“Me fui a un refugio. La oscuridad me da miedo”

La población de Puerto Rico esperaba el peor evento atmosférico en cien años, pero un movimiento leve hacia el norte disminuyó la intensidad del huracán Irma, que con vientos de tormenta tropical, dejó a cientos de familias sin casa y a la mayoría de la población sin energía eléctrica.

Las ráfagas arrancaron el techado de zinc de la casa de Rosa Romero, de 46 años. La lluvia aguó y dañó todas las pertenencias que había acumulado la mujer, cabeza de familia, en los diez años que residía en el sector Estancias del Sol, en Río Grande. Durmió anoche en la cancha de una escuela junto a otros 59 refugiados, en Canóvanas, un municipio al noreste de Puerto Rico, de los más perjudicados de la isla por el paso devastador de Irma. Greychelys, su hija de 18 años, contó cómo perdieron muebles, ropa y todo lo almacenado en su casa, pero “por lo menos, dice, el material de Universidad no se dañó, mencionó aliviada la joven que reanudará clases mañana.

Aún después de que saliera el sol en Puerto Rico, quedaban 173 personas refugiadas a causa de las inundaciones y daños o pérdida de sus hogares, principalmente, en los municipios de Culebra, Canóvanas y San Juan, localizados al este y noreste de la menor de las Antillas Mayores. Tres personas fallecieron en los momentos previos y durante el paso del huracán, pero ninguna de estas muertes se relaciona con el ciclón. 

Las ráfagas de entre 113 a 182 kilómetros por hora del huracán han provocado la caída de árboles, postes y gran parte del tendido eléctrico en Puerto Rico, lo que a su vez obstruyó un sinnúmero de vías públicas y dejó a casi un millón de personas —de una población de 3,4 millones— sin energía eléctrica. Con la caída de ocho líneas de transmisión, se vio afectado el funcionamiento de la infraestructura de telecomunicaciones, de cable, agua potable y hospitales, que algunos se mantenían ayer operando con generador. Iván Arroyo, de 62 años, comentó el viernes que prefería permanecer en el refugio porque en su casa se había ido la luz y “de noche, eso es que mete miedo”.

El gobernador de la isla, Ricardo Rosselló, indicó el viernes que por el momento, entre 25 y 30 municipios (de 78) serán declarados "zona de desastre", lo que implica el desembolso de fondos de Estados Unidos (EE UU) para reconstruir carreteras, puentes, casas, estructuras municipales e infraestructura de energía eléctrica y acueductos. El presidente Donald Trump había firmado una declaración de emergencia previa a la catástrofe para Florida y los territorios de Puerto Rico e Islas Vírgenes.

Ante el paso de Irma por Florida, el Departamento de Seguridad estadounidense otorgó una exención de siete días de sus leyes de cabotaje, de modo que Puerto Rico e Islas Vírgenes puedan recibir suplido de combustible de otros países, en caso de que las barcazas no puedan zarpar desde Jacksonville (Florida). Esto evitaría que el archipiélago caribeño quede nuevamente sin energía eléctrica.

Laura Quintero Rodríguez es periodista de El Vocero de Puerto Rico.