El caballo de carreras que se salvó de la muerte gracias a la pintura
Su dueño, que lo adquirió en 2009 tras una lesión en una de sus rodillas, evitó que muriera sacrificado en Estados Unidos al descubrir su faceta de artista
La historia de Metro se transformó, en un abrir y cerrar de ojos, de una vida de éxitos en hipódromos como los de Belmont y Saratoga (Estados Unidos) —siendo el más veloz hasta en ocho ocasiones y consiguiendo 270.000 euros en premios— a verse impedido por una enfermedad que le obligó a parar en seco. Un problema en los huesos de una de sus rodillas le dejó en una situación precaria que le habría llevado directamente al matadero si no se hubiera cruzado en su camino Ron Krajewski, que le salvó la vida adoptándole en 2009 cuando cayó enfermo, según ha publicado la BBC. “Estábamos buscando un caballo para que mi mujer Wendy pudiese montarlo. Sin embargo, al hacernos con él pronto descubrimos que tenía lesiones graves”, explica.
La técnica que utiliza Ron con el animal es siempre la misma: él elige los colores y moja el pincel antes de pasárselo a Metro que, acto seguido, se pone a dar pinceladas
En 2013 a Metro le dieron dos años de vida, pero Ron, artista de profesión en la pequeña localidad de Gettysburg (Pensilvania), se negó a pensar que la enfermedad degenerativa de las articulaciones fuera a acabar con su vida. “Le enseñé a tocar el lienzo con la nariz dándole un premio, y luego a coger un pincel con la boca”. La faceta de pintor del animal sorprendió a Ron al asegurar que “afortunadamente, empezó a hacer pinceladas y parecía disfrutarlo”.
El nuevo pasatiempo se convirtió en una forma de unir más estrechamente a ambos y, además, ayudar a que las creaciones artísticas de Metro lograran una repercusión por todo el país. Ron las consideró aptas para exponerlas a la venta en una galería de arte local y, en una semana, se vendieron las cuatro primeras. “Las pinceladas de Metro no se parecen en nada a las que puede hacer una persona, porque él no piensa qué quiere pintar antes de ponerse a ello”, cuenta. La televisión local del municipio se interesó por su historia y, tan solo un año después, 150 personas estaban en lista de espera para adquirir sus obras.
Gracias a las pinturas, la pareja logró reunir el dinero suficiente para adquirir un tratamiento que frenase la enfermedad ósea de Metro. “El medicamento le va a permitir vivir más años”, asegura Ron a la BBC. El interés por la pintura que sigue demostrando el equino le ha llevado a dedicar dos días de la semana a pintar lienzos junto al animal. “Metro tiene una sección dentro del establo, como si fuera un estudio, con todo preparado”. Ambos trabajan en tres o cuatro lienzos durante sesiones de 20 minutos. “Incluso, si pongo el caballete en el campo deja de pastar y se detiene frente a él”, cuenta el propietario.
La técnica que utiliza Ron con el animal es siempre la misma: él elige los colores y moja el pincel antes de pasárselo a Metro que, acto seguido, se pone a dar pinceladas. Ron siempre se mantiene a su izquierda para que pueda pintar en una sola dirección. “Él tiende a manchar todo, por eso hacemos unas pinceladas de varios colores, una detrás de otra, distanciándolas en el tiempo para que se sequen. Así, se van creando capas”, dice el artista.
Actualmente, Ron y Wendy donan la mitad de las ganancias a una ONG que se encarga de dar una segunda vida a antiguos caballos de carreras. Hasta la fecha, han ayudado a 60 caballos después de donar unos 70.000 euros. Las obras de Metro se siguen vendiendo —a razón de unas ocho al mes— a un precio de entre 45 y 450 euros, dependiendo de sus tamaños. Pese a sus 14 años, según relata Ron, cree que Metro ha encontrado una segunda vocación en la pintura, "por eso no cree que llegue a cansarse jamás de pintar”.
Síguenos en Twitter y en Flipboard
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.