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El buen olfato de Fabián Zakharov: en la ciudad de los coches de lujo, vende recambios de Lada soviético

Un cubanorruso importa piezas desde Moscú a Miami para abastecer el mercado cubano

Pablo de Llano Neira
Fabián Zakharov en su Lada de 1978.
Fabián Zakharov en su Lada de 1978.PABLO DE LLANO

“Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete. Siete cajas”. Fabián Zakharov hace la cuenta con orgullo y muestra en su teléfono una fotografía de la carga que espera su turno de salida entre montoncillos de nieve en un aeropuerto de Moscú. “Tres toneladas y media”. Su último pedido de recambios de automóviles soviéticos en dirección a Miami.

En una ciudad que rinde culto a los Ferrari y los Lamborghini, Zakharov hace negocio vendiendo piezas de viejos coches rusos, cuadriculadas némesis del lujo.

Miami es su base logística pero su clientela –“incalculable”, dice– está en Cuba, donde todavía funcionan miles de aquellos vehículos, sobre todo los Lada. A medida que en la isla se van averiando, Zakharov Autoparts ve entrar por su puerta a cubanos que llegan a por repuestos para remendarlos, como frankensteins en renacimiento perpetuo.

Piezas mecánicas y 'souvenirs'.
Piezas mecánicas y 'souvenirs'.P. LL.

Aquí los compran para llevarlos cuando viajan a Cuba o mandarlos por amigos o por correo. Este jueves por la mañana un señor compraba un juego de retrovisores Lada por 100 dólares. Dos moles de plástico ruso que harán feliz “a un amigo de Cienfuegos”.

Zakharov es cubanosoviético. “Cubanorruso”, corrige. “Cubanosoviético suena comunista”. Su padre cubano y su madre rusa se conocieron en Moscú, tuvieron allí a Fabián y se volvieron a Cuba cuando aún era un bebé. Siendo niño regresaron a Moscú y vivieron unos años en la capital rusa, antes de la perestroika. Guarda un recuerdo “sano” de entonces, “con abundancia de fruta, de ropa y de películas antiguas en los cines”.

Cuando llegó a Miami tuvo varios empleos, hasta que un amigo le pidió desde Cuba que le buscase una pieza de Lada en una tienda. El envío de Rusia a Miami tardó meses y Zakharov pensó que con su ruso y sus contactos en Moscú lo haría mejor. Al primer intento comprobó que era así y lleva seis años en ello. Empezó recibiendo los encargos por barco y luego pasó al transporte aéreo, hasta hoy. “Moscú-Miami en dos días”, resume.

Zakharov llega a la tienda en un Lada de 1978. Nada más saludar abre el capó para enseñar el sistema hidráulico especial para Lada que ha importado y que permite mover el volante “con un dedo”. Es una novedad que acaba de añadir a su oferta. Rusia ya no fabrica Lada antiguos pero siguen haciéndose piezas de recambio e incluso innovaciones. “Pronto viene el aire acondicionado”, avanza. Casi se alcanza a oír suspiros desde la isla.

Zakharov en su tienda de recambios.
Zakharov en su tienda de recambios.P. LL.

El abasto en Cuba es insuficiente. “Si quieres reparar un motor necesitas una cantidad de cosas que no vas a encontrar ni dando la vuelta a la isla entera”, explica Zakharov. Su triangulación Moscú-Miami-Cuba cubre desde La Habana a provincias las carencias de carros Lada y Moskvitch y Volga, camiones MAZ, hasta tractores YUM.

Él es propietario de cuatro reliquias de segunda mano, tres Lada y un Moscvitch. Su anhelo es comprar un Lada antiguo sin estrenar. Ha rebuscado pero no lo ha encontrado. En los foros en cirílico donde bucea se rumorea que los siguen produciendo en alguna fábrica olvidada de Chechenia. Zakharov está seguro de que un Lada nuevo en el futuro será una joya de coleccionista con un valor desmedido. “Cuando los carros vuelen, no tengas duda de que habrá un multimillonario que lo que querrá es tener un Lada”.

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