Es circular, pero sobre todo es economía
Austria abraza el modelo de economía circular, un cambio estructural de gran potencial en el que reparar, reutilizar y reciclar los recursos sustituye al tradicional usar y tirar

La ciudad de Viena se siente tan orgullosa de su compromiso con el medioambiente que la planta incineradora de Spittelau forma parte de los recorridos turísticos que promociona el Ayuntamiento, los de la Viena verde, la que construye jardines verticales en sus edificios para mejorar la calidad del aire, la que promueve el transporte público y la que se calienta en buena medida con la energía que desprende la combustión de la basura que sus ciudadanos reciclan y separan disciplinadamente. “Aquí quemamos unas 250.000 toneladas de basura al año. Y con eso suministramos aproximadamente un tercio del consumo eléctrico de los hogares vieneses”, explica George Baresch durante una de las visitas de un grupo de estudiantes internacionales a la planta, artísticamente decorada por Friedensreich Hundertwasser.

La revolución industrial que viene
En Austria, lo que se persigue es minimizar la generación de residuos y su incineración, que las plantas de reciclaje puedan separar el mayor número posible de componentes para permitir su reutilización e, incluso, introducir cambios en el sistema productivo para facilitar la reparación de productos y evitar que acaben en el vertedero.

Mucho más que reciclaje
El principio de la economía circular empieza por un diseño que aproveche materiales reciclados, con bajo impacto ambiental, fácil de reparar y que, una vez que el producto haya cumplido su función, sus componentes se puedan separar y reciclar con facilidad

Es circular, pero es economía
Gracias al impulso de la UE se abre un escenario donde iremos abandonando paulatinamente la economía lineal para comprender que los recursos son limitados
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