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Soy español, vivo en Londres y apoyo el Brexit

A pesar de las consecuencias para sus vidas, estos inmigrantes que viven en Reino Unido habrían votado “sí” el año pasado

Un paraguas con la bandera británica frente al Big Ben.
Un paraguas con la bandera británica frente al Big Ben. JUSTIN TALLIS (AFP)
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The Spaniards who support Brexit

“No todos los países son iguales”, dice Antonio Javier Saborit López, un ciudadano español que trabaja en el sector de la construcción en Londres, y que forma parte de un sorprendente número de españoles afincados en Reino Unido que apoyan el Brexit.

A sus 41 años, Antonio dice tener edad suficiente para recordar una época en la que los sueldos y la calidad de vida eran mejores. Según él, los grandes flujos migratorios a países pudientes como Reino Unido son la causa de este deterioro. A pesar de haber hecho de Gran Bretaña su propio hogar desde hace casi cuatro años –gracias precisamente a la libertad de movimientos europea a la que ahora se opone– Antonio asegura que, de haber tenido un pasaporte británico, él habría votado a favor del Brexit.

“El cambio ha sido terrible”, dice. “Todo ha doblado su precio, salvo los sueldos. Y además, yo creo que cada país debería tener control sobre sus fronteras. La libertad de movimiento ha demostrado ser un desastre.”

Sus opiniones están más extendidas de lo que uno podría pensar. Aunque se ha dedicado mucha atención mediática a los expatriados británicos residentes en las costas españolas que apoyan el Brexit, también parece que existe una minoría pequeña pero significativa de españoles radicados en Reino Unido que piensan igual.

“Vi a Nigel Farage hablar de la Unión Europea, y francamente me gustó lo que dijo”, dice Ana Belén Vecino, una española dedicada a servicios de catering que vive en Londres con su marido. “[El lobby pro-Brexit] hizo una gran campaña y luchó por su objetivo.”

A pesar de haber hecho de Gran Bretaña su hogar gracias a la libertad de movimientos europea, Antonio habría votado a favor del Brexit

Natural de Madrid, Ana Belén tiene 34 años y es seguidora de Podemos. Para ella, las medidas contra la austeridad impulsadas por la UE en muchos países europeos, entre ellos España, podrían acabar “esclavizando” a las generaciones futuras. En su opinión, el voto del Brexit fue una reacción a las políticas económicas neoliberales de la UE, y supuso “una bofetada en la cara” para Bruselas, al tiempo que debilitó el poder de sus legisladores.

“Aquí [en Gran Bretaña] he visto a mucha gente protestando por los recortes al NHS [el servicio de salud público] y por el dinero que envían a la UE. Y conozco a gente que se quejaba de tener que seguir órdenes de alguien en Bruselas. Y es por eso que me alegro por el Brexit, porque ha sido una bofetada en la cara de la UE. Gran Bretaña era una potencia económica dentro de la UE, y al perderla, la UE ha perdido poder.”

Ana Belén, que llegó al Reino Unido hace tres años buscando trabajo, cree que éste país llegará a un acuerdo con España para que ella y los demás españoles afincados allí se puedan quedar; por lo tanto, no le preocupa la idea de tener que dejar Londres en marzo del 2019. El empleado de la construcción, Antonio, piensa igual: cree que Reino Unido sólo puede ganar con el Brexit, y que sus propias circunstancias personales no van a cambiar materialmente debido a la buena relación bilateral entre España y su país de adopción. “Creo que el problema es peor para países de Europa del Este”, dice, subrayando que pocos británicos viven en Rumanía o en Bulgaria, mientras que muchos están afincados en la Costa del Sol.

Para otros españoles pro-Brexit, la actitud históricamente desapegada de Reino Unido con respecto a la UE explica por qué ellos mismo habrían votado por irse de la unión, de haberles sido permitido votar, y a pesar del probable coste personal.

