_
_
_
_

El Movimiento 5 Estrellas después de Grillo

La formación elige a Luigi di Maio, de 31 años, como candidato a primer ministro y nuevo líder político

Daniel Verdú
El fundador del M5S, Beppe Grillo, ayer en Rímini.
El fundador del M5S, Beppe Grillo, ayer en Rímini.ALESSANDRO DI MEO (EFE)

Beppe Grillo sube al escenario y se arranca con un blues. Está relajadísimo. La militancia le adora, da igual si es una prueba de sonido. El showman ha liderado durante cuatro años y a base de carisma un artefacto político sin precedentes en Europa. Un movimiento edificado en Internet que hoy encabeza todas las encuestas para las próximas elecciones de Italia. Sus inscritos, su programa, sus candidatos y las grandes decisiones han aflorado en un entorno digital gestado durante la crisis económica. Una vez al año emerge y se encuentra en una realidad analógica -con casetas de feria y mitines- como la de este fin de semana en Rímini, donde se ha coronado a Luigi di Maio, de 31 años, como candidato a primer ministro y nuevo líder del partido. La solidez de un proyecto apoyado hasta el momento en la profética figura de su fundador se pone a prueba. Él lo resumió así: “Hemos liberado la rabia. Y ahora vamos a otra dimensión. Entre gritar y nuestro futuro se necesita un detonador. Y será elegido esta noche”.

Más información
El Movimiento 5 Estrellas endurece su postura contra la inmigración
Una alcaldesa sobre una bomba de relojería
El Movimiento 5 Estrellas, ante el riesgo de la desilusión

Luigi di Maio fue este sábado proclamado candidato con 30.936 votos de los 37.442 totales. Participó menos de un inscrito de cada cuatro, una cifra discreta para un evento de esta magnitud (en las primarias del PD votaron 1,9 millones de personas). Nadie tenía ninguna duda de que sería elegido desde hace meses. Y desde esa convicción, Di Maio ha moldeado el ADN de la formación aumentando su competitividad. Hoy el M5S, un experimento político único, es un partido anticasta que se acerca al establishment económico —el propio di Maio acudió al gran encuentro empresarial de Cernobbio—. Una formación laica, cuyo nuevo líder es católico y que, además, no responde en absoluto al eje derecha-izquierda. Una fórmula de laboratorio político —participación directa prefiere llamarlo el partido— que promete no formar coalición con nadie y que, pese las críticas, no ha perdido pulso electoral en cinco años.

El Movimiento 5 Estrellas impactó como un meteorito en la política italiana en 2013. Hoy tiene 45 alcaldías, 15 parlamentarios europeos, 92 diputados, 36 senadores y 1.700 concejales. Su gancho ha sido la lucha contra la corrupción y la transparencia, aunque últimamente haya recibido críticas por su sistema de participación y su opacidad. El partido ha renunciado a los 42,7 millones de financiación pública que le corresponderían y sus cargos han hecho lo mismo con parte de su sueldo. Su programa, construido a través de propuestas votadas por la militancia, reúne la mayoría de ingredientes discursivos de la ciudadanía cabreada: indignación con la clase política, rechazo a la inmigración masiva —Di Maio llamó “taxistas de inmigrantes” a las ONG—, mandatos limitados, devolución de subvenciones públicas y rechazo a las políticas económicas de la UE.

Pero Rímini, repleto de fotos, dibujos y muestras de afecto hacia Grillo, cambia el paso de un partido hasta ahora basado profundamente en su figura. Su creador, un cómico genovés que demostró una extraordinaria capacidad para el análisis y la comunicación política cuando el país dejó de confiar en sus dirigentes, reduce su poder y el sector ortodoxo del partido protesta por el desequilibrio que puede generar. “Seguiré siendo el papá de todos”, bromea él. Pero el tono, el vídeo que le presentó y su discurso sonaban a despedida.

Algo así sucedió ya en 2016 cuando intentó rebajar su presencia e influencia. El “garante”, como lo definen los estatutos, tuvo que volver para intervenir en la crisis surgida en el Ayuntamiento de Roma cuando fue imputado el principal asesor de la alcaldesa, Virginia Raggi. Puede que entonces Di Maio no estuviera tan maduro como ahora. También es posible que la marcha de Grillo atraiga a otro tipo de votante que no comulgaba con las formas del antiguo líder. “Luigi, ahora las denuncias te llegarán a ti”, bromeó con su pupilo. Pero la cuestión es saber qué sucederá a partir del lunes con un líder de apenas 31 años que aspira a dirigir un país que ha tenido tres presidentes del Consejo de Ministros en 4 años.

Piergiorgio Corbetta, director de investigación del Instituto Cattaneo de Boloña ha coordinado una gran investigación sobre el M5S con 230.000 encuestas entre 2012 y 2016. Se titula Cómo cambia el Movimiento Cinco Estrellas. Lo ve complicado. “Los movimientos populistas, y el M5S lo es según todos los politólogos, tienen necesidad de un líder fuerte y autoritario. Han sido fundados poruna figura que da un cuajo político a la estructura del movimiento. Es casi un profeta. Lo necesitan por genética, pero también por una cuestión funcional y organizativa. Ellos eliminan todas las intermediaciones políticas entre el pueblo y la organización invocando la democracia directa. Pero ese vacío tiene que ocuparlo un líder”. La música de Grillo, de momento, ha dejado de sonar.

Una reforma de la ley electoral contra el M5S

Las elecciones italianas serán en primavera, justo cuando termina la legislatura. Sin embargo, pese a apurar hasta el último día, todavía no existe un acuerdo entre los partidos para sacar adelante una ley electoral. Circula ya una nueva propuesta que no gusta nada al M5S, que encabeza las encuestas y considera que está diseñada para perjudicarles. Y, en este caso, puede que no les falte razón.

Después de la debacle en el referéndum constitucional de diciembre, que preveía una homogeneización entre la norma del Senado y Parlamento, ambas Cámaras tienen leyes diferentes. Ahora el PD intentará aprobar la conocida como Rosatellum Bis, una norma que fundamentalmente premiará las coaliciones. Algo que penaliza al M5S, que ya ha anunciado que no recurrirá a otra formación para gobernar. Liga Norte y Forza Italia, en cambio, apoyarían la ley.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_