“Voté por Trump, es hora de que México se haga responsable de sus problemas”
Inmigrantes mexicanos que regresaron de Estados Unidos opinan sobre la llegada del republicano a la Casa Blanca
"No es que estén sacando la basura, pero los que no sigan las reglas tienen que irse". "México va a pagar por el muro". "Donald Trump es lo mejor que pudo haberle pasado a Estados Unidos". El autor de estas frases no vive en la "América profunda" ni es blanco, se llama Jesús Espinosa y nació en la Ciudad de México. Espinosa, que primero llegó sin papeles hace 30 años, cuenta orgulloso que siguió al republicano desde el principio de la elección. No cree que como mexicano sea contradictorio apoyarlo. "Voté por Trump y di dinero para su campaña porque es hora de que México se haga responsable de sus problemas y deje de vivir a expensas de su ‘tío rico", afirma convencido a unas horas de que el magnate se instale en la Casa Blanca.
Espinosa tiene la doble nacionalidad, vivió en California y en Texas desde los 16 años, pero regresó a su país de origen por razones personales hace menos de seis meses. Admite que muchos de sus conocidos no entienden ni comparten sus posiciones políticas. A los ojos del mundo, México ha sido uno de los blancos predilectos de Trump, quien ha insistido en construir un muro para frenar la inmigración ilegal y ha emprendido una cruzada proteccionista para recuperar las inversiones y los empleos que se habían ido al sur de la frontera. "El muro va a salvar vidas, la situación actual sólo beneficia a los coyotes y a las personas que cruzan ilegalmente", asegura.
El mexico-estadounidense argumenta que las olas migratorias son un problema originado por el Gobierno mexicano. "¿Por qué te tienes que ir para allá? ¿Por qué no mejor te pagan mejor aquí y te quedas? ¿Para qué nos hacemos tontos?", cuestiona. "Ya fue mucha tranza, es tiempo de que hagamos algo en México para quitar a los políticos corruptos, igual que a Hillary Clinton y a Barack Obama, que ahora están despedidos", aduce y corona la frase a la usanza de Trump, quien acuñó el estribillo durante su faceta como conductor de televisión.
Espinosa trabaja en un centro de atención telefónica en la Ciudad de México que ha logrado captar a mexicanos que han pasado largas temporadas en Estados Unidos y que hablan con fluidez el inglés y el español. La mayoría fueron deportados. Su opinión no es mayoritaria entre sus compañeros. "La llegada de Trump va a afectar mucho a México y a los indocumentados que están allá, ya nos está perjudicando, mira todos los empleos que se han perdido por la salida de Ford y General Motors", cuenta Zeus Armas, que creció en Austin, Texas, pero nació en Ecatepec, en la zona metropolitana de la capital. "Se ve el pánico que tiene el Gobierno y la gente, todos hablamos de lo mismo", agrega.
Armas, de 28 años, explica que el mayor temor son las deportaciones. Él lo vivió en carne propia. Su familia quedó partida en dos: su madre, su hermano mayor y él fueron expulsados hace tres años, sus dos hermanos más chicos se quedaron. Un tatuaje de una diosa prehispánica yace en su hombro y conforme la tinta recorre su brazo, se vislumbran las leyendas "Texas" y "Mexican", separadas por apenas unos centímetros. "Toda mi vida sentí que era texano hasta que un día me dijeron que tenía que volver de donde venía", lamenta.
La vida es más fácil con papeles. Sus familiares de allá están tranquilos, creen que las amenazas de Trump tomarán tiempo en hacerse realidad y los de aquí están preocupados por la falta de oportunidades. "Me gustaría que México tuviera un Gobierno más fuerte, más preparado y menos corrupto y que no tuviéramos que atemorizarnos ni depender tanto de la presidencia de otro país para mantener la economía a flote", explica con un marcado acento chicano.
La familia de Ricardo Cruz, en cambio, se siente amenazada aun con su situación migratoria en regla. "Creo que elegir a Trump fue un error porque va a causar muchos problemas dentro del país y fuera de él, habrá muchas deportaciones, se perderán fuentes de trabajo y muchos se irán por el riesgo de que el Gobierno atente contra ellos", comenta. La victoria del republicano los tomó por sorpresa.
Antonio Isidoro, de 18 años, vivió toda su vida en un país y un día despertó en otro. Nació en Pomona, California y es estadounidense, pero decidió irse después de que sus padres y sus hermanos fueron deportados hace unos meses. "Estados Unidos es una parte de mí", dice y descubre un tatuaje que rememora su vida californiana. "Tenía una vida allá, escuela, amigos y cuando llegas aquí, tienes que comenzar desde cero a construir otra vez todo", relata sobre su nuevo inicio en Los Reyes-La Paz, en la periferia de la capital.
"Me decepciona que tanta gente haya elegido a un racista como Trump", admite Tony, como le llaman sus conocidos. La discriminación existe, pero cada quien la afronta como puede, explica. La idea que él tiene de Estados Unidos, a pesar de todo, es la de la tierra de las oportunidades y las libertades. "Es una lástima que el próximo presidente pueda arrebatarles esa esperanza a tantos inmigrantes", zanja antes de volver al trabajo.
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