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Victoria moral para el ‘insumiso’ Mélenchon

El aspirante de la izquierda antiliberal obtiene un sorprendente 19% de los votos

El candidato de Francia Insumisa, Jean Luc Melenchon, este domingo en París rodeado por la prensa.Foto: reuters_live | Vídeo: Xavier Laine (getty) / reuters-quality
Álex Vicente

Puede considerarse el ganador moral de estas presidenciales. El insumiso Jean-Luc Mélenchon ha conseguido este domingo una auténtica proeza. Ha superado el 19% de los votos y casi igualado el resultado de François Fillon, pese a las dificultades que imponían los comicios, con el voto progresista dividido entre tres candidatos distintos y los sufragios obreros en plena trashumancia hacia las tierras del Frente Nacional. El aspirante al Elíseo de la izquierda antiliberal ha triplicado el resultado del hasta ahora hegemónico Partido Socialista y prácticamente igualado los resultados históricos del comunismo francés, allá por los años setenta.

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El candidato de Francia Insumisa había protagonizado un ascenso espectacular en las últimas semanas, subiendo más de siete puntos en un mes en los sondeos y absorbiendo a parte del electorado del socialista Hamon, pero también una porción del de Emmanuel Macron. La inmensa decepción respecto a la acción de François Hollande y la reconfiguración del paisaje político durante los últimos meses habrían beneficiado a Mélenchon. El fin del gregarismo habitual de la mayoría de votantes de izquierda, fieles durante las últimas décadas al Partido Socialista, ha ampliado su horizonte electoral.

El motor de su campaña, que ha seducido especialmente a jóvenes y categorías modestas, había sido la promesa de renovar radicalmente la clase política francesa. Tras las eliminaciones sorpresa de Nicolas Sarkozy, Alain Juppé, Manuel Valls y la ecologista Cécile Duflot, sumadas a la retirada de Hollande en diciembre, Mélenchon entendió que el electorado aspiraba a un cambio de rostros y de métodos. El candidato antiliberal había denunciado con insistencia la “monarquía republicana” y propuesto terminar con el sistema institucional ideado hace más de medio siglo por el general De Gaulle. “Seré el último presidente de La Quinta República. Convocaré una asamblea constituyente para escribir una nueva Constitución”, rezaba el programa del candidato, apoyado por Podemos y por Bernie Sanders en la recta final. 

Su talento retórico en los debates televisivos y su inventiva campaña habían logrado eclipsar los puntos de su programa susceptibles de alienar a los votantes más moderados. Por ejemplo, su “plan B para la Unión Europea”, que implicaba renegociar los tratados o abandonarla. O bien el cambio de alianzas en el plano geopolítico, que hubiera exigido salir de la OTAN para “no ser arrastrados a guerras por Estados Unidos” y unirse a “países no alineados”, como los de la Alternativa Bolivariana.

En otra vida, Mélenchon fue senador y ministro con Lionel Jospin. Abandonó el Partido Socialista en 2008 con la clara intención de convertirlo en un Pasok a la francesa. El resultado obtenido este domingo empuja a la formación adversaria un poco más hacia el abismo y termina de consagrar a este fogoso orador como una personalidad central en la vida política francesa.

Sin consignas de voto

Jean-Luc Mélenchon se ha negado este domingo a aceptar el resultado proclamado a partir de las estimaciones, esperando que llegaran las cifras oficiales del Ministerio de Interior, previstas hacia la medianoche. Desde un local nocturno en el norte de París, donde se ha congregado una multitud eufórica, Mélenchon también ha evitado dar consignas de voto de cara a la segunda vuelta. Ha insinuado que será una decisión colectiva de su plataforma, Francia Insumisa. Mélenchon también se ha destacado como responsable de la campaña más original. En ella han figurado mítines simultáneos gracias al uso de hologramas, un canal en YouTube, una radio insumisa y hasta un videojuego, Fiscal Kombat, donde Mélenchon se enfrentaba a adversarios como Macron, Fillon o Sarkozy.

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Sobre la firma

Álex Vicente
Es periodista cultural. Forma parte del equipo de Babelia desde 2020.

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