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Una bloguera iraní exiliada en Turquía que temía ser devuelta a su país es acogida en Israel

El Estado hebreo empieza a ofrecer refugio a disidentes de la República Islámica

Juan Carlos Sanz
La bloguera iraní Neda Amin se dirige a la prensa tras su llegada a Israel, el jueves.
La bloguera iraní Neda Amin se dirige a la prensa tras su llegada a Israel, el jueves.Dusan Vranic (AP)

Después de una semana de incertidumbre, la bloguera disidente iraní Neda Amin ha conseguido viajar desde Estambul hasta Israel, donde el Gobierno le ha ofrecido un visado especial que tiene escasos precedentes. Amin, de 32 años, se había exiliado en Turquía en 2014 después de haber publicado en Irán un libro sobre feminismo cuya difusión fue prohibida. Desde hace un mes había alertado a una ONG de que las autoridades turcas le iban a cancelar el permiso de residencia y a devolverla a su país de origen, donde se exponía a ser detenida y procesada, si no lograba ser acogida en otro Estado. El jueves aterrizó en el aeropuerto de Tel Aviv, donde fue recibida por el director del portal informativo The Times of Israel, David Horovitz, en cuya edición en lengua persa colaboraba.

Con un antiguo pasado común en Oriente Próximo, la relación entre los pueblos persa y judío ha estado salpicada de altibajos a largo de la historia. Desde su nacimiento en 1948, Israel encontró un firme aliado en el sah Mohamed Reza Pahlevi. Irán abasteció de petróleo al flamante Estado hebreo hasta que ambos países rompieron relaciones en 1979, tras el triunfo de la Revolución Islámica. Desde entonces ambos gobiernos prohíben que sus respectivos ciudadanos puedan viajar a una nación considerada archienemiga. En Teherán ni siquiera se pronuncia el nombre de Israel, al que se alude como “entidad sionista”. Para el Gobierno israelí, el régimen iraní encarna la principal “amenaza existencial”. De hecho, Israel estuvo a punto de bombardear territorio iraní en al menos una ocasión durante el último decenio.

La peripecia de Neda Amin sigue los pasos de otros disidentes iraníes que han empezado a obtener refugio en Israel. Este es el caso del escritor Payam Feili, de 31 años, quien también se exilió de la República Islámica en 2014 tras haber sido acosado y detenido por mostrar abiertamente en su obra su identidad gay. Feili solicitó el año pasado asilo en el Estado hebreo poco después de haber viajado desde Turquía para asistir al estreno en Tel Aviv de la versión teatral de una de sus novelas. Antes había sido detenido en tres ocasiones en su país por la publicación de poemas que versan sobre la homosexualidad, castigada con penas de cárcel en Irán.

“Ahora me siento segura. Israel es mi nuevo país”, dijo a la prensa la bloguera Amin, nada más llegar a la terminal internacional de Ben Gurion, para anunciar que iba a solicitar un permiso de residencia permanente o la nacionalidad, ya que aseguró que su abuelo paterno era judío. Sus tribulaciones en Turquía comenzaron cuando empezó a colaborar con un medio de comunicación israelí. La ONG UN Watch, que tuteló su caso, alega que los servicios de inteligencia turcos la seguían de cerca y la interrogaron en seis ocasiones. “Me acusaban de ser una espía de Israel”, le dijo entonces a la organización.

El ministro de Interior, el líder ultraortodoxo judío Arye Deri, dio la bienvenida a Amin al Estado hebreo a través de las redes sociales tras haberle concedido un visado por razones humanitarias. En Israel hay unos 50.000 solicitantes de asilo africanos procedentes de Eritrea, Sudán y otros países que sufren conflictos. La mayoría entraron de forma clandestina por la frontera del Sinaí. Solo unos pocos han recibido el estatuto de refugiados.

Polémico partido de fútbol

En otro frente de tensión que implica a Irán e Israel, el Gobierno de Teherán ha ordenado apartar de la selección nacional a dos jugadores iraníes de la plantilla del club griego Panionios de Atenas por disputar un encuentro internacional con el Maccabi de Tel Aviv, informa Reuters.

Masud Shojale, de 33 años y capitán del equipo de Irán, y su compañero Ehsan Haji Safi, de 27 años, se negaron a jugar en Israel el partido de ida de la fase clasificatoria de la Europa League. A pesar de las presiones de su club, que les amenazó con sanciones económicas, ambos alegaron que tenían prohibido viajar a un país considerado enemigo por las autoridades iraníes. Su equipo fue derrotado (1-0).

Los dos disputaron, sin embargo, los 90 minutos del encuentro de vuelta en la capital griega, donde el Panionios también cayó ante el Maccabi (0-1). Al margen de los resultados deportivos, el Ministerio de Deportes iraní sentenció el jueves que los deportistas habían “cruzado una línea roja al jugar contra el representante de un régimen odioso”.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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