El profesor colombiano que logró reducir el embarazo adolescente
Luis Miguel Bermúdez fue premiado como el mejor maestro de Colombia por conseguir que ninguna niña de su colegio de Bogotá quedara encinta
Luis Miguel Bermúdez es el mejor maestro de Colombia. En mayo pasado el presidente Juan Manuel Santos le hizo el reconocimiento tras haber sido seleccionado entre más de 900 docentes que se postularon al premio Compartir, que cada año destaca al académico que ha conseguido un impacto con su trabajo. El logro de Bermúdez es haber reducido a cero el número de embarazos en el colegio Gerardo Paredes de Suba, la localidad más poblada de Bogotá con más de un millón de habitantes. Decidió salirse de la cátedra basada en la religión, que habitualmente se seguía en la institución, para hablar de derechos y diversidad sexual.
“Me acerqué a los jóvenes sin juzgarlos y dejando de lado el discurso prohibicionista. Se trata de entenderlos no de imponerse”, dice. Su labor ha sido destacada, mientras las cifras señalan que la capital de Colombia no ha seguido el mismo camino: no logra reducir ese indicador, que sigue generando deserción escolar. A finales de 2016, en el Concejo de la ciudad se reveló que entre 2012 y 2015 el número de casos de embarazos reportados al sistema de alertas tempranas se incrementó en un 106%.
En los sectores más humildes se registran 66,2 embarazos por cada 1.000 habitantes en niñas entre los 15 y los 19 años. Más que Haití —el país más pobre de América—, que en 2015 registró una tasa del 60,62, según señala el informe Bogotá, cómo vamos. “Hace unos años en las ceremonias de graduación se había vuelto normal ver igual número de bebés que de estudiantes. Algunos con 16 años ya eran papás por segunda vez”, cuenta el profesor. La institución en la que trabaja desde hace siete años, con más de 4.000 alumnos, no registra en la actualidad ni un solo caso de embarazo. Bermúdez se amparó en la libertad de cátedra respaldada por la Constitución colombiana y se sentó con sus alumnos a diseñar un currículum para abordar, de forma permanente, los temas sobre los que los jóvenes querían escuchar. “Todos sabían de métodos de anticoncepción, pero había prejuicios sobre su uso. Las mujeres confesaban temor de ser juzgadas como promiscuas”, cuenta.
El plan del profesor, que por ahora está enfocado en los últimos grados de secundaria, incluye charlas sobre nuevas feminidades y masculinidades y atención en salud sexual y reproductiva. El trabajo de Bermúdez resulta una hazaña en un país en donde según la encuesta de Demografía y Salud (2015) el 80% de las mujeres aseguran que nunca hablaron de esos temas con sus médicos. También les enseñó a exigir sus derechos. Con un sistema de salud deficiente, los estudiantes aprendieron a interponer recursos jurídicos para que se les reconociera lo que demandaban. “Les negaban el acceso a métodos de anticoncepción y aprendieron a reclamarlos”, dice Bermúdez, que además abrió espacios de discusión sobre diversidad sexual e identidad de género dentro de la escuela.
La encuesta de clima escolar LGBT, de Colombia Diversa, advierte que el 62,7% de estudiantes LGBT reportaron no sentir apoyo ni aceptación por parte de los demás estudiantes. El 59,4% de las víctimas de acoso por su orientación sexual aseguran que no existe confianza para presentar denuncias. “La discriminación, el acoso y la violencia física demuestran que aún persisten ideas basadas en prejuicios sobre el papel del hombre y la mujer. Esa es la raíz de las dificultades de los jóvenes y detonante para los embarazos adolescentes”, sostiene el profesor de 35 años. “El reto ahora es luchar desde la escuela para proteger a los menores”. En el primer semestre del año Medicina Legal practicó 4.315 exámenes médicos a niños por presunto abuso sexual. Bogotá, con 779, fue en donde más casos se registraron.
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