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El actor mexicano Axel Arenas, seis días preso como falso feminicida

El intérprete denuncia desde su libertad cómo una cadena de errores de la fiscalía lo metió a la cárcel por el asesinato de una modelo argentina en Ciudad de México

Elena Reina
El actor mexicano Axel Arenas.
El actor mexicano Axel Arenas.INSTAGRAM

Había una alfombra roja y muchas cámaras de televisión. Sobre ella desfilaban actores, algunos con un vida profesional todavía escasa. Y en ese ambiente, una duda: "¿Vendrá?". El intérprete mexicano Axel Arenas había salido un día antes de prisión por un crimen que no cometió. Aquella cita —el estreno de la serie El Príncipe de la canción, sobre la vida de José José— era una de las más importantes de su carrera, también corta. Decidió no asistir. Sabía que las preguntas de la prensa esquivarían su trabajo y apuntarían directamente al núcleo de la herida. No estaba preparado para aquello, según confesó. Un siniestro timing quiso que un evento tan importante para él se cruzara con uno de los episodios más oscuros de su vida: seis días y 12 horas preso como falso feminicida. 

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Karen Ailén Grodzinski tenía 23 años la noche que la mataron. Nació en la provincia de Chaco, Argentina, y había venido desde hacía poco más de dos años a buscarse la vida a México. Trabajaba como modelo y prostituta de lujo en un portal web llamado Zonadivas, según las autoridades. El 27 de diciembre pasado apareció muerta en un hotel de la Ciudad de México con un tiro en la cabeza.

La única persona que, según los testigos, había entrado a esa habitación fue un hombre que llegó en motocicleta. No se quitó el casco para reservar el cuarto y tampoco entregó ninguna identificación, pues en la capital mexicana —y pese al elevado número de homicidios perpetrados en hoteles recientemente— no es necesario. Lo único que la policía pudo rescatar de aquella cita fue un número de matrícula que un encargado del establecimiento anotó a su llegada. Y una descripción ambigua sobre el posible asesino.

Aquellos números y letras apuntados rápido —según confesó después el testigo— fueron la clave para arrestar a Arenas, pues según la investigación, aquella matrícula coincidía con la de su moto. Después de seis días de presión mediática, la defensa del actor demostró que no se encontraba en México el día del crimen, sino en Colombia. Presentaron imágenes de centros comerciales, documentos de alojamiento y el pasaporte sellado. En una audiencia de 12 horas, el juez ordenó su libertad sin cargos. Y todos los ojos apuntaron directamente a la fiscalía.

Karen Grodzinski en una imagen de su perfil de Facebook,
Karen Grodzinski en una imagen de su perfil de Facebook,

"Si hubiera una actuación indebida (...) y [consideran] que tienen que ofrecer una disculpa, que se la ofrezcan", apuntó el jefe de Gobierno de la capital, Miguel Ángel Mancera, el mismo día de su puesta en libertad, el pasado 10 de enero. Pero este martes, Axel ha enviado un comunicado a los medios locales para advertir que no es suficiente y para contar su versión de aquellos días. 

"Una disculpa no repara el tiempo sin libertad, los daños morales y económicos ocasionados gracias a la negligencia de la investigación, daños a mi imagen y todo lo sufrido por familiares y amigos. La disculpa no tendría que ser ofrecida a mi persona ni a mi familia solamente, tendría que ser ofrecida también a la sociedad en general, porque este caso puso en evidencia que todos estamos expuestos a sufrir un atropello como este", denunció Arenas en el comunicado. "Muy pocos, o ninguno, podremos demostrar inocencia tan rápido y contundentemente, como yo tuve la oportunidad por haber estado fuera del país el día de los lamentables hechos (...) y entonces quedaríamos vinculados a proceso y en prisión preventiva oficiosa durante mucho tiempo", insiste el actor.

El caso de Arenas ha reabierto las grietas en una institución ya marcada por presuntas irregularidades en otros sucesos similares, especialmente relacionados con feminicidios. El más polémico fue el caso de la joven Lesvy Berlín Rivera Osorio, que apareció muerta en las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México en mayo del año pasado. Cuando todo apuntaba a un caso de violencia de género, el organismo concluyó que ella se había suicidado, además de filtrar previamente información sesgada acerca de su vida personal: "le gustaba salir de fiesta" o "era una chica inestable".

Después de la puesta en libertad de Arenas, el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, le echó un capote a la institución: "Si contrastamos el nuevo sistema con el sistema anterior, la agilidad que se le dio a este asunto, como a cualquier otro, la diferencia es abismal, en este momento, en un lapso verdaderamente breve, se le dio la libertad, cosa que en el sistema anterior no era así". Para muchos, pensar que cualquier ciudadano puede ingresar en prisión al menos seis días con escasas pruebas sobre su culpabilidad no les parece tan esperanzador.

Mientras encarcelaban a Arenas y, en medio de la polémica sobre su detención, el asesino se frotaba las manos. En la mayoría de casos como el de Karen, la detención de un culpable no ocurre de una manera tan rápida. El asesino de Victoria Pamela Salas, una joven asesinada en un hotel de la capital el pasado 1 de septiembre de 2017, tuvo el tiempo suficiente para huir. También están libres los homicidas de Wendy Vaneska de Lima (asesinada el 4 de febrero de 2017), de Katya (asesinada el 12 de abril de 2017) y de Génesis Gibson (17 de noviembre de 2017).

El arresto inminente de Arenas quisieron presentarlo como un triunfo después de una cadena de errores, pero el tiro les falló. Se permitió que el cuerpo de Karen fuera enterrado por su marido horas después de su identificación sin haber recabado las pruebas necesarias. Ahora las autoridades luchan contrarreloj por subsanar otro de los golpes al hígado para la justicia mexicana.

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Sobre la firma

Elena Reina
Es redactora de la sección de Madrid. Antes trabajó ocho años en la redacción de EL PAÍS México, donde se especializó en temas de narcotráfico, migración y feminicidios. Es coautora del libro ‘Rabia: ocho crónicas contra el cinismo en América Latina’ (Anagrama, 2022) y Premio Gabriel García Márquez de Periodismo a la mejor cobertura en 2020

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