La guerra se ha convertido en una escena cotidiana en Río, con una media de casi nueve tiroteos diarios, en su mayor parte en los suburbios más pobres de la ciudad que hace apenas ocho meses acogía los Juegos Olímpicos. El más grave de los incidentes del jueves se produjo en uno de esos barrios, en Acari, en la zona norte. Allí, un vecino pudo grabar cómo dos agentes policiales remataban a dos delincuentes heridos que estaban tumbados en el suelo y aún se movían.
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La tragedia había comenzado poco antes con la muerte de Maria Eduarda de Alves da Concepção, una estudiante de 13 años, La adolescente se encontraba en una escuela del barrio a última hora de la tarde cuando fue alcanzada por cuatro tiros, según su familia. Esa misma escuela ha tenido que cerrar 31 veces en los últimos tres años por tiroteos en sus alrededores, según publicó el diario O Globo. La niña, que estaba en clase de educación física, murió en el acto. Los disparos provenían del exterior, donde policías y traficantes se enfrentaban a tiros de fusil. El enfrentamiento, según la policía, era desigual ya que los delincuentes disponían de mejor armamento. Aun así, las fuerzas de seguridad lograron abatir a dos de ellos.
Fue entonces cuando se produjo la escena grabada por un vecino desde su casa. Uno de los policías se aproxima a los sospechos tumbados y recoge un fusil del suelo para a continuación disparar dos veces contra uno de ellos. "¡Lo ha matado!", grita el vecino que está grabando. Un segundo policía aparece en la escena y se acerca al otro hombre para disparar también contra él.
Los dos policías están detenidos. “Los agentes alegan que los delincuentes aún tenían consigo otras dos pistolas", explicó el portavoz de la Policía Militar de Río, Ivan Blaz. "Esa brigada tiene que vérselas con la zona más violenta de Río. Los agentes viven una realidad de guerra, contra delincuentes que portan armas de guerra. Y es una guerra asimétrica. En este caso solo ellos pueden responder por lo que sucedió”. Desde el comienzo de año, Rio ha registrado 182 muertes en intervenciones policiales, un 78,4% más que las registradas en el mismo periodo de 2016. Y cada dos días un policía muere en algún enfrentamiento con delincuentes o asesinado en sus días libres por el hecho de ser policía.
Mientras, en el barrio de Acari se registraban escenas desgarradoras. "Han matado a mi bebé", clamaba la madre de Maria Eduarda ante los periodistas. "Ella decía que estudiaba para darnos una vida mejor. Tenía un buen futuro por delante. Tengo el corazón destrozado, me han quitado una parte de mí". Los habitantes del barrio cortaron en señal de protesta un tramo de la Avenida Brasil, una de las vías de acceso más importantes de la ciudad y quemaron algunos vehículos. Testigos relataron que grupos de delincuentes aprovecharon ese caos para perpetrar asaltos.
El conflicto en la zona norte fue solo el cierre de un día siniestro en la ciudad brasileña. Un policía murió en un tiroteo en el barrio de clase media de Vila Isabel, en la zona norte. Otro agente abatió a un taxista que presuntamente llevaba en su moto a un hombre armado. Y al menos otros dos tiroteos sobresaltaron a distintas zonas de la ciudad.