“Si el cubano sigue callado, Cuba será un desastre perpetuo”
Jorge Mas Santos, hijo del histórico del anticastrismo Jorge Mas Canosa, cree que Trump solo hará cambios "cosméticos" a la política de Obama hacia la isla
Jorge Mas Santos (Miami, 1963) no ha puesto pie en Cuba pero su vida ha girado en torno a ella. “Cuba, Cuba, Cuba”, repite en su despacho señalando libros y papeles sobre el escritorio. El primogénito del patrón del exilio cubano Jorge Mas Canosa (1939-1997) ha heredado el mando de la Fundación Nacional Cubano-Americana, desde la que su padre pretendió agarrotar el castrismo. Él ha suavizado el enfoque. Apoyó el deshielo con Cuba de Barack Obama y se centra en financiar a opositores de la isla. A la espera del inminente anuncio de la nueva política sobre Cuba de la Administración de Donald Trump, Mas Santos repasa los viejos y los nuevos tiempos de su obsesión familiar.
Pregunta. ¿Qué es hoy el exilio cubano?
Respuesta. Un exilio que se proyecta más hacia el futuro que hacia el pasado.
P. ¿Menos radical?
R. Radical es una palabra fuerte. Es más pragmático. Reconoce que nuestro cometido ya no es tanto la guerra contra los Castro como ayudar a las nuevas generaciones de cubanos a dejar atrás un sistema fracasado y en bancarrota. Echar a Cuba hacia la era moderna.
El objetivo ya no es la guerra contra los Castro, es echar a Cuba hacia la era moderna
P. Ha recibido críticas por su pragmatismo.
R. Los extremos son malos. Qué le vamos a hacer si nos llaman pragmáticos. Pero Cuba no se va a liberar con ningún Ejército. Eso es un cuento de hadas. Tenemos que liberar a Cuba con ideas, con capital humano y ayudando a que los cubanos tomen conciencia de que un cambio es posible, aunque allí sea difícil concebirlo entre tantos obstáculos y después de más de medio siglo con ese experimento castrista. Esa cosa ha sido casi sobrenatural.
P. ¿Sobrenatural?
R. No es normal. Ya son 58 años. Quién lo hubiera creído en 1959…
P. ¿Por qué cree que se sostuvo?
R. Por la habilidad de los Castro para eliminar a todos sus enemigos. Siempre que fue necesario eliminar a alguien, lo eliminaron sin pestañear. Se les subestimó.
P. ¿Su padre creyó que doblegaría a Fidel Castro?
R. Sí, era un hombre que vivía con un optimismo extraordinario. Al final de su vida supo que ya no iba a alcanzar a lograrlo, pero murió en paz. Hizo todo lo que pudo. Cuando cayó la Unión Soviética hasta hizo unas gestiones con Felipe González en las que se habló de la posibilidad de que Fidel y Raúl saliesen de Cuba y se exiliasen en España. Felipe lo vio como una locura de mi padre, pero le dijo que si conseguía la bendición de la Casa Blanca él lo podría considerar al menos. Creía que no volvería a escuchar del tema. Hasta que le llega una carta de la Casa Blanca diciendo que respaldaba la idea. Entonces Felipe envío a Adolfo Suárez a reunirse con los Castro, creo que en La Habana. Suárez volvió y le dijo que Raúl se lo pensaba pero Fidel lo mandó a la porra: “De aquí no nos movemos”.
P. ¿Por dónde podría llegar un cambio en Cuba?
R. Tiene que venir de la nueva generación de la cúpula del Partido Comunista y de los militares. Ellos son los que tienen que impulsar una transición democrática. Sé que entre ellos hay gente consciente de esa necesidad, porque no es difícil ver que el sistema no funciona, pero permanece el temor de siempre: el temor de ser el primero en alzar la cabeza. Raúl Castro sigue trazando el camino y los demás lo siguen por miedo. En Cuba nada cambia, y así será hasta que el pueblo cubano diga basta. Si el pueblo cubano sigue callado y satisfecho con la situación que vive, Cuba será un desastre perpetuo.
P. ¿Qué espera de la política de Trump sobre Cuba?
R. Creo que se limitará a aspectos de los viajes de americanos a la isla y de los negocios de empresas de Estados Unidos con empresas cubanas estatales y militares. Si bien hasta ahora ha habido muy poquita inversión norteamericana, esto la frenará más con la intención de forzar a Cuba a que allí haya respeto a los derechos humanos. Pero los cambios serán más bien cosméticos. No habrá una revisión completa de la política de Obama.
En Cuba Raúl Castro sigue trazando el camino y los demás lo siguen por miedo
P. ¿Y qué espera de La Habana?
R. Lo inteligente sería darle espacio a los opositores, porque el costo económico de seguir con su acoso constante a la sociedad civil será brutal. Sería un error garrafal por su parte, pero sabemos que el régimen siempre ha escogido el poder sobre el bienestar del pueblo.
P. ¿Usted qué modelo de relación bilateral defiende?
R. Yo pienso que el modelo de acercamiento de Obama tenía muchos beneficios, pero creo que se necesitan herramientas para presionar al régimen. Él no prestó atención a apretar a las empresas estatales. Tenía la esperanza de que Cuba respetaría más los derechos humanos para aprovechar la oportunidad. Si Obama estuviera hoy en el poder, estaría explorando la posibilidad de ser más restrictivo. Cuba no ha cumplido con su parte.
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