“¿Quiere llevarse una de mis armas? Pruébelas sin compromiso”
Los integrantes del mercado de armas de Butler (Pensilvania), escogen al candidato que responda a un único criterio: ¿Qué hará con su derecho a llevar armas de fuego?
En el "mercado de armas" de Butler, pueblecito rural al Norte de Pittsburg, se puede comprar una pistola por 500 dólares, una escopeta por la mitad de precio y un arma de asalto semiautomática por 1.000 dólares. En este mediodía brumoso, cientos de personas se entremezclan en el calor húmedo del hangar, entre mesas que rebosan armas de fuego. La política apasiona menos que las cualidades de este o aquel fusil, pero aquí una cosa está clara: Nadie votará a Hillary Clinton.
"El control de las armas de fuego es un tema candente desde hace unos 60 años", comenta Philip Dacey, presidente de la Asociación de coleccionistas de armas de Pensilvania, institución que organiza el evento. "Actualmente, Trump se presenta como el protector de la segunda enmienda, pero ya ha cambiado su postura al respecto. Hace dos o tres años se declaraba a favor de una legislación más restrictiva de la tenencia de fusiles semiautomáticos".
Cada vez que hay elecciones, la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA en sus siglas en inglés), el lobby de las armas de fuego en Estados Unidos, hace un llamamiento a sus afiliados. "Estudiamos el programa de cada candidato y la actividad de cada parlamentario para determinar su postura sobre las armas de fuego y prevenimos a nuestros afiliados. Nuestro único objetivo es proteger la segunda enmienda", explica Mike Lucy, el funcionario de enlace de la NRA en este evento.
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