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Rui Rio, el conservador portugués que intenta reconquistar el centro

El nuevo líder del PSD, favorable a apoyar al Gobierno socialista, intenta limar las disensiones internas

Rui Rio, el nuevo líder del PSD, el 13 de enero 2018.Vídeo: PSD/EPV

En un casting televisivo, Rui Rio no hubiera durado dos segundos, pero su objetivo no era Mister Empatía sino la presidencia al Partido Social Demócrata portugués y lo ha conseguido. Este hombre de imagen tecnócrata es la esperanza del PSD para derrotar al socialista António Costa y volver a gobernar Portugal dentro de un año; de momento el enemigo lo tiene en casa.

El PSD celebra este fin de semana el congreso nacional con la entronización del inesperado Rui Rio (Oporto, 1957), su nuevo presidente. Tras los malos resultados en las elecciones municipales de octubre, Passos Coelho convocó en enero a los militantes para elegir su sucesor a la presidencia. Tras las renuncias de varias alternativas del aparato, las opciones se redujeron a votar entre un exprimer ministro, el oficialista Pedro Santana Lopes, y un exalcalde de Oporto, el outsider Rui Rio.

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Aunque las campañas internas de un partido no dan para tirar cohetes, el exalcalde de Oporto levantó la polémica al anunciar que tendería la mano al Partido Socialista para formar un Gobierno conjunto y así desplazar a los socios del PC y Bloco de Esquerda. “Lo que me parece más razonable”, decía en plena campaña, “es estar dispuesto a apoyar, a nivel parlamentario, al Gobierno minoritario, en este caso el PS; que es lo que tendría que haber hecho el PS, apoyar de forma crítica, pero dejar gobernar al partido más votado [en las últimas fue el PSD]”.

Rio ganó por KO técnico a Santana (54% contra el 45%). Haciendo honor a su imagen agria, en la misma noche triunfal advirtió: “El PSD no fue fundado para ser un club de amigos ni pensado para ser un gremio de intereses personales”. Puro Rui Rio.

En octubre de 2015, el PSD ganó las elecciones generales, pero no consiguió la mayoría parlamentaria. Passos Coelho quedó sonado, sin adaptarse a un escenario inédito (la alianza de socialistas y comunistas). La desorientación del PSD ha ido en aumento (14 puntos por debajo del PS en intención de voto, según el último sondeo mensual) a la vez que se afianza la solución gubernativa. El grupo parlamentario del PSD va camino de su cuarto líder en dos años de legislatura: tras la renuncia de Passos Coelho, la siguiente de Montenegro y la actual de Hugo Soares (siete meses en el cargo), el grupo elegirá otro portavoz, más cercano al nuevo líder, que no es diputado.

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Obtenido el favor del militante y pronto el del grupo parlamentario, Rio necesita hacerse con el aparato, aún en manos enemigas. El congreso nacional debe renovar los órganos internos con personas afines a Rio, aunque las heridas abiertas entre las distintas facciones van a permanecer latentes hasta el test de las elecciones europeas (mayo de 2019).

El nuevo líder del PSD no es un político fácil, desde luego nunca será acusado de populista. Casi gusta de decir las cosas que no se quieren oír. De sus años en el Colegio Alemán le queda un porte frío y tecnocrático. Agnóstico -”no soy católico, pero me reflejo en valores de la Iglesia”-, poco dado a las fantasías -“no leo novelas, no me atraen; leo libros técnicos, de economía y de historia” es tremendamente frugal -”salvo situaciones extraordinarias, ningún mes de mi vida gasto más de lo que gano”-, según se recoge en un largo corolario de frases célebres del político.

Durante sus 12 años en la alcaldía en Oporto, pagaba a los proveedores en menos de 15 días. “No me gusta deber a nadie, me dicen que no es delito, ya lo sé, pero no me gusta”. Más que aritméticos, sus problemas son geométricos. De carácter cuadriculado choca, claro, con los de personalidad circular, como el del efervescente compañero de partido Marcelo Rebelo de Sousa, hoy presidente de la República.

Hijo de la Revolución del 74, Rio añora otro 25 de abril para cambiar Portugal, aunque para ello pida otra Constitución. “Es casi imposible no cambiarla si queremos avanzar con una reforma a fondo del régimen”, anunció durante la campaña a la presidencia del PSD; ahora que ya dirige el partido, su discurso es más cauto.

Rui Rio se sabe un político distinto -“Mi manera de ser tiende a ser un poco disruptiva respecto a la política más tradicional”-, pero solo las elecciones del próximo año desvelarán si el nuevo presidente del PSD también es un político mejor.

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