Alemania indemnizará a homosexuales condenados por serlo hasta 1994
El Gobierno abonará 3.000 euros por condena y 1.500 por cada año de cárcel sufrida solo por tener sexo con otro hombre
Los detalles de una ley injusta
- El Gobierno calcula que entre 1949 y 1994 hubo cerca de 64.000 procesos penales en aplicación del artículo 175, que condenaba el sexo entre hombres. Los cerca de 50.000 hombres condenados serán ahora rehabilitados.
- Para compensar a los cerca de 5.000 afectados vivos, el Gobierno dispone de 30 millones de euros. Recibirán 3.000 euros por condena y 1.500 euros por año de cárcel.
- La RFA mantuvo hasta 1969 la versión del Código Penal endurecida por los nazis. El artículo que castigaba el sexo entre hombres no fue completamente eliminado hasta 1994.
El miércoles fue un día muy especial para Heinz Schmitz. 55 años después de sufrir el trauma de ir a un correccional para menores por cometer “actos deshonestos” con otro hombre, el Gobierno alemán aprobó la ley con la que pretende rehabilitar e indemnizar a los homosexuales condenados por el infausto artículo 175 del Código Penal que castigaba el sexo entre hombres, que hasta 1994 no fue totalmente suprimido.
“Estoy muy nervioso. Llevo todo el día siguiendo las noticias. Pero también muy contento de que tras tanto tiempo se nos reconozca lo que hemos pasado. Me da pena por los que sufrieron y hoy ya no están entre nosotros. Los que quedamos somos ya muy mayores”, asegura Schmitz a EL PAÍS en una conversación telefónica desde su casa en Friburgo, al suroeste de Alemania.
El Gobierno alemán dio el visto bueno al proyecto del ministro de Justicia, el socialdemócrata Heiko Maas, para indemnizar y anular las condenas impuestas desde el fin de la II Guerra Mundial. La ley fue especialmente salvaje hasta 1969, año en el que se empezó a castigar el sexo entre hombres solo si uno de ellos era menor de 21 años.
El texto legal de los años cincuenta y sesenta era el mismo que aplicaban los nazis después de endurecer un artículo en vigor desde el nacimiento del Imperio Alemán en 1871. El Bundestag —la Cámara Baja del Parlamento— ya anuló en 2002 las condenas a los homosexuales impuestas durante la dictadura nacionalsocialista, pero había dejado intactas las que se produjeron ya en la República Federal.
El Gobierno calcula que el artículo 175 que castigaba el sexo entre hombres —no entre mujeres: era una posibilidad que ni se contemplaba— dio lugar a unos 64.000 procesos penales. Todas las condenas dictadas entonces serán anuladas, pero las indemnizaciones —3.000 euros por condena; y 1.500 suplementarios por cada año en prisión— beneficiarán solo a los supervivientes. Se calcula que quedan vivos 5.000 afectados, para los que se ha destinado un presupuesto de 30 millones de euros.
El ministro Maas explicó su iniciativa por la necesidad de reivindicar a aquellos que “fueron perseguidos, castigados y desterrados solo por su amor a los hombres”. “El artículo 175 bloqueó caminos profesionales, destrozó carreras y aniquiló biografías. Es necesario hacer justicia con las escasas víctimas que siguen vivas”, añadió el titular de Justicia. Tras recibir el visto bueno del Gobierno, la norma deberá ser aprobada por el Parlamento para entrar en vigor. Distintos líderes parlamentarios han mostrado su voluntad de que esto ocurra durante la presente legislatura, que acaba en otoño.
Documentación de casos
Además de las indemnizaciones, la ley establece una subvención de 500.000 euros anuales para la fundación Magnus Hirschfeld para sufragar su proyecto de documentación de las vidas robadas de aquellos hombres condenados por sus tendencias. El nombre de esta fundación procede del investigador sexual que a finales del siglo XIX y principios del XX fue un pionero defensor de los derechos gais.
“La historia del artículo 175 nos demuestra que también se cometen injusticias en un Estado de derecho. La fortaleza de este se muestra también en su capacidad de corregir errores”, añadió el ministro Maas.
A Schmitz le alegra la idea de recibir próximamente unos 3.000 euros que le resolverán más de un apuro. Muchos de los condenados por su sexualidad se ven ahora en una situación económica difícil, como consecuencia de unos procesos que muy habitualmente les costaba el puesto de trabajo. Pero el dinero no es su principal motivo de alegría. “Lo importante es la señal que esta ley envía. Es un reconocimiento de nuestras vidas”, dice.
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