Un expolicía condenado por violación logra la libertad condicional y después mata a una joven de 18 años
La víctima fue contactada por Facebook con una promesa de trabajo. El asesino pide ser recluido en una cárcel especial de Colombia por haber sido servidor público en el pasado
Gabriela Romero desapareció el 24 de noviembre en Barranquilla, en el norte de Colombia. Había salido de su casa hacia el instituto donde estudiaba gestión empresarial, pero antes iría a una entrevista de trabajo. La habían contactado por Facebook para ofrecerle un puesto como niñera. Le prometieron pagarle unos 300 dólares. Nada mal para un joven con la necesidad de ayudar con algo de dinero en su casa.
Unas horas después de despedirse de su familia, la empezaron a echar de menos. No respondía a las llamadas. No aparecía. Tres semanas después, el 15 de diciembre, fue encontrada muerta. Había sido violada y decapitada. El asesino, según la fiscalía, es Levith Aldemar Rúa Rodríguez, un expolicía con un oscuro pasado judicial. Le llaman la bestia del matadero y de acuerdo con las autoridades es considerado un violador en serie.
A finales de 2010, cuando cumplía dos años como agente policial, fue capturado por violación. Unos meses después, en 2011, las autoridades lo enviaron a la cárcel de alta seguridad de Valledupar, donde permaneció hasta mayo pasado cuando fue dejado en libertad condicional, según confirmó el Instituto Nacional Penitenciario de Colombia (Inpec). Desde entonces, según sus vecinos, Rúa Rodríguez se paseaba por las calles de su barrio sin ninguna restricción.
Su responsabilidad en el asesinato de Gabriela Romero se confirmó después de que los investigadores escucharon a otras víctimas y lograron establecer, por las descripciones físicas del agresor, que se trataba del mismo hombre. A principios de diciembre, una joven venezolana denunció ante las autoridades una violación. A través de un retrato hablado, lo identificaron. El hombre llevó a la menor de edad a una zona desolada de Malambo, en el área metropolitana de Barranquilla. Abusó de ella y la retuvo durante varias horas, hasta que pudo escapar. Las autoridades lograron llegar al lugar gracias a las indicaciones de la venezolana y fue allí en donde encontraron el cuerpo de Gabriela. El rancho, donde hallaron ropa interior de mujer y condones, estaba ubicado cerca de un matadero. De ahí, el alias con el que las autoridades bautizaron al asesino.
La fiscalía le imputó cargos a Rúa Rodríguez por acceso carnal violento, feminicidio agravado, hurto calificado agravado y desaparición forzada. Por ahora, permanece en una cárcel de media seguridad y exclusiva para hombres. Su abogado pide que sea llevado a un centro penitenciario especial debido a su condición de "exservidor público". En los dos intentos que la justicia ha hecho para detenerlo en dos cárceles de Barranquilla las amenazas de muerte en su contra han frenado el proceso.
La fiscal encargada del caso, Ángela Bedoya, reveló que el expolicía había abusado de 10 mujeres más desde que fue dejado en libertad, pero que no habían tenido las pruebas suficientes para capturarlo. Sus víctimas, a quienes contactaba por Facebook y las citaba con la excusa de una oferta de trabajo, son mujeres de entre 15 y 18 años.
Luz Cabarcas, madre de Gabriela Romero, ha reclamado justicia, aunque su voz no haya hecho eco todavía en los movimientos de derechos humanos y feministas del país. Pide que el asesino no sea trasladado a una prisión especial y que Colombia se una a su exigencia para evitar más casos. De enero a noviembre, en Barranquilla se contaban 40 víctimas de feminicidio y se habían registrado 1.175 denuncias por violencia física y sexual, 54 casos más que el año pasado. Solo del 22 al 25 de diciembre, Medicina Legal reportó 65 denuncias por violación en todo el país.
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