Cuando el acoso sexista ocurre en la empresa más ‘cool’
Un reportaje de 'The New York Times' detalla una retahíla de denuncias de abuso y trato misógino en 'Vice', una publicación popular y subversiva
Las denuncias públicas contra el acoso sexual han alcanzado a Vice, una publicación digital muy popular entre el público estadounidense, especialmente el millennial, famosa por sus enfoques alternativos y subversivos. Un reportaje de The New York Times publicado este sábado reúne relatos sórdidos de mujeres que han trabajado para el medio y sufrido distintos tipos de abusos. Ha habido al menos cuatro acuerdos de indemnización para cerrar denuncias, incluida una contra su presidente, aunque el número de empleadas y exempleadas que cuentan haber sufrido el asedio machista en la firma supera las dos docenas.
Una mujer despedida tras rechazar relaciones sexuales con un ejecutivo, otra que tuvo que defenderse con un paraguas del besuqueo de un compañero o una tercera a la que un colega le tomó la mano y se la llevó a su entrepierna. Estos son algunos de los casos recogidos por la investigación del Times, además de la cotidianeidad de los comentarios misóginos, sexistas y, general, un trato degradante frecuente contra el personal femenino.
En un comunicado del periódico a sus trabajadores, los fundadores de Vice, Shane Smith y Suroosh Alvi, admitieron la atmósfera sexista de organización. “Hemos fallado desde arriba como compañía a la hora de crear un lugar de trabajo seguro e inclusivo donde todo el mundo, especialmente las mujeres, puedan desarrollarse y sentirse respetadas”, dijeron. Admitieron que existe una cultura de “club de chicos” que favoreció que “los comportamientos inapropiados que calaron en toda la compañía”. La publicación asegura que está tomando medidas para cambiar las cosas.
Uno de los acuerdos extrajudiciales cerrados por Vice se debió a una denuncia contra el presidente de la compañía, Andrew Creighton, de 45 años, que pagó 135.000 a una exempleada que alegaba haber sido despedida después de haber rechazado sus proposiciones sexuales.
El caso se suma a la marea de denuncias de acoso hechas públicas por mujeres de todos los sectores profesionales y de la política, dentro de un movimiento espontáneo iniciado en octubre bajo el nombre de Me too (Yo también). Pero, esta vez, afecta a una empresa de reciente creación, con una plantilla joven y una sede ubicada en el barrio de Williamsburg, Brooklyn, la zona cool por excelencia en Nueva York. “La misoginia podía parecer diferente de lo que te esperarías en los años 50, pero aún estaba ahí, estaba arraigada”, dice Kayla Ruble, que trabajó pata Vice entre 2014 y 2016.
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