El aumento del coste del seguro médico, nueva munición republicana
A dos semanas de las elecciones, la Casa Blanca reconoce que las primas aumentarán 25% de media en 2017
Cuando solo quedan dos semanas para las elecciones, la Casa Blanca ha proporcionado una inesperada munición a la oposición republicana, al reconocer que las primas de la reforma del seguro médico asequible, que constituyó la política estrella de Barack Obama, se van a disparar el año que viene, cuando asuma el próximo presidente, o presidenta, de Estados Unidos.
El candidato presidencial republicano, Donald Trump, no ha tardado en proclamar que Obamacare, como se conoce al programa, es un “desastre” y ha vuelto a prometer que lo revocará de llegar al Despacho Oval. Pero no es el único republicano que intenta sacar rédito electoral de este claro revés para los demócratas que promete convertirse en un tema central en el tramo final de la campaña.
Como media, las primas médicas subirán un 25% en 2017, según anunció el Departamento de Salud la noche del lunes. Eso es más del triple de lo que aumentó en 2016. La Casa Blanca se apresuró a asegurar que los estadounidenses cuyo bolsillo se verá impactado de forma directa por este aumento son relativamente pocos, puesto que la mayoría de los inscritos en Obamacare se beneficia de algún tipo de asistencia financiera y además el coste del seguro médico se puede desgravar al pagar impuestos.
Aun así, las impactantes cifras de los aumentos —hay mercados donde se registrarán incrementos superiores al 50%, que en algunos casos pueden llegar hasta el 120%— han servido para que el Partido Republicano atacara de inmediato un programa que han tratado de revocar durante los últimos años, hasta ahora de forma infructuosa aunque lo han llevado a votación a la cámara baja más de 40 veces.
Además, el aumento de las primas no es el único quebradero de cabeza de Obamacare. El total de aseguradoras disponibles en el sistema bajará el año próximo a 167 compañías, un 30% menos que un 2016. Eso, en la práctica, provocará que una de cada cinco personas elegibles tenga solo una opción a mano, según el Departamento de Salud. La inestabilidad financiera y la reducción brusca de la competencia explican que la prima media suba un 25% en los 39 estados donde funciona este mercado.
“Hay que revocar Obamacare y reemplazarlo con algo mucho menos caro, de otra forma, el país tendrá problemas mucho mayores que los que pensábamos. Vamos a revocar y reemplazar Obamacare”, dijo Trump el martes durante un mitin en su campo de golf en Doral, Florida.
Los ataques a Obamacare centraron asimismo la actividad de Trump en las redes sociales a lo largo del martes. También el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, criticó un programa que “no está funcionando”, al igual que hicieron numerosos legisladores conservadores que también optan a la reelección el 8 de noviembre, a lo largo de la jornada.
“El presidente comparó recientemente Obamacare con la Samsung Galaxy Note 7, y tiene razón: esta ley desastrosa está estallando. Pero al menos el teléfono se puede devolver”, ironizó Ryan.
Para el presidente del Comité de Finanzas del Senado, el también republicano Orrin Hatch, aunque lo que considera un “fracaso a la hora de controlar los costes” de la reforma sanitaria de Obama “no constituye una sorpresa”, este hecho “hace poco para disipar la sensación de que estamos viendo cómo implosiona esta ley a costa de las familias de clase media”.
La reforma del seguro privado entró en funcionamiento en 2014 y da cobertura en la actualidad algo más de 11 millones de personas. La previsión es que esa cantidad supere los 13 millones en 2017. Por un lado, dio acceso a personas que eran rechazadas por las aseguradoras porque padecían enfermedades crónicas. Por otro, se diseñó como mercado en el que se negociaban a la baja las primas.
El problema es que los participantes en Obamacare tienen más problemas de salud de lo anticipado y que los consumidores sanos suelen ir a por los seguros más baratos que se ofrecen. Las pérdidas llevaron a Aetna, la tercera aseguradora del país, a anunciar en agosto que abandona el 70% de los mercados en los que ofrece seguros privados a través de este programa, porque no le cuadran las cuentas. Es lo que hicieron también United Healthcare, el mayor grupo asegurador, y Humana. Las grandes aseguradoras no son las únicas que abandonan. Más de la mitad de las cooperativas de seguros creadas y financiadas con dinero público quebraron, lo que eleva la tensión en el sistema y reduce las opciones.
La candidata demócrata, Hillary Clinton, es una firme defensora de la reforma de un sistema de salud que ella misma intentó cambiar en los años 90, durante su era como primera dama. Sin embargo, la hoy aspirante presidencial ha reconocido que el programa estrella de Obama tiene algunos fallos que deben ser solucionados, especialmente el aumento de las primas. “Voy a arreglarlo porque estoy de acuerdo en que las primas han subido demasiado”, dijo Clinton durante el segundo debate presidencial.
En declaraciones desde Miami, la demócrata reconoció este martes una vez más que el programa necesita “cambios” y aseguró que es algo que ha hablado con Obama. Aun así, Clinton defendió una reforma sanitaria que ha beneficiado a “20 millones de personas, sobre todo trabajadores, afroamericanos y latinos” y aseguró que el plan que defiende Trump dispararía mucho más el coste médico porque volvería a dejar la última decisión en manos de las aseguradoras.
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