El testimonio de un antiguo asesor arrepentido amenaza con derribar a Netanyahu
El ex director general de Comunicaciones, mano derecha del primer ministro durante 20 años, declara ante la Policía israelí a cambio de un acuerdo para librarse de la cárcel por corrupción
Jerusalén no parece una ciudad tan santa en la última semana. Desde que la Policía presentó ante la fiscalía acusaciones por cohecho contra Benjamín Netanyahu en dos casos de corrupción, las redadas de la brigada antifraude han hecho emerger nuevas sospechas de tráfico de influencias en el entorno del primer ministro de Israel. Uno de los arrestados, el ex director general de Comunicaciones Shlomo Filber, mano derecha de Netanyahu durante dos décadas, ha preferido librarse de la cárcel a mantener lealtad a ultranza a su mentor. La prensa israelí informaba este miércoles de que Filber ha llegado a un acuerdo con los agentes que le investigan para convertirse en testigo del Estado, esto es, en un arrepentido cuyo testimonio comprometedor amenaza con apear del poder al líder conservador del Estadio judío tras 12 años de mandatos acumulados.
Los israelíes se despiertan cada día con un nuevo caso de corrupción en la prensa y el comisionado (director general) de la Policía, Roni Alsheich, un veterano exagente del Shin Bet (servicio secreto) no tiene reparos en reconocer ante los diputados en la Kneset que está indagando la trama como si se tratara de una organización criminal. Los columnistas pronostican ya el fin del reinado de Netanyahu, de 68 años, y un cambio de ciclo político forzado por un previsible adelanto electoral tras el estallido de los escándalos.
Anticorrupción detuvo el domingo a siete sospechosos en el llamado caso 4.000, que investiga el tráfico de información privilegiada desde el Ministerio de Comunicaciones (dirigido directamente por Netanyahu hasta el año pasado), que puede haber conllevado beneficios millonarios para el grupo Bezeq, la principal compañía de telecomunicaciones de Israel. En recompensa por haber contribuido decisivamente a su tercera reelección en 2015, el primer ministro puso a Filber al frente de la gestión efectiva del Departamento, desde donde supuestamente filtró documentos internos al accionista mayoritario de Bezeq, Shaul Elovitch, arrestado también en la redada junto con su esposa, su hijo y dos altos directivos de la empresa.
Shlomo Filber —un abogado de 55 años que ha colaborado con Netanyahu desde sus inicios en la política y que fue presidente del Consejo de los Asentamientos de colonos en Cisjordania— no es el primer asesor que da la espalda al primer ministro ante la Policía. Ari Harrow, que también fue su jefe de Gabinete, acabó aceptando el año pasado la condición de testigo del Estado para eludir una condena a prisión. Su testimonio ha sido clave para que la Brigada Anticorrupción recomendara el día 13 a la fiscalía que acuse formalmente al mandatario en el caso 1.000 (supuestos sobornos de millonarios) y el caso 2.000 (tráfico de influencias con el editor de un diario).
“Si Momo [apodo de Shlomo] Filber ha firmado el acuerdo [como arrepentido], se marca el final de un época”, aseguraba el columnista Ben Caspit en el diario Maariv. “Se trata del asesor más próximo en las operaciones ocultas de Netanyahu. Siempre en la sombra, siempre cumplidor y leal, Bibi (apodo del primer ministro) sabía que podía contar con Momo. Hasta ayer”. Fue él quien favoreció los intereses empresariales del dueño de Bezeq a cambio de que Elovitch ordenara a los editores del popular portal digital Walla, también de su propiedad, que dieran un trato favorable al primer ministro y, en particular, a su esposa, Sara.
Intento de influir a una juez
En pleno ambiente de corrupción en Israel, la investigación policial ha hecho aflorar las sospechas de que colaboradores cercanos a Netanyahu pretendieron comprar la voluntad de una juez, ofreciéndole un alto cargo, a cambio de que archivara una causa abierta contra la esposa de Netanyahu. Esta trama gira en torno a las componendas de Nir Hefetz, un antiguo jefe de prensa de Netanyahu, quien —a través de otro exconsejero del primer ministro, Eli Kamir—, ofreció a la magistrada Hila Gerstel el cargo de fiscal general de Israel si cerraba una investigación por pagos indebidos atribuidos a la segunda dama a costa de la Administración. Sara Netanyahu está acusada de haber cargado al erario público más de 100.000 euros en comidas encargadas en los mejores restaurantes de Jerusalén, tras alegar que el puesto de chef de la residencia oficial estaba vacante.
El jefe del Gobierno israelí se ha defendido a través de un vídeo difundido en Facebook clamando contra el “caos total” de las “falsas acusaciones” contra él y su familia, en una “caza de brujas que dura años”. Netanyahu aseguró que todas las decisiones que se tomaron sobre Bezeq en el Gobierno fueron adoptadas por técnicos y fueron ajustadas a la ley. “Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían”, citó en su descargo el mandatario el versículo 12 del capítulo primero del Éxodo, en el que el Antiguo Testamento hace referencia al pueblo judío en Egipto.
La Policía anunció en la noche del miércoles que va a interrogar a Netanyahu la semana que viene sobre el último caso de corrupción abierto, adelantó The Jerusalem Post.
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