África se indigna ante la subasta de inmigrantes en Libia
Futbolistas, artistas, intelectuales y mandatarios reaccionan ante el infierno que viven los migrantes
Jóvenes africanos en ruta migratoria hacia Europa vendidos en subastas como esclavos, golpeados, secuestrados a cambio de rescate. Está pasando en Libia desde hace años. Organizaciones sociales y las propias víctimas lo habían denunciado una y otra vez, con escaso eco. Sin embargo, un vídeo difundido hace una semana por la cadena CNN en la que se explica cómo funciona este mercado de seres humanos ha generado una ola de indignación en África.
Los presidentes de África occidental, la región de origen de la mayor parte de los migrantes, han reaccionado con firmeza. El primero fue Mahamadou Issoufou (Níger) quien ha solicitado a la Corte Penal Internacional que investigue y ha llamado a consultas a su embajador en Libia. Idéntica decisión ha tomado Roch Kaboré (Burkina Faso), a la vez que llamaba a las autoridades libias a actuar. El Gobierno senegalés ha exigido una investigación por lo que el presidente maliense, Ibrahim Boubacar Keita, denomina “una barbarie que interpela a la conciencia de toda la humanidad”. Todos han solicitado a la Unión Europea, la Unión Africana y Naciones Unidas que intervengan de una vez.
Hasta el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, se declara “horrorizado” y no descarta que se pueda perseguir a los autores de estos hechos por “crímenes contra la humanidad”. “La esclavitud no tiene hueco en nuestro mundo”, dijo Guterres este lunes, “esto nos recuerda la necesidad de abordar los flujos migratorios de manera global y humana (…) y reforzar la cooperación internacional para reprimir a los pasadores y traficantes y para proteger los derechos de sus víctimas”. El Gobierno libio de unidad nacional ha anunciado la apertura de una investigación.
La sociedad civil africana también ha alzado la voz. Los más mediáticos han sido los futbolistas que juegan en Europa encabezados por Geoffrey Kondogbia, jugador del Valencia de origen centroafricano, que este domingo durante un partido contra el Espanyol lució una camiseta con la frase “Más allá del fútbol, no estoy en venta”. Desde Inglaterra, el franco-guineano Paul Pogba, estrella del Manchester United, pedía en su perfil de Twitter “que esta crueldad acabe”. Tanto Pogba como Cheick Doukouré, jugador del Levante, celebraron sus goles en un expresivo gesto uniendo sus antebrazos como si estuvieran encadenados.
En Twitter, las etiquetas #stopslavery o #StopEsclavageEnLibye están aglutinando los mensajes de una campaña que se ha ido orquestando aquí y allá y que lideran artistas, intelectuales y activistas que cargan contra Libia, pero también contra la Unión Europea a la que acusan de complicidad con el régimen de este país, “elegido como socio encargado de asegurar la frontera sur de Europa”, según un manifiesto que firman, entre otros, los cantantes Tiken Jah Fakoly, Salif Keita y Angelique Kidjo; el actor Omar Sy, el cyberactivista Cheik Fall, el escritor Alain Mabanckou o el tenista Yannick Noah. “Señores presidentes, estamos estupefactos por vuestro silencio”, aseguró el conocido cantante de reggae Alpha Blondy hace unos días.
Unas mil personas salieron a las calles de París este sábado bajo el lema “No a la esclavitud en Libia” mientras los países comienzan a adoptar medidas. Siguiendo el consejo de la Unión Africana, Costa de Marfil decidió repatriar a su país el pasado fin de semana a 155 migrantes que se encontraban retenidos en un centro de detención de Zouara, al oeste del país. Los jóvenes, entre los que había 89 mujeres y varios menores de edad, llegaron el lunes a Abiyán en avión y se beneficiarán de programas de ayuda financiados por la Unión Europea.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.