Rusia disolverá la biblioteca de literatura ucrania de Moscú tras condenar a su directora
La exresponsable de la institución ha sido declarada culpable de alentar el “odio y la animadversión nacional” y de “humillar la dignidad humana”
Natalia Sharina, exdirectora de la biblioteca de literatura ucrania de Moscú, fue condenada a cuatro años en régimen de libertad condicional por un tribunal de la capital rusa que la declaró culpable de aventar el “odio y la animadversión nacional” y de “humillar la dignidad humana”. La sentencia se basó en el carácter “rusófobo” de los materiales incautados en un registro realizado en la biblioteca el 28 de octubre de 2015. De esos materiales (libros, periódicos, revistas infantiles, folletos y discos), sólo la obra “Guerra en la Multitud”, del nacionalista ucranio Dmitro Korchinski”, figura, desde 2011, en la lista oficial de publicaciones extremistas prohibidas en la Federación Rusa. No obstante, el fiscal acusador, basándose en el análisis practicado por “expertos” lingüistas, consideró que también otras obras incautadas contienen afirmaciones “antirrusas” y el tribunal aceptó este criterio.
Sharina ha manifestado que la acusación tiene motivos políticos y su abogado ha anunciado que recurrirá hasta llegar al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, si es preciso. La biblioteca de literatura ucrania es pública y dependiente del ayuntamiento de Moscú desde 1989, y sus importantes fondos se han ido enriqueciendo con distintos legados desde que la entidad se fundara—con otro nombre-- en 1918.
Detrás del caso, hay iniciativas de envergadura que se inscriben en las tensiones, rupturas y distanciamientos que se están produciendo entre Rusia y Ucrania desde 2014. Según su nueva directora, la biblioteca de literatura ucrania de Moscú dejará de existir como entidad independiente y sus fondos se disolverán en el centro de culturas eslavas, un departamento colectivo creado en 2016 bajo la égida de la biblioteca Estatal de Lenguas Extranjeras. Según el ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania, las autoridades rusas llevan a cabo una política de destrucción de todo lo ucranio y la biblioteca es la única institución pública en Rusia destinada a satisfacer las necesidades nacionales, culturales, lingüísticas e informativas de los ucranios en la Federación Rusa. Entre quienes se han sumado la protesta están destacadas figuras del mundo cultural en ruso, como el cantante Boris Grebenschikov, el escritor Alexander Gelman, y la Nóbel de Literatura, Svetlana Aleksiévich.
Sharina no habla el ucranio, pero su actividad profesional (dirigía la biblioteca desde 2006) fue distinguida a lo largo de los años por diversos dirigentes moscovitas. Desde el registro de octubre de 2015, la bibliotecaria está arrestada en su domicilio y, a los cargos que se le incriminaron inicialmente, se le sumó después la acusación de malversación de fondos.
En 2011, la biblioteca sufrió un registro, en los que ya fue incautada la mencionada obra de Korchinski. Sharina ha negado que la institución que dirigía poseyera otro ejemplar del libro ya confiscado. Korchinski, que dirige el movimiento nacionalista “Hermandad”, ha sido acusado de combatir contra Moscú junto a los separatistas de Chechenia en la década de los noventa y también contra los separatistas prorrusos en Ucrania. Según el abogado de la bibliotecaria, el libro de Korchinski fue “plantado” durante el registro. En lo que se refiere a la malversación de fondos, Sharina declaró que, con el consentimiento del municipio, había contratado a un abogado para asesorar a la biblioteca tras los registros de 2010 y 2011.
Entre los materiales considerados antirrusos por los “expertos” se incluyen varias obras del poeta Dmitro Pavlichko, en las que se emplean expresiones como “imperialismo ruso”, “cruzadas del Kremlin”, “ocupación moscovita bolchevique”, “imperialismo estalinista y bolchevique” y “la horda de Pedro” (Pedro I). El informe de los “expertos” destaca las manifestaciones del escritor sobre el “peligro de influencia de la cultura rusa en el pensamiento ucranio y la infravaloración de esta influencia”. En la lista hay también, una obra del revolucionario ucranio Simón Petliura, que es reconocida como un “documento de época” de los años veinte, aunque de tendencia “antirrusa”, y también folletos sobre los grupos nacionalistas UNA_UNSO. Los expertos revisaron también un ensayo del financiero George Soros, publicado en ucranio en 1994, y concluyen que el libro en cuestión es “correcto, pero algo malintencionado en relación a Rusia”. Además, entre los materiales considerados rusófobos, hay una revista infantil ucrania con el dibujo de un tanque con la bandera ucrania en portada. La inclusión resulta curiosa, habida cuenta del reiterado uso de motivos militares en publicaciones infantiles, en juegos escolares y en las celebraciones nacionales en Rusia.
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