Trump retoma la idea de Clinton de privatizar el control del tráfico aéreo
El presidente expondrá esta semana su agenda para modernizar las infraestructuras de transporte en Estados Unidos
El presidente Donald Trump empieza a dar forma a su plan para modernizar las infraestructuras de transporte de Estados Unidos, con una primera propuesta para proceder a la reforma del sistema de control del tráfico aéreo que contempla su privatización. El traspaso de la gestión del cielo a una empresa es algo que ya trató de abordar el demócrata Bill Clinton para reducir el impacto económico de la congestión y mejorar la eficiencia.
“Es un problema que lleva demasiado tiempo sin resolverse”, ha lamentado este lunes Donald Trump al introducir su iniciativa, “llegó el momento de llevar el sistema al futuro”. La Casa Blanca propone esencialmente crear una entidad sin ánimo de lucro, paralela a la agencia que regula el tráfico aéreo (FAA, en sus siglas en inglés) y que se financiará con recursos propios. “No necesitará dinero público”, ha asegurado.
Trump ha puesto como ejemplo a Canadá, que cuenta con una organización no gubernamental para la gestión del tráfico aéreo. También ha señalado que hay una docena de países que están siguiendo un modelo similar para mejorar la eficiencia del sistema y reducir los retrasos en los aeropuertos. “Vivimos en la era moderna pero el sistema está atascado en el pasado y no funciona”, ha reiterado.
El Congreso de EE UU debe aprobar ahora esta propuesta y llevará al menos tres años trasponerla. Las aerolíneas están todas a favor de que se haga esta transición. El reto inmediato, sin embargo, está en el margen de maniobra que tenga la Casa Blanca para sumar el apoyo político necesario, a la vista de que es una idea que lleva rondando por Washington desde hace dos décadas.
Donald Trump ha tratado de dar urgencia a la necesidad de la reforma, al señalar que los controladores siguen “miles de vuelos” de diario “con lápiz y papel”. También ha indicado que la gestión del sistema actual está costando 25.000 millones de dólares a la economía, en términos financieros y de horas perdidas. Y ha lamentado que las inversiones realizadas hasta ahora “no hayan servido para nada”.
Necesidad urgente
La reforma del sistema de control aéreo es una necesidad para solucionar los problemas de congestión y mejorar la seguridad. Técnicamente, la idea es que se acelere el cambio de un sistema que se sustenta en radares en tierra hacia uno más preciso que utilizará el GPS. Eso implica que los aviones que operen en el país tendrán que adaptarse a las nuevas especificaciones técnicas.
La modernización permitirá, por tanto, ahorrar tiempo a los pasajeros y reducir costes operativos como consumo de combustible a las compañías. El traspaso de estas funciones de la FAA a manos privadas, sin embargo, crea dudas a los demócratas. Para oponerse a esta idea ponen como ejemplo los problemas que tienen las aerolíneas a la hora de gestionar sus sistemas de reserva.
Donald Trump ha escenificado la presentación de su propuesta con la firma de una carta en la que establece sus prioridades y que ahora manda al Congreso. El acto, simbólico, es el primero de una serie que tiene planeados para exponer su agenda para modernizar las infraestructuras de transporte. Es uno de los pilares de su plan para duplicar el crecimiento económico.
Trump prometió durante la campaña invertir un billón de dólares en la mejora de los aeropuertos, carreteras, embalses y otras estructuras. “Los estadounidenses eligieron a un constructor para ser presidente y reconstruir América”, ha afirmado en el acto el vicepresidente Mike Pence. La Casa Blanca no ha precisado como piensa lograr movilizar ese dinero, que requerirá de una gran aportación privada.
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