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El descalificativo preferido del Kremlin: "Rusófobo"

El gobierno ruso responde cada vez más a críticos legítimos con acusaciones de odio, según un estudio

Campaña de RT contra Morgan Freeman en respuesta a un video del actor en el que criticaba al presidente ruso Vladimir Putin.

El actor de Hollywood Morgan Freeman protagoniza un vídeo publicado el 18 de septiembre en el que advierte a sus conciudadanos de una guerra de información rusa contra Estados Unidos. Su tono es dramático pero ceñido a los hechos. La respuesta del gobierno ruso fue tacharle de "rusófobo" y colocarle en el top 10 de la rusofobia por promover una "campaña de odio".

El ataque a Freeman es un ejemplo más de una estrategia creciente del Kremlin: etiquetar a sus críticos de "rusófobos" o " anti-rusos" con el fin de acallarles, según un estudio del centro con sede en Washington Atlantic Council.

La retórica de rusofobia empleada por el Kremlin o sus medios públicos en inglés RT o Sputnik despegó en 2014 tras la anexión de Crimea y ha crecido aún más después de que fuera revelada la interferencia rusa en la elección presidencial de 2016 en EEUU, según el estudio.

La "rusofobia" -el miedo irracional o el odio hacia Rusia o los rusos- apenas aparecía en los comunicados oficiales rusos antes de 2014.

La palabra "rusofobia" aparece en once comunicados distintos en 2014, casi el doble del número total de usos en los trece años anteriores. Se estabilizó en diez usos en 2015, creció a 27 usos en 2016, y subió de nuevo a 56 usos en 2017.

El Kremlin ha acusado de rusófobos al senador estadounidense John McCain, la exsecretaria de Estado de ese país Hillary Clinton o la columnista del Washington Post y ganadora del Pulitzer Anne Applebaum.

Evolución del uso de la palabra inglesa "Russophobia" en los comunicados del ministerio de Exteriores ruso y de los medios estatales RT y Sputnik.
Evolución del uso de la palabra inglesa "Russophobia" en los comunicados del ministerio de Exteriores ruso y de los medios estatales RT y Sputnik.Atlantic Council

Con frecuencia la crítica a Putin o al Kremlin es equiparada con el odio al pueblo ruso. Entre los "rusófobos" se encuentra el Parlamento Europeo, que acusó al gobierno ruso de desestabilizar el este de Ucrania.

"El gobierno ruso está atrapado en un estrecho y menguante espacio retórico en el que llamar a sus críticos 'rusófobos' es una de las pocas defensas restantes", valora el investigador del Atlantic Council Ben Nimmo.

Puntualmente se escuchan verdaderos comentarios rusófobos en los medios occidentales. El director de Inteligencia Nacional de EEUU durante el gobierno de Barack Obama, James Clapper, fue criticado por decir el año pasado que está en los genes rusos ser opuestos, diamatralmente opuestos, a EEUU y a las democracia occidentales".

Pero los críticos del gobierno de Putin señalan que las críticas al gobierno ruso en los medios occidentales no deben ser confundidas con actitudes negativas hacia el pueblo ruso o su cultura.

Un estudio global del centro Pew muestra que solo un 26% tiene confianza en el manejo de la política exterior que hace Putin. Una media del 31% ve como una amenaza la influencia y poder ruso sobre sus países, idéntico al porcentaje que dijo lo mismo sobre China y menor al 35% que percibe a EEUU como amenaza.

Atacado por bots

En su video, Freeman criticaba al presidente ruso, Vladimir Putin, pero no a la población de ese país, y pedía a su mandatario, Donald Trump, que dirija una investigación sobre la interferencia rusa en la elección que él ganó.

El video fue pagado por el Committee to Investigate Russia que se define como una organización no partidista y sin ánimo de lucro que tiene por fin informar a los estadounidenses de la amenaza por la interferencia rusa en los asuntos estadounidenses.

En redes sociales, bots rusos propagaron memes de Freeman como un drogadicto desinformado. También difundieron el hashtag #StopMorganLie, acusando a Freeman de "manipular los hechos de la historia moderna de Rusia y de difamar abiertamente a nuestro país".

La respuesta de RT al estudio fue, en línea con lo revelado, tachar de "rusofobia" al centro que lo publicó.

"Qué divertido es que una firma de cabildeo financiada por empresas de defensa y el Departamento de Estado de EEUU, que ha convertido la rusofobia en su seña de identidad y que recomendó colocar las oficinas de Metro y RT de Moscú en una lista de posibles ataques cibernéticos, ahora intente señalar a RT por llamar a las cosas como son", dijo un portavoz de RT en un correo enviado a EL PAÍS.

Mientras, un portavoz de Sputnik dijo que "la rusofobia no es algo inventado por el Kremlin hace dos años, sino que es una herramienta de propaganda usada en Europa para demonizar a Rusia cuando ha sido necesario durante 200 años".

El ministerio de Exteriores ruso no respondió al tiempo de publicación de este artículo a una solicitud de comentario por parte de este diario.

Uno de los escritores acusados de "rusófobos", el británico Edward Lucas, le dijo a EL PAÍS que la estrategia de descalificación personal del Kremlin no es nueva.

"Era común que la Unión Soviética usara términos psiquiátricos contra sus críticos, por ejemplo llamando esquizofrénicos a los disidentes", dijo Lucas. "A los rusos les cuesta mucho entender por qué otros pueblos vecinos están asustados de ellos, pero esa preocupación es resultado de cientos de años de agresiones".

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