Trump retira su marca de su hotel en Río de Janeiro
El magnate y presidente electo de EE UU retira su marca del único establecimiento en Sudamérica que lleva su nombre
La Trump Organization, propiedad del presidente electo de Estados Unidos, retirará su marca del único hotel de Sudamérica que lleva su nombre, el Trump Hotel de Río de Janeiro. La portavoz de la Trump Hotels informó ayer de que la ruptura se debe al retraso en las obras del edificio de 171 habitaciones, con suelo de mármol importado de Turquía y papel de pared holandés. Estaba previsto que el hotel, que costó unos 333 millones de reales (90 millones de dólares), se inaugurara antes de los Juegos Olímpicos de agosto pasado, pero se abrió aún por terminar. La empresa también ha declarado que su equipo se esfuerza para “superar las más altas expectativas” y ofrecer a los clientes una “experiencia de servicio sin igual”, y que la visión de los responsables del hotel ya “no coincide con la marca” de la empresa estadounidense.
El Trump Hotel, construido en Barra de Tijuca, un barrio de clase media-alta donde tuvieron lugar los Juegos Olímpicos, es propiedad de LSH Barra Empresas Inmobiliarias S.A. y blanco de una investigación de la Fiscalía. El pasado octubre, en el desarrollo de la Operación Greenfield, que investiga posibles fraudes que provocaron pérdidas multimillonarias a algunos fondos de pensiones brasileños, el fiscal Anselmo Cordeiro Lopes hizo públicas sus sospechas. Según Lopes, podría haber irregularidades en la inversión de recursos de dos fondos de pensiones de funcionarios en el fondo de inversiones responsable por la construcción del TrumpHotel en Río. Las inversiones “posiblemente fraudulentas”, según el fiscal, corresponden a 77,3 millones de reales (22 millones de euros) de la cartera de valores del Instituto Serpro de Seguridad Social —la segunda mayor inversión en participaciones realizada por el instituto— y 54,3 millones de reales (15,3 millones de euros) del Instituto de Gestión de la Seguridad Social del Estado do Tocantins.
La Trump Organization, que solo ofrece la marca y no es propietaria del hotel, no ha hecho mención a la investigación, igual que LSH Barra, que no ha respondido a las preguntas de este diario. Una fuente conocedora del proyecto afirma que la sociedad se ha deshecho de mutuo acuerdo.
Dos semanas atrás, el presidente electo de EE UU, Donald Trump, utilizó su cuenta en Twitter para informar de que delegaría todos sus negocios en sus hijos y que la Trump Organization no cerraría “nuevos acuerdos” durante el tiempo que dure su presidencia. El objetivo del magnate neoyorquino es evitar que lo acusen de haber conflicto de intereses entre la posición de presidente de estadounidense y la de empresario con negocios inmobiliarios en más de una decena de países. Trump, que seguirá siendo propietario de la empresa que lleva su nombre, dijo que pretende centrarse “totalmente” en dirigir el país.
El padre del proyecto del Hotel Trump de Río de Janeiro es Paulo Figueiredo Filho, un joven empresario carioca que vive en Miami y es nieto del último presidente de la dictadura militar brasileña. Figueiredo no dirige la empresa LSH Barra y, oficialmente, no tiene ninguna relación con el hotel desde enero, aunque mantiene una pequeña participación como inversor minoritario. Sin embargo, tras conocer la noticia por la prensa —The Washington Post ha sido el primero en difundir el divorcio— ha lamentado la decisión de los Trump.
“Fui ejecutivo de esa compañía hasta 2015 y mi relación con todos los miembros de la Trump Organization siempre fue excelente. Por desgracia, al no estar en la dirección de la empresa y ser un accionista minoritario, no puedo inmiscuirme en decisiones con las que no siempre estoy de acuerdo”, ha dicho Figueiredo en un “comunicado personal” en su perfil de Facebook. “Mi reverencia a la familia y mi admiración por el empresario y presidente Donald Trump—con quien comparto tantas ideas y a quien apoyé con entusiasmo en la campaña— no han cambiado ni un milímetro. Como él mismo dice, esto forma parte del mundo de los negocios y, quién sabe, tal vez haremos otros juntos”, completó.
Investigación en marcha
Río de Janeiro era la mayor puerta de entrada de Trump en América Latina, donde el empresario solo tiene un hotel de lujo en Panamá y ha dado su nombre a una torre residencial, todavía en construcción, en la exclusiva Punta del Este, en Uruguay. En Río, también estaba en marcha la construcción de las TrumpTowers, un complejo multimillonario de cinco torres comerciales de 150 metros de altura en el remodelado puerto de la ciudad y que todavía no ha salido del papel.
Las torres de Trump también aparecen en la investigación de la Fiscalía. El fiscal aduce que la Trump Organization se “benefició por medio de la inversión” que un fondo millonario administrado por la Caixa Econômica Federal, llamado Fi-fgts, hizo en el Fondo de Inversión Inmobiliario Puerto Maravilla, “vehículo de inversión de recursos en la Trump Towers Rio”. Según dijo el alcalde Eduardo Paes, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el proyecto podría ser la mayor inversión inmobiliaria de la ciudad. Las posibles irregularidades cometidas por el fondo Fi-fgts ya son blanco de una acción penal en la que está imputado el expresidente de la Cámara de los Diputados, Eduardo Cunha (PMDB), hoy en la cárcel.
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