“El Brexit es bueno para gente como yo, que viene aquí a forjarse una vida nueva y no para aprovecharse del sistema.”, dice Ginés, conductor de autobuses en Londres

Un español que trabaja en el sector financiero en Londres y que pide el anonimato dice lo siguiente: “En mi opinión, los británicos nunca se han identificado del todo con el proyecto europeo, cuyo objetivo último es una mayor integración entre los estados”.

Este canario de 32 años añade que “ellos siempre han demostrado una actitud opuesta a la de los demás miembros sobre temas de soberanía e integración". "Siento que siempre han formado parte de la unión pero tan cerca de los bordes como les era posible”, opina. “Por este motivo, hay muchos proyectos con los cuales la UE no ha podido progresar casi nada durante décadas, porque un solo voto negativo lo paraliza todo. Así que creo que lo mejor, ya que los británicos nunca se han sentido parte del proyecto al 100%, es que se salgan”.

Este español cree que el Brexit le afectará negativamente debido a potenciales cambios en la cobertura sanitaria y en los derechos laborales, sobre todo si Reino Unido opta por un “Brexit duro”, pero ni siquiera esto le hará cambiar de opinión.

Muchos españoles radicados en Reino Unido subrayan que la postura pro-Brexit es minoritaria entre sus compatriotas. Sin embargo, es interesante comprobar como incluso aquellos que no apoyan el Brexit, le ven ciertas ventajas.

Algunos se hacen eco de las preocupaciones anteriormente descritas como el hecho de que Gran Bretaña nunca se ha sentido del todo parte de la UE, mientras que otros apuntan a que abandonar la unión podría ralentizar el impulso neoliberal de esta última. Varios comentaristas han sugerido que el fracaso de las negociaciones entre la UE y EE.UU. sobre el acuerdo comercial conocido como TTIP, por sus siglas en inglés, fue en parte una respuesta al shock del Brexit. El controvertido acuerdo, que según sus críticos supondría eliminar reglas para saciar las demandas de las grandes empresas, ya parecía poco más que papel mojado en agosto, menos de dos meses después del voto pro-Brexit.

Ginés Martínez, un conductor de autobuses afincado en Londres y al que todos en su país de acogida llaman “Guinness”, dice que algunos inmigrantes de la UE se aprovechan de la libertad de movimientos para pedir ayudas estatales, aunque no tengan ningún interés en quedarse a largo plazo.

Aunque él mismo no habría votado a favor del Brexit, dice que “el Brexit es bueno para gente como yo, que viene aquí a forjarse una vida nueva y no para aprovecharse del sistema.”

“Si la gente que abusa del sistema se queda fuera del sistema, creo que eso beneficiaría a aquellos que usan el sistema legalmente, ¿no crees?” dice Ginés, que tiene 34 años. “El Brexit corta el grifo a aquellos que utilizan la libertad de movimientos para hacer lo que les place, por capricho”.

Incluso los españoles que se oponen frontalmente al Brexit le ven algún que otro punto positivo. Una mujer que trabaja en el sector financiero para una empresa estadounidense radicada en Londres dice que se alegra de que su compañía probablemente trasladará a casi todos sus empleados a alguna gran ciudad de la UE donde el coste de la vida será más bajo.

“Nos resultaría muy beneficioso mudarnos a casi cualquier otra ciudad europea, donde con el mismo sueldo tendríamos mejor calidad de vida”, dice esta mujer de 34 años, que pide no dar su nombre.

“Mucha gente se quiere mudar a otros países para poder vivir mejor y ahorrar algo de dinero –y eso ahora mismo en Londres es imposible. Es una pena, porque es una gran ciudad, pero no tiene calidad de vida”.

Puede ser cierto (o no) que, como dice Antonio, “no todos los países son iguales”. Pero en ciudades británicas y en las costas españolas, está claro que hay gente a favor de algo que podría alterar sus propias vidas significativamente. En este aspecto, al menos, Gran Bretaña y España sí se parecen.

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