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Los delitos xenófobos se disparan tras el ‘Brexit’

Un informe del Gobierno confirma que los crímenes de odio en Reino Unido subieron un 41% en julio

Pablo Guimón
Dos policías polacos patrullan con un agente británico en Harlow, en el norte de Londres, tras el asesinato del joven polaco Arkadiusz Jozwik.
Dos policías polacos patrullan con un agente británico en Harlow, en el norte de Londres, tras el asesinato del joven polaco Arkadiusz Jozwik.N.A. (AFP)

El ex director de comunicación de Downing Street Craig Oliver relata en su libro Unleashing demons, que acaba de publicarse, un viaje con David Cameron en el Jaguar oficial del ex primer ministro en 2015. Cameron repasaba en alto las razones por las que creía que debía celebrar una consulta sobre la permanencia en la UE, y Oliver le preguntó por los motivos para no hacerlo. El ex primer ministro respondió al instante: el referéndum, dijo, “podría liberar demonios que no conocemos”. Cameron acertó. El referéndum liberó demonios en la forma de mentiras, traiciones y guerras fratricidas de una escala sin precedentes. Y, según un informe del ministerio del Interior publicado el pasado jueves, el clima social que generó puede haber desencadenado un grave repunte de los delitos xenófobos en el país.

Aumento de crimes de ódio pós-Brexit (em espanhol).
Aumento de crimes de ódio pós-Brexit (em espanhol).

El pasado sábado 27 de agosto Arkadiusz Jóźwik, un ciudadano polaco de 40 años residente en Harlow, estuvo con dos amigos ayudando a uno de ellos, recién llegado al país, a pintar la habitación que había alquilado en esta pequeña ciudad suburbial al noreste de Londres. Al caer la noche decidieron acercarse a cenar una pizza al Stow, una depauperada zona comercial, y fueron atacados brutalmente por un grupo de jóvenes.

Jóźwik murió el lunes siguiente en el hospital. Seis menores fueron arrestados en relación con el crimen. El hermano de Jóźwik visitó emocionado el lugar donde murió. Lo mataron, dijo, porque le oyeron hablar polaco. “Después del voto por el Brexit todo ha empeorado”, lamentó. “He visto a la gente cambiar. Es un momento difícil”.

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La policía no ha aclarado todavía qué motivó el ataque, pero maneja como prioritaria la hipótesis de un crimen xenófobo. Apenas cinco días después de la muerte de Jóźwik, otros dos inmigrantes de su misma nacionalidad fueron atacados en Harlow. Dos agentes de policía polacos han sido enviados al lugar para reforzar la seguridad de esta comunidad de expatriados, la más numerosa de las minorías nacionales en Reino Unido. Sea cual sea el resultado de la investigación, para los centenares de polacos que recorrieron las calles de Harlow en una marcha silenciosa el sábado siguiente a la muerte de Jóźwik, el auge de los ataques racistas tras el referéndum es algo muy real.

El pasado jueves, un informe del ministerio del Interior confirmaba con cifras lo que ya era un sentir mayoritario entre la comunidad de inmigrantes en Reino Unido. El número de delitos de odio se disparó un 41% en julio, respecto al mismo mes del año pasado. Durante dicho mes de 2016, el siguiente al del referéndum en el que los británicos decidieron abandonar la UE, se produjeron un total de 5.468 delitos de odio, categoría en la que la policía incluye los crímenes contra un colectivo definido por su origen nacional.

Los datos, que no se replican en la evolución de otro tipo de delitos, “encajan en el patrón ampliamente denunciado de un incremento de los delitos de odio después del referéndum europeo”, señala el informe. Los números empezaron a bajar en el mes de agosto, pero siguen siendo significativamente superiores a los de antes del referéndum.

Bernard Hogan-Howe, alto mando de la policía Metropolitana, el mayor cuerpo del país, también habló hace unos días de un “pico horrible” en los delitos de odio conectado con el referéndum. “No podríamos decir que se debe todo al Brexit, pero hay un claro repunte después del mismo. Los europeos del Este han sufrido particularmente los ataques que englobamos en la categoría de delitos racistas. Así que ciertamente hay un aumento relacionado con ello”, explicó.

La ministra del Interior, Amber Rudd, dijo tras la presentación de su informe que “el odio no tiene lugar en el país” y se mostró “determinada” a erradicarlo. Sugirió que el repunte puede tener que ver con que la gente cada vez denuncia más este tipo de ataques. “Me complace ver que la acción del Gobierno está funcionando y que más víctimas hallan la confianza para denunciar estos delitos”, dijo.

El número de delitos de odio se disparó un 41% en julio (con 5.468 delitos racistas), respecto al mismo mes del año pasado

Los datos indican que el crispado debate que suscitó el referéndum, sometiendo a escrutinio público la libertad de movimiento de ciudadanos europeos, ha producido un aumento del sentimiento antiinmigración. La empresa demoscópica Ipsos Mori publicó este jueves una encuesta en la que se pregunta a ciudadanos de 25 países cuáles son los asuntos que más les preocupan. La encuesta reveló que en Reino Unido lo que más preocupa es la inmigración (42%). Y no solo eso: de los 25 estudiados, es el país donde mayor es la preocupación por el asunto, por encima de otros como Alemania, Suecia o incluso Turquía, mucho más afectados por la crisis de refugiados resultante del conflicto sirio.

Una petición de información pública formulada por el diario The independent reveló que, en las semanas posteriores al referéndum, los delitos de odio crecieron en mayor medida en las zonas que habían votado por abandonar la UE. Es el caso de Harlow, donde un 68% de los vecinos apoyó el Brexit. Soñado emblema de la movilidad social y exponente del ambicioso urbanismo socialista de Clement Attlee, que la ideó para alojar a la clase trabajadora expulsada del este de Londres por los bombardeos alemanes, Harlow ha pasado en este siglo de feudo del Nuevo Laborismo a territorio tory. Hoy se encuentra entre las los 30 municipios ingleses con mayor proporción de ciudadanos de Europa del Este.

Pero tampoco Londres, donde ganó la permanencia, está exenta de este tipo de delitos. El alcalde ha anunciado una política de “tolerancia cero” y en algunos barrios del centro se pueden ver carteles animando a las víctimas a denunciar.

El domingo después del referéndum, la sede de la asociación cultural polaca de la capital amaneció con una pintada xenófoba. Al día siguiente, el local fue inundado por ramos de flores y cartas de apoyo enviadas desde todos los rincones del país. También hubo flores y cartas en el banco de Harlow junto al que Arkadiusz Jóźwik fue asesinado. Ante él paseaba el jueves David, un vecino jubilado. “El referéndum ha sido la excusa de una minoría para decir más alto lo que antes callaban”, decía. “Pero son eso, una minoría. No debemos permitir que ganen”.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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