Qué opinan los intelectuales franceses
Hablamos con Onfray, Gauchet y Attali para conocer su análisis sobre los comicios
No se entiende Francia sin la figura del intelectual. Tres de ellos —dos filósofos y un hombre que lleva cuatro décadas en los aledaños del poder— lanzan su mirada panorámica sobre las elecciones presidenciales que se celebran hoy en sendas entrevistas con EL PAÍS y varios diarios del grupo de prensa europea LENA.
“Los franceses están hartos de su propio inmovilismo”
Marcel Gauchet dirige la revista Le Débat y es autor del clásico contemporáneo El desencantamiento del mundo: una historia política de la religión. En su reciente libro Entender la desdicha francesa, reflexiona sobre el pesimismo de sus conciudadanos.
Pregunta. Aunque Marine Le Pen [la candidata del Frente Nacional] no llegara a la presidencia de Francia, ¿ha ganado ya la batalla de las ideas?
Respuesta. Sí, porque todo el mundo se define respecto a sus ideas. A favor o en contra. En política, hay dos planos: el electoral y el intelectual. Y ella ya ha ganado en el segundo, al imponer su agenda.
P. ¿Cómo concuerda el “fenómeno Macron”, que se presenta con un mensaje optimista, con el diagnóstico de una Francia pesimista e infeliz, sobre la que usted ha teorizado?
R. Precisamente, enarbola la promesa de salir de la ecuación inmovilista. Los franceses están hartos de su propio inmovilismo.
P. ¿Cansados de sí mismos?
R. ¡Claro! Emmanuel Macron dice a los franceses que es posible que los problemas parezcan irresolubles pero que, en el fondo, no es tan complicado. [El candidato conservador François] Fillon les promete sangre y lágrimas. Macron responde: desdramaticemos, podemos reformar sin una gran crisis. Esto gusta enormemente.
P. ¿Qué le ocurre a Francia?
R. Es un país traumatizado, que no entiende lo que le ocurre. Desarrolló un modelo original, muy potente, que tuvo su momento radiante y por el que la gente siente un apego increíble, pero que ahora está en contradicción con el mundo global tal como funciona. Nunca nadie dice las cosas tal como son: la estrategia de todo el personal político, en la derecha y la izquierda, ha consistido en adormecer a las gentes y llevarles adonde queríamos que fuesen. Los franceses tienen la impresión de encontrarse en un callejón sin salida del que no pueden salir, y por el que sienten apego, pero que es obsoleto. Tienen la impresión de no disponer de las palancas políticas para moverse. Están encerrados. Esto explica también el voto de Le Pen. La gente nota el declive del país, se siente incomprendida, y lo vive de forma dramática.
P. ¿Quién defiende el modelo francés tal como fue durante décadas? ¿Es Le Pen?
R. Sin duda. Al contrario que su padre que, al venir de la extrema derecha tradicional, no sentía más que desprecio por un modelo que detestaba profundamente y que soñaba con hacer saltar por los aires.
P. ¿Qué queda del general De Gaulle en Francia?
R. Un modelo político que no sé si aún funciona.
P. La V República.
R. Mire a los dos candidatos más plausibles para pasar a la segunda vuelta [Le Pen y Macron]. No han sido elegidos en un proceso de primarias. Ambos, a su manera, han jugado la carta gaullista: dirigirse directamente al pueblo. Para mí este es el legado del gaullismo.
“Si gana Le Pen habrá una insurrección inmediata”
Michel Onfray es hoy el filósofo más prolífico, mediático, popular, y quizá más leído, en Francia. Sólo en 2017 ha publicado ya cuatro libros, entre ellos el voluminoso Decadencia, segundo volumen de la Breve enciclopedia del mundo.
Pregunta. ¿Por qué no votará?
Respuesta. En 2005 hubo un golpe de Estado en Francia. Los franceses votaron contra el tratado europeo, que era liberal. Pero el Partido Socialista y la UMP de la época [el gran partido de la derecha, antecedente de Los Republicanos de François Fillon] apelaron a la Asamblea Nacional y al Senado para saltarse esta expresión popular. Remodelado sólo en el plano cosmético, este tratado se convirtió en el Tratado de Lisboa. En 2008 la Cámara impuso al pueblo lo que éste había rechazado en referéndum tres años antes. Supuso una ruptura clara del contrato social. La clase política se burló de los electores. De otro lado, las Cámaras no son representativas de la sociología francesa. Algunos partidos están infrarrespresentados y otros al contrario. El Frente Nacional (FN) tiene una intención de voto del 25% [en el momento de la entrevista], pero tiene dos diputados, mientras que los ecologistas, con un 2%, tienen 18 escaños y una vicepresidencia de la Cámara. Las dos Cámaras congregan muchos funcionarios, profesores, notarios, médicos, pero casi no hay obreros o agricultores. Hoy la democracia es formal. Ocurra lo que ocurra, el futuro presidente de la República defenderá el euro, Europa, el liberalismo y el sistema que garantiza su funcionamiento.
