría General de Información de la Policía Nacional. Habían detectado que se estaban produciendo en México una serie de secuestros de larga duración y habían llegado a la conclusión de que podían asemejarse a los que ETA llevó a cabo en sus peores años en España. Los agentes mexicanos trataban de averiguar si los responsables de esas acciones, por las que se cobraron millonarios rescates, podían ser etarras fugados y ocultos en su país, y que fuese ese su medio de vida.
Las investigaciones se concretaron finalmente en una operación desarrollada el pasado 10 de junio. Se iba a cobrar el rescate de una ciudadana danesa, de la que sus captores habían enviado una oreja como prueba de vida. Tras las detenciones, vino la sorpresa: entre los arrestados se encontraba el líder del FPMN, Raúl Escobar Poblete, popularmente conocido como comandante Emilio, el mismo que supuestamente iba en aquel helicóptero que ayudó a huir a Ricardo Palma Salamanca en 1996 y a otros tres miembros del grupo de extrema izquierda.
No eran etarras, eran ellos mismos los que se estaban dedicando a esos secuestros en México. Y, aunque cayó el comandante Emilio, Ricardo Palma Salamanca logró huir con su familia. Según fuentes policiales, "él, su mujer y sus dos hijos salieron a través del Aeropuerto Internacional de Ciudad de México el 31 de mayo de 2017, en el vuelo 2900 de la aerolínea Interjet, con destino a la Habana-Cuba, donde permanecieron 13 días". El 13 de junio volaron todos en un vuelo de Air France con destino París, "con billete de vuelta para el 13 de julio de 2018".
Lo siguiente es su detención, la semana pasada en París, tras haber sido identificado con su nacionalidad mexicana. Su mujer y sus hijos continúan en paradero desconocido.
El Negro espera ya a ser extraditado por las autoridades francesas a Chile, donde con probabilidad irá a parar a la misma cárcel de máxima seguridad con el comandante Emilio. Más de 20 años después, los dos líderes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez se encontrarán entre rejas por una investigación policial que no les buscaba a ellos.
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