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Tres clientes y un militar mueren en un ataque a un campamento de turistas en Malí

Los cuatro terroristas fueron abatidos por las fuerzas armadas malienses con el apoyo de soldados de la misión de Naciones Unidas

José Naranjo
Soldados de la misión de la ONU en Mali, en bamako tras el atentado de este domingo.
Soldados de la misión de la ONU en Mali, en bamako tras el atentado de este domingo.MICHELE CATTANI (AFP)

Tres clientes de un campamento turístico han muerto durante el ataque terrorista que tuvo lugar este domingo en un campamento turístico situado a las afueras de Bamako, la capital de Malí. Los fallecidos son tres clientes del campamento y un militar de nacionalidad maliense según ha confirmado el ministro de Seguridad de este país, Salif Traoré, quien reveló que este lunes prosiguen las operaciones de búsqueda de posibles cómplices.  Al menos cuatro personas resultaron heridas y 36 civiles, visitantes y trabajadores del complejo, tuvieron que ser evacuados del lugar, que fue incendiado durante el asalto.

El ataque tuvo lugar a primera hora de la tarde de este domingo cuando al menos cuatro hombres penetraron en el campamento Kangaba —un conocido establecimiento con cabañas y piscina, muy frecuentado por occidentales, a pocos kilómetros de Bamako— y comenzaron a disparar. Según testigos citados por France Presse, al entrar en el campamento los terroristas gritaron “Alá es Grande” y uno de ellos iba en una moto, el resto en una camioneta. Entre lo clientes fallecidos hay una persona de nacionalidad franco-gabonesa y un militar fuera de servicio que formaba parte de una misión europea para la formación de las fuerzas antiterroristas del país, según ha informado el Diaro de noticias citando a las Fuerzas Armadas de Portugal. Unas cuarenta personas lograron escapar hacia las colinas que rodean las instalaciones. 

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Las fuerzas antiterroristas malienses —que contaron con el apoyo de militares europeos y de soldados de la Misión de Naciones Unidas en Malí (Minusma)— mataron a dos terroristas, mientras que el resto huyó hacia las colinas, produciéndose un intercambio de disparos durante el cual fueron abatidos los otros dos. Este lunes, el ministro de Seguridad aseguró que “sin duda, se trata de un ataque terrorista”. La semana pasada, la Embajada de Estados Unidos en Malí había advertido del elevado riesgo de atentados en lugares frecuentados por occidentales en Bamako.

Se trata del cuarto ataque de estas características que sufre la capital de Malí en los últimos tres años. El más grave tuvo lugar en noviembre de 2015 en el hotel Radisson Blu y acabó con la muerte de 18 rehenes, dos atacantes y un policía. Desde entonces, Malí se encuentra en un estado de emergencia que ha sido renovado en varias ocasiones, la última el pasado mes de abril, para tratar de hacer frente al incremento de la violencia terrorista. Los otros atentados tuvieron como objetivos el bar La Terrasse en marzo de 2015 y el hotel Nord Sud Azalai, este último en 2016.

Ningún grupo terrorista ha asumido de momento la autoría del ataque al campamento Kangaba, pero las fuerzas de seguridad barajan la opción de grupos yihadistas muy activos en este país, todos ellos bajo la órbita de Al Qaeda. El pasado marzo, tres de estos grupos, Ansar Dine, AQMI y el Frente de Liberación de Macina, anunciaron su fusión bajo el liderazgo de Iyad Ag Ghali para crear Jamaat Nasr al Islam wa al Mouslimin, considerada la organización terrorista más sólida del Sahel.

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Hace tan solo una semana, el Gobierno maliense instaba al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a apoyar económicamente la creación de una fuerza antiterrorista de 5.000 efectivos por parte de los países del G5 (Mauritania, Malí, Burkina Faso, Níger y Chad).

Mientras esto ocurre en el sur del país, el norte y centro de Malí siguen siendo el escenario de constantes ataques que tienen como objetivos las fuerzas militares malienses, los miembros de la Operación Barkhane francesa o los soldados de la Minusma, la misión de la ONU que ha sufrido más víctimas mortales de su historia. El último de ellos tuvo lugar este mismo sábado en Bintagoungou, a unos 80 kilómetros al oeste de Tombuctú, donde fallecieron cinco soldados malienses y ocho resultaron heridos.

La violencia que sufre Malí desde que los terroristas se hicieran con el control de dos terceras partes del país en 2012, lo que desencadenó una guerra liderada por Francia con el apoyo chadiano que logró recuperar el control de las principales ciudades pero no pacificar la zona, se ha extendido también a países vecinos, como Costa de Marfil, Burkina Faso y Níger, donde se han producido decenas de incidentes violentos en el último año y medio.

Malí no fue el único escenario de la violencia terrorista este domingo en África. Al menos 16 personas fallecieron a consecuencia de un ataque suicida llevado a cabo por dos mujeres armadas con cinturones explosivos en el campo de desplazados de Dalori, situado a las afueras de Maiduguri, en el noreste de Nigeria. Otras dos terroristas también se inmolaron sin causar víctimas. Los fallecidos son personas que han tenido que huir de sus hogares a consecuencia de la violencia yihadista de Boko Haram, a quien se atribuye el ataque de este domingo. Este grupo radical ha provocado unos 25.000 muertos desde que en 2009 comenzó su ofensiva contra el Gobierno nigeriano, la inmensa mayoría población civil.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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