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Corea del Norte: desarrollar armas nucleares es “la decisión correcta”

Pyongyang considera la intervención de EEUU en Siria "un acto imperdonable"

Una imagen del líder norcoreano Kim Jong-Un, visitando una fábrica, proporcionada por la agencia oficial KCNA.Foto: reuters_live | Vídeo: STR (AFP)
Macarena Vidal Liy

Estados Unidos quiere conseguir el fin del programa de armamento de Corea del Norte, pero los últimos acontecimientos no parecen haber hecho nada por persuadir al régimen de Kim Jong-un. Después de la intervención de Washington en Siria, el Gobierno en Pyongyang, que percibe el desarrollo de armamento nuclear como una garantía para su supervivencia, ha insistido en que esa acción militar ha demostrado que la decisión de reforzar su poderío militar “es la correcta, una y un millón de veces”.

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Washington había justificado la intervención, un giro radical en la política militar del país frente a la de la Administración de Barack Obama, como respuesta al ataque químico que el pasado martes dejó a 86 muertos, 30 de ellos niños, en la localidad siria de Jan Sheijun.

Pero el lanzamiento de los misiles desde buques estadounidenses en el Mediterráneo coincidió también con la celebración de la primera reunión cara a cara entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y el presidente chino, Xi Jinping. La cumbre tuvo como uno de los asuntos protagonistas a Corea del Norte: el inquilino de la Casa Blanca quería persuadir a Pekín de que hiciera valer su peso como el aliado más importante de Pyongyang y frenara las ambiciones nucleares del régimen de Kim Jong-un.

La primera respuesta norcoreana, en un comunicado del Ministerio de Exteriores recogido por la agencia de noticias norcoreana KCNA, fue tajante. El ataque contra las posiciones del Ejército sirio representa —considera— un “acto imperdonable de agresión contra un estado soberano”. Esa intervención “prueba que nuestra decisión de fortalecer nuestro poderío militar para responder a la fuerza con la fuerza fue la correcta, una y un millón de veces”.

Corea del Norte calcula que Estados Unidos está dispuesto a perpetrar un ataque similar contra su territorio, e interpreta las maniobras militares conjuntas que ese país desarrolla anualmente con Corea del Sur como un ensayo para preparar una intervención contra su territorio. También considera a Siria un aliado cercano, y Bachar al Asad y Kim Jong-un han intercambiado mensajes de apoyo en numerosas ocasiones, según la KCNA.

El régimen norcoreano ha llevado a cabo cinco pruebas nucleares, dos de ellas el año pasado, y ha completado numerosos lanzamientos de misiles balísticos de distinto alcance. El miércoles, en vísperas de la reunión entre Trump y Xi, disparó un cohete de alcance intermedio sobre el mar de Japón.

Kim Jong-un está decidido a desarrollar un misil de largo alcance que pueda llegar a territorio continental estadounidense, y ha amenazado con completar una prueba este mismo año, algo que Trump ha asegurado en un tuit que “¡no ocurrirá!” Pero la constatación de que ese régimen quiere conseguir ese armamento ha situado ese programa de armamento como una de las grandes prioridades de Washington.

En una entrevista en Financial Times, Trump dijo que actuaría de forma unilateral para eliminar la amenaza nuclear norcoreana si Pekín no presiona más. “China tiene una gran influencia sobre Corea del Norte y decidirá si ayudarnos contra la República Popular norcoreana o no (...). Si lo hace, será bueno para China, y si no, no será bueno para nadie”, dijo el inquilino de la Casa Blanca.

El secretario de Estado, Rex Tillerson, se ha manifestado de manera similar. Tras la reunión de los dos presidentes en Florida, explicó que Trump “indicó a Xi que sería bien recibida cualquier idea que pudieran tener o de otras acciones que podríamos adoptar y que estaríamos felices de trabajar con ellos, pero entendemos que esto crea problemas singulares para ellos y retos, y que estaríamos, que estamos dipuestos a trazar nuestro propio camino si es algo que China es incapaz de hacer”.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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