Una persona intersexual demanda en Francia por “mutilación” a los médicos que la operaron para asignarle sexo
El demandante quiere impedir que esta práctica continúe aplicándose a niños intersexuales
A sus 38 años, el francés Camille es oficialmente un hombre porque, a la edad de tres, comenzaron a someterle a lo que acabarían siendo siete operaciones de asignación de sexo para convertirlo en un “varón”, el sexo que se le decidió otorgar, ya que es intersexual: había nacido con órganos sexuales tanto masculinos como femeninos. Las cirugías le fueron practicadas con el consentimiento de sus padres, que fueron los que tomaron la decisión. Pero de lo que no les habían informado los médicos, afirma ahora Camille, nombre ficticio con el que ha hablado ante la prensa, es de las graves secuelas físicas que le iba a dejar el tratamiento a su hijo. “Mido todo lo que bebo, porque cada vez que tengo que ir al baño, tengo la sensación de orinar cuchillas de afeitar”, cuenta de los dolores que sufre desde las cirugías, que considera auténticas “mutilaciones”. Por eso, Camille ha llevado ante la justicia a los médicos que lo operaron. El caso, el primero de este tipo en Francia, comenzó hace un año , pero ha sido desvelado ahora por la prensa gala. Según ha declarado Camille, su objetivo es que otros niños intersexuales no tengan que pasar lo que él sigue sufriendo.
Para uno de los médicos que lo trataron, lo suyo no era más que “un simple problema de tuberías” que había que resolver, contó Camille al diario 20Minutes, el primero esta semana en revelar su historia. Los dolores constantes que ha sufrido desde entonces en muchos aspectos de su vida, también cuando mantiene relaciones sexuales, muestran, afirma en su denuncia, que lo suyo no fue una operación más, sino una “mutilación”.
“Mido todo lo que bebo, porque cada vez que voy al baño, tengo la sensación de orinar cuchillas de afeitar”
“Mi situación como intersexual no me ponía en peligro de muerte. Pero eso no se lo explicaron jamás a mis padres”, lamentó Camille, que es enfermero, al diario. “Para los médicos, había que meterme forzosamente en una casilla”.
Por eso presentó, con ayuda de los abogados Benjamin Pitcho y Mila Petkova, una demanda por “violencia voluntaria contra un menor que provocó una mutilación o una enfermedad permanente”. Una juez de Clermont-Ferrand, en el centro de Francia, investiga las acusaciones, que podrían comportar hasta diez años de cárcel y una multa de 150.000 euros.
Camille decidió dar el paso de denunciar su situación ante la justicia tras una “larga reflexión” y después de constatar que “estaba lejos de ser el único” en esa situación, explicaron a L'Express sus abogados, conocidos por llevar este mismo año el caso de otra persona intersexual oficialmente considerada hombre y que quería que se reconociera su “sexo neutro”, algo que la justicia francesa acabó rechazando, al contrario que en Alemania.
“La mutilación es una infracción penal que designa una realidad factual. Se le quita a las personas intersexuales las funciones de reproducción, ¡se les castra!”, según los abogados de Camille. “Además, después deben continuar un tratamiento que les identifica con un sexo elegido de forma arbitraria. Esas mutilaciones, pagadas con dinero del contribuyente, continúan siendo perpetradas en los hospitales públicos en estos mismos momentos”.
Poca información
No se sabe a ciencia cierta cuántas personas intersexuales hay en Francia, aunque se estima que de cada 800.000 nacimientos anuales, se dan unos 200 casos. Otros elevan sustancialmente la cifra y afirman que pueden llegar a 4.000 los casos. Por ello, en 2016 las senadoras Maryvonne Blondin y Corinne Bouchoux reclamaron que se haga un recuento oficial, así como un seguimiento con detenimiento de los casos. La demanda forma parte del informe “Variaciones en el desarrollo sexual: acabar con un tabú, luchar contra la estigmatización y las exclusiones” que presentaron en febrero de 2016 ante el Senado para profundizar en la cuestión de los “estereotipos masculinos y femeninos y en los fundamentos de la identidad sexual”.
En este, recordaban que Naciones Unidas ha reprendido en varias ocasiones a Francia por la asignación de sexo “rutinaria” a menores intersexuales, una “operación quirúrgica médicamente innecesaria e irreversible”, según el Comité para la Eliminación de la Discriminación de las Mujeres de la ONU, CEDAW por sus siglas en inglés. En su informe sobre Francia, publicado en julio del año pasado, la agencia reclamaba el “desarrollo e implementación de un protocolo de salud basado en derechos para los niños intersexuales que garantice que los niños y sus padres son informados de forma adecuada de todas las opciones”. Según la CEDAW, es necesario también que los menores estén involucrados “al máximo nivel posible” en la toma de decisiones sobre intervenciones médicas y que se respete su decisión. El mes pasado, fue el Consejo de Europa el que se pronunció a favor de “eliminar las discriminaciones de las personas intersexuales”, en una recomendación que llamaba especialmente a “reforzar los derechos de los niños intersexuales a la integridad física y el respeto al principio del consentimiento libre e informado”.
El presidente François Hollande se pronunció a favor, el pasado marzo, de acabar con las cirugías en los niños intersexuales para asignarles un sexo dado que, dijo al recibir a activistas LGTBI, “cada vez más están consideradas como mutilaciones”. Nada sin embargo se había hecho cuando le entregó el Elíseo a su sucesor, Emmanuel Macron.
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