P. ¿Qué ocurrirá?
R. Cambiará la persona que impulsa el proyecto pero no el proyecto, que es el mismo desde 1983, cuando los socialistas dejaron de ser de izquierdas para convertirse al liberalismo, que ha resultado ser una política que nos lleva a estrellarnos contra el muro. Una política nefasta porque alimenta al Frente Nacional, que en 1981 tenía menos de un 1% de los votos. Si se trata de Emmanuel Macron, es posible que no tenga mayoría en la Asamblea, ya que la derecha liberal se vengará [en las legislativas de junio] por haber sido derrotada [en estas elecciones], y la derecha soberanista también.
P. ¿No cree que los franceses darán la mayoría en junio a quien hayan elegido como presidente?
R. Si fuera Le Pen, habría una insurrección inmediata. Algunos saldrán a las calles en cólera.
P. ¿Por qué?
R. Desde hace años los medios dominantes la presentan como fascista, nazi, petainista, vichysta, antidemócrata. Si ella no es republicana, entonces que se demuestre, y después que se prohiba su partido. O es el diablo y hay que encerrarla o es que no es el diablo y es muy útil para los liberales que así pueden repartirse el poder.
“La Francia del interior es nostálgica; la de las costas es optimista”
Jacques Attali es el insider por excelencia de la política francesa. Consejero áulico de François Mitterrand, ha sido mentor de presidentes y aspirantes a serlo (entre ellos Emmanuel Macron), además de ensayista, filántropo y autor de novela policiaca.
Pregunta. ¿Cómo explica el fenómeno Macron? ¿Cristalizan en él ideas que estaban fraguándose en círculos reformistas?
Respuesta. No hay que olvidar que es carismático por sí mismo; que si François Fillon no hubiera tenido todos estos asuntos [la investigación judicial por los supuestos empleos ficticios de su familia] se hablaría menos de Macron porque la derecha era mayoritaria; que si François Hollande hubiese sido candidato el paisaje habría sido distinto. Así que tiene una cualidad que es la de los verdaderos hombres de Estado, y es que tiene mucha suerte. Ahora bien, tiene usted razón: hay una cristalización de ideas reformistas que existían desde hacía 25 o 30 años. Todo el mundo estaba de acuerdo en privado, pero nadie quería decirlo. No significa que vaya a ganar. No estoy nada seguro.
P. Un sondeo reciente decía que Macron era el voto positivo.
R. Hay candidatos que piensan que el pasado era mejor y otros que piensan que puede ser mejor el futuro.
P. ¿Y dónde está Francia hoy?
R. Está dividida. Entre los que piensan que se vivía mejor antes que son los de la Francia del interior, la Francia campesina. Los que piensan que puede ser mejor mañana son la Francia marítima. Los jóvenes y las regiones costeras son más bien positivos, sobre todo el Atlántico, más que el Mediterráneo. ¿Sabe por qué los franceses son tan pesimistas? Porque encuentran que todo va muy bien y que mañana las cosas sólo pueden ir a peor. No porque encuentren que en lo esencial las cosas vayan mal, aunque tengamos a 12 millones de personas bajo el umbral de la pobreza.
P. ¿Cómo se ubica Francia en el mundo?
R. 2017 es particularmente peligroso, porque tenemos a tres hombres fuertes en el poder: Donald Trump, Vladímir Putin y Xi Jinping al frente de tres potencias. Por primera vez en la historia de Europa desde 1950, estos tres países quieren destruir la Unión Europea, consideran que Europa es un enemigo, o como mínimo un competidor. Es muy peligroso. Y además es año electoral en Francia y en Alemania. Así que Europa está desnuda. Es el momento de golpearnos. Si yo fuese ellos, lo haría todo para romper el euro este año, porque en cuanto Francia y Alemania vuelvan a estar encarriladas, la próxima etapa es la Europa de la defensa y la seguridad.
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