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El James Bond alemán que burló al fisco

Un tribunal condena a un espía a dos años de cárcel por un fraude millonario a Hacienda

Ana Carbajosa
El ex agente secreto alemán, Werner Mauss junto a su abogado en la Audiencia provincial de Bochum, al oeste de Alemania.
El ex agente secreto alemán, Werner Mauss junto a su abogado en la Audiencia provincial de Bochum, al oeste de Alemania. MARCEL KUSCH (AFP)

Se le conoce como el James Bond alemán y su dilatado historial como agente secreto no tiene nada que envidiar al guión de una novela de John Le Carré. Las artes del afamado espía alemán que ha liberado rehenes y protagonizado operaciones encubiertas contra terroristas no le han bastado sin embargo para sortear el peso de la ley. Al menos no del todo.

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La audiencia provincial de Bochum, al oeste de Alemania, ha condenado este jueves al ex agente secreto Werner Mauss a dos años de cárcel y a pagar 200.000 euros a organizaciones caritativas por un multimillonario fraude fiscal. El acusado sin embargo no irá a prisión, todo un triunfo teniendo en cuenta que la Fiscalía pedía seis años y tres meses.

La leyenda de Mauss es extensa en Alemania. De él se dice que tuvo línea directa con la cancillería y que viajó por el mundo gracias a un centenar de identidades falsas. Que rescató a rehenes de la selva colombiana, capturó a un terrorista de la Baader-Meinhof en Grecia y recobró el tesoro robado de la catedral de Colonia. En su página web, Mauss asegura haber dado caza a más de un centenar de grupos criminales y haber contribuido a la detención de 2.000 individuos. El verdadero alcance de las operaciones del célebre espía puede que no se conozca nunca.

Al condenado, de 77 años, se le acusa de haber defraudado millones de euros al fisco alemán mediante numerosas operaciones financieras en el extranjero. En concreto, según el tribunal alemán Mauss registró tres fundaciones bajo distintas identidades en paraísos fiscales.

El espía lo niega. Alega que esas cuentas las abrieron servicios secretos occidentales para crear un fondo en Panamá en los años ochenta destinado a pagar el rescate de rehenes. Dice también que parte esos depósitos, que llegaron a acumular 35 millones de euros en intereses, según un comunicado emitido por el tribunal, estaban destinados a pagar operaciones secretas por todo el mundo, que el propio acusado fue anotando detalladamente, según recoge el Süddeutsche Zeitung: 1,6 millones para pagar a secuestradores, 250.000 euros para alquilar un avión, el pago a informantes, el alquiler de pisos, entre otros gastos propios de un espía de élite.

Estilo de vida

Su estilo de vida no corresponde sin embargo, según el tribunal de Bochum, a alguien que maneja capital ajeno. Las disposiciones sucesorias millonarias del acusado apuntan a que ese dinero o era suyo, o disponía de él como si fuera suyo. Su expansiva mansión en Hunsrück, al oeste de Frankfurt, apodada el “Maussoleo” tampoco han permitido a los jueces pensar que Mauss no ha dispuesto de la lluvia de millones por los que no tributó. El tribunal calcula en el comunicado publicado que Mauss dejó de pagar 13 millones de euros en impuestos.

El nombre de Mauss salió a la luz en el marco de otro episodio de espionaje digno de novela. El Estado federado de Renania del Norte-Westfalia compró de forma clandestina un CD con los nombres de supuestos defraudadores alemanes con cuentas en el banco suizo UBS. Más adelante, su nombre apareció relacionado con empresas en paraísos fiscales mencionadas en los llamados papeles de Panamá.

Sus abogados sostienen también que las limitaciones inherentes al caso y a la actividad profesional de su cliente les han impedido defenderle correctamente. Han asegurado que Mauss está aún sujeto a clausulas de confidencialidad propias de su actividad como agente secreto y han anunciado que apelarán la decisión judicial. Su aparición el jueves en el juzgado de Bochum tuvo también algo de película. Enfundado en un plumífero azul oscuro y encapuchado trató de evitar en vano que su rostro quedara al descubierto.

La fiscalía pedía seis años y tres meses de prisión; una pena que finalmente ha sido rebajada sustancialmente. El juez Markus van den Hövel del tribunal de Bochum aseguró haber tenido en cuenta “los impresionantes logros de la vida” del acusado y ha acabado dictando dos años de cárcel conmutables por la libertad condicional, además de la obligación de financiar a organizaciones caritativas. “Esta corte le profesa el máximo respeto”, añadió el juez, quien se permitió una última consideración: “Señor Mauss, usted ha ganado mucho dinero. Ahora debe devolver parte de él”.

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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