La dimisión de la mano derecha de Le Pen ahonda la crisis del Frente Nacional
Florian Philippot ha sido el impulsor de la “desdemonización” de la formación de ultraderecha
La crisis que el Frente Nacional de Marine Le Pen arrastra desde las elecciones se ha convertido en una fractura abierta con la dimisión, este jueves, del hasta ahora mano derecha de la líder de la formación de extrema derecha francesa, Florian Philippot. Con la marcha del impulsor de la “desdemonización” de la formación para abrir el partido a un electorado más amplio, el FN vuelve a quedar en manos de las fuerzas más tradicionalistas del partido que han agitado los fantasmas de la islamofobia y la antiinmigración durante años.
“Abandono el Frente Nacional”, anunció Philippot en televisión. Un divorcio considerado inevitable desde que, la víspera, Le Pen lo sancionara dejándolo como vicepresidente pero sin atribuciones, al retirarle las responsabilidades de comunicación en el partido, que han sido reasignadas al senador David Rachline. “Me han dicho que soy vicepresidente de nada, y no tengo ganas de hacer el ridículo”, agregó Philippot.
Oficialmente, su sanción fue por declarar que el FN “está dando un paso atrás aterrador”, aunque el trasfondo es su negativa a abandonar la asociación que creó tras las elecciones, Los Patriotas, en la que Le Pen veía la semilla de una futura fracción disidente.
Para el politólogo experto en el FN Pascal Perrineau, la marcha de Philippot es una “victoria del aparato del partido que nunca consideró al joven político uno de los suyos” y que se revolvía contra el firme apoyo que, hasta hace poco, le otorgaba Marine Le Pen. “Se siente el inmenso alivio, la revancha de este FN histórico”, dijo en un encuentro con periodistas extranjeros respecto a las reacciones de celebración de la marcha de Philippot de cuadros históricos del FN como Louis Aliot o el padre de Marine, Jean-Marie Le Pen. El fundador del FN aseguró a Le Figaro que la dimisión de Philippot ayudará a “apaciguar” y “reorganizar” el partido del que fue expulsado en 2015 por su hija, aunque él siempre ha visto la mano de su antigua mano derecha tras esa decisión.
El FN está en plena “refundación” desde la decepción en las urnas. Aunque Marine Le Pen logró el hito, solo conseguido una vez antes por su padre, en 2002, de pasar a la segunda vuelta presidencial, los resultados de esta estuvieron muy por debajo de un partido que aspiraba a obtener el 40% de los votos. Las legislativas confirmaron la debacle, al no lograr el FN más que ocho escaños, lejos de los 15 necesarios para formar grupo parlamentario y tener así una voz fuerte en el hemiciclo.
Los malos resultados pusieron en entredicho a Le Pen y, también, a Philippot, un enarca —formado en la ENA (Escuela Nacional de Administración), criadero de las élites francesas— que, a sus 35 años, había ascendido hasta convertirse en la mano derecha de Le Pen y en el impulsor de los esfuerzos por ampliar la base electoral del FN moderando su discurso e imagen extremista. Algo que le creó muchos enemigos dentro de las fuerzas tradicionales del partido, incluido Jean-Marie Le Pen, con quien la líder de la formación mantiene otra batalla abierta. El apoyo a Philippot también provocó la salida de la formación de la sobrina de la dirigente, Marion Maréchal-Le Pen, nieta favorita de Jean-Marie y considerada una fuerza influyente —demasiado quizás para Marine— dentro de la corriente más conservadora del partido.
Pero Philippot era también el principal defensor del abandono del euro, una propuesta ampliamente rechazada por los franceses y cuya defensa en la campaña puso en graves aprietos a Marine Le Pen. Tras el fracaso en las urnas, aumentó el ruido de sables contra Philippot, que se hizo casi insoportable esta semana, durante la reunión del buró político para debatir el futuro de la formación de ultraderecha.
Las máscaras cayeron el jueves. Tras dimitir, Philippot volvió a acusar al partido de estar dando “un paso atrás terrible, hacia un FN atrapado por sus viejos demonios”. Firme, Le Pen le replicó acusándole de exagerar y hasta de difamar a su ya expartido.
El FN decidirá su futuro y el de Marine Le Pen en marzo
El futuro del Frente Nacional ya tiene fecha y lugar. La formación de extrema derecha celebrará su 16 congreso en Lille el 10 y 11 de marzo próximos. Esa será la ocasión de “renovar las instancias dirigentes” del partido, tanto el comité central como la presidencia actualmente en manos de Marine Le Pen, dijo la formación en un comunicado. Será la ocasión de debatir, probablemente, propuestas como la de cambiar el nombre del partido, demasiado asociado, como el apellido Le Pen, al pasado más oscuro de la formación. Sin embargo, aunque su actuación en las elecciones ha sido muy cuestionada internamente, no parece que el liderazgo de Marine Le Pen corra un peligro inminente. Sobre todo, según Perrineau, porque no hay, hoy por hoy, una figura alternativa en el FN que pueda reemplazarla, especialmente desde la marcha de Marion Maréchal-Le Pen.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.