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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Esto solo puede ir a peor

Mientras la negociación se emponzoña, en Reino Unido se dispara la división entre sus líderes y el deterioro económico

Carlos Yárnoz
La primera ministra británica, Theresa May, este jueves en Bruselas.
La primera ministra británica, Theresa May, este jueves en Bruselas.Dan Kitwood (Getty Images)

Transcurridos 16 meses del Brexit,Londres cierra en falso la primera fase para negociar el divorcio sin propuestas claras ni percatarse de que esta no es una conversación entre iguales. Mientras la negociación se emponzoña, en Reino Unido se dispara la división entre sus líderes y el deterioro económico. El problema, sin embargo, solo puede empeorar.

Londres ha incumplido el “progreso suficiente” exigido para los tres capítulos iniciales (factura del divorcio, derechos de europeos en Reino Unido y frontera de Irlanda) y ha demostrado mala fe. Solo así puede interpretarse que culpe a la UE de dilatar la negociación cuando Londres tardó nueve meses en activar la cláusula para negociar la salida y cinco más en balbucear sus posiciones porque Theresa May tuvo la brillante idea de convocar elecciones en junio.

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Con todo, lo más grave es que Londres utiliza como rehenes a los tres millones de ciudadanos de la UE que viven en la isla. Lo ha demostrado May al decirles que estaba “al alcance de la mano” el acuerdo para blindar sus derechos, pero que la UE lo ha supeditado al coste de la factura que deben pagar los británicos. El escurridizo negociador británico, David Davis, ha rematado la sucia jugada: cuanto más se tarde en pactar esos derechos, “más ansiedad” sufrirán esos ciudadanos.

Ocultan May y Davis que su factura ha quedado en el aire porque es la pesadilla que más tensiones origina en el dividido gobernante partido conservador. Y esconden que, en realidad, han intentado sin éxito saltarse la primera fase de las conversaciones para saltar a la segunda, la que les interesa: pactar la relación futura Reino Unido-UE, que se traduce en cómo Londres se beneficiará del mercado único fuera del club. Para eso, y nuevamente con malas artes, buscan sin encontrar fisuras entre los 27 y les acusan de no dar margen de maniobra a su negociador, Michel Barnier.

Londres utiliza como rehenes a los tres millones de ciudadanos de la UE que viven en la isla
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Las reiteradas mentiras de la campaña del Brexit siguen ocultando que, en esta negociación, los británicos juegan con desventaja. Barnier tiene detrás a 27 Estados más la Comisión y la Eurocámara, y ese margen del que habla Davis está ya fijado en los Tratados de la UE, en los que no cabe beneficiarse a la carta del mercado único.

Por todo ello, y pese a las buenas palabras por ambas partes y el detalle de conceder un periodo de transición para que el divorcio sea menos brusco, las cosas solo pueden ir a peor. Se lo acaba de decir en portada el periódico gratuito Evening Standard, ahora dirigido por el conservador exministro de Finanzas George Osborne.

Muchos británicos le creen. Por eso, y según encuestas recientes, el 64% opinan que Theresa May está negociando muy mal. Y el 53% prefiere dar marcha atrás del error del Brexit. A estas alturas, los europeístas más entusiastas del continente no quieren esa rectificación y hasta ven con agrado el lema de los eurófobos británicos: “Irse quiere decir irse”.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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