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Un diplomático del Vaticano en Washington, acusado de pornografía infantil

El sacerdote fue sorprendido con videos de contenido pedófilo y la Santa Sede lo ha traído de vuelta para juzgarlo en un tribunal vaticano

Daniel Verdú
Una bandera vaticana durante la visita del Papa a Colombia, la semana pasada
Una bandera vaticana durante la visita del Papa a Colombia, la semana pasadaRAUL ARBOLEDA (AFP)

El Vaticano supo a finales de agosto que EE UU había detectado a un sacerdote que consumía vídeos de pornografía infantil. El caso, relativamente frecuente en los últimos años, adquiría mayor relevancia al conocerse que el religioso en cuestión era además un diplomático de alto rango que trabajaba en la embajada del Vaticano (Nunciatura) en Washington. El sacerdote tenía inmunidad diplomática, de modo que pudo regresar a la Santa Sede, donde el promotor de Justicia del Vaticano (fiscal) ha abierto ya una investigación por presunta posesión de de pornografía infantil. Su juicio volverá a poner a prueba la política de tolerenacia en esta materia del papa Francisco.

EE UU, según ha publicado AP, pidió que se le levantase la inmunidad diplomática para presentar cargos, pero la Santa Sede (que no tiene tratados de extradición con ningún país), según la misma fuente, prefirió traerlo de vuelta para juzgarlo. Una reacción idéntica, por otro lado, a la de EE UU con sus representantes diplomáticos e incluso militares cuando cometen delitos en el extranjero. Pese a que el Vaticano ha rechazado identificar al acusado, solo puede ser uno de los tres consejeros que asesoran al actual Nuncio (el francés Christopher Pierre). Ellos son los únicos que tienen rango de diplomáticos y su correspondiente inmunidad.

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Tras recibir la notificación por la posesión de ese material, la Secretaria de Estado vaticana la trasmitió al fiscal, que abrió una investigación y pidió colaboración internacional para recoger elementos relativos al caso. El asunto, incluido el hecho de que el Vaticano haya preferido traer de vuelta al acusado a dejar que sea juzgado en el país donde ha cometido el crimen, recuerda al del Nuncio en República Domincana, monseñor Jozef Wesoloski. Las autoridades dominicanas le detuvieron por presuntos abusos a menores, pero nunca pudieron imputarle debido a su inmunidad diplomática. Wesoloski fue trasladado a la Santa Sede y fue condenado primero a pasar al mundo laico. Sin embargo, el proceso civil al que se enfrentaba en agosto de 2015, en un juicio histórico para un tribunal vaticano, no llegó a celebrarse a causa de su muerte.

La tolerancia cero contra la interminable plaga de la pederastia en la Iglesia se ha mantenido como discurso oficial del Vaticano desde la llegada de Francisco hace ya casi cinco años. Sin embargo, desde algunos sectores de la opinión pública se reprocha a veces que se utilicen los acuerdos de no extradición para que los presuntos pederastas eviten ser juzgados en los países donde han cometido los crímenes. El caso del cardenal George Pell, el superministro de finanzas del Vaticano, que ha regresado por voluntad propia a defenderse a Australia de los cargos que un juzgado del estado de Victoria le ha imputado, rompió esa tendencia y se observó un cambio de paradigma en esa línea.